Forzado y apurado por las circunstancias, pero Rafael Moreno Valle cumplió finalmente con Ernesto Cordero y su principal impulsor, el presidente Felipe Calderón, el gran, gran perdedor de la jornada de este domingo 5 de febrero.
Aunque no con el margen que se esperaba (la diferencia final sería de unos 3 mil 500 votos), el gobernador se sostuvo en lo suyo, no traicionó, hizo la tarea y ganó para Cordero el estado de Puebla, “haiga sido como haiga sido”, a diferencia de lo que sucedió en prácticamente tooodo el resto del país, donde Josefina Vázquez Mota sencillamente arrasó.
En ese sentido no hay nada que reprocharle a Moreno Valle, quien sin embargo, con la derrota de Cordero, ha perdido terreno y margen de maniobra, y ahora deberá recomponerse de cara a la elección presidencial a partir de una premisa: no ganó su candidato.
Muchas dudas surgen tras los resultados de este domingo, pero sobre todo una que tiene que ver con Puebla y los poblanos:
¿Qué papel va a jugar Moreno Valle para su partido, el PAN, en las elecciones que vienen?
¿Va a jugar para la candidata Vázquez Mota, a pesar de la obvia, marcada lejanía con él y con su principal impulsora, la profesora Elba Esther Gordillo?
¿Mantendrá los acuerdos con Enrique Peña Nieto, vigentes a través de Elba Esther Gordillo con todo y que se terminó la coalición electoral?
¿Se enfocará al mantenimiento del registro y crecimiento del Partido Nueva Alianza, prioridad para el 2013 local junto con la constitución del Partido Compromiso por Puebla?
¿O las tres opciones al mismo tiempo, para -como siempre- no quedar mal con Dios ni con el diablo cumpliendo con su anuncio en su primer informe de quedar “al margen” de los comicios?
El estado de Puebla es fundamental en los comicios federales que vienen; puede incluso decidir el futuro de la elección, para bien o para mal.
Tal es una de las principales fortalezas hoy del gobernador Moreno Valle, quien tras el resultado en la interna panista, deberá rehacerse, hacer un alto en el camino, reconocer que últimamente no las ha tenido todas consigo (la ruptura de la alianza PRI-Panal; la caída de las candidaturas de Enrique Agüera y Guillermo Aréchiga; la imposición de la candidatura de la priísta Blanca Alcalá) y tomar la mejor decisión en función de su propio proyecto político personal.
Una equivocación más y será el fin del sueño presidencial.
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El proceso interno en el PAN confirmó el alejamiento, si no es que ruptura total, entre el panismo tradicional y el morenovallismo.
Tal y como se esperaba, fue un choque de trenes y de estructuras gubernamentales –la estatal y la municipal de Puebla-, un duelo en el que se buscó cobrar viejas afrentas y saldar reciente facturas.
El Yunque ganó la capital para Vázquez Mota y no sólo eso: volvió a mostrar que no será fácil arrebatarle el control del partido.
Podrá perder el gobierno, como ahora mismo sucede con Moreno Valle, quien gobierna sólo con su grupo compacto, pero no, nunca, el partido.
Con todo y sus limitaciones y exabruptos, la ultraderecha dio la batalla en el interior del estado, pero no le alcanzó. De cualquier forma, dejó sentadas las bases para los próximos encontronazos que sin duda habrá entre Moreno Valle y los yunquistas, hoy más distanciados que nunca.
Al interior de Acción Nacional las cosas no pueden estar más polarizadas. Y en la capital, después de un año, después del choque por el Consejo Estatal, el morenovallismo no ha ganado terreno.
Para el Yunque lo ocurrido ayer fue un éxito rotundo. El triunfo de Vázquez Mota a nivel nacional y en Puebla capital, les supo a venganza. Se cobraron muchas de las humillaciones sufridas a manos de Moreno Valle y su equipo. Y hoy están engallados y echadísimos para adelante.
Y a grado tal que anoche, uno de los operadores del alcalde Eduardo Rivera, Eduardo Morales Garduño, colgó como slogan en su chat de BlackBerry: “Entiéndelo… Puebla no es tu territorio”.
El mensaje es directo: Moreno Valle, entiéndelo… La ciudad de Puebla no te pertenece, nos pertenece a nosotros, el Yunque.
La gente de Eduardo Rivera estaba vuelta loca y el presidente municipal no los controló. De ese tamaño es la afrenta y la división en el PAN poblano.
Apenas un anticipo de que la guerra por la dirigencia estatal en octubre-noviembre será brutal.
Aunque eso sí: la relación futura de Moreno Valle con el PAN dependerá de dos variables: 1) si Vázquez Mota gana la Presidencia de la República, y 2) quién sucederá a Juan Carlos Mondragón en el CDE.
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Se esperaba una victoria aplastante de Cordero en el estado de Puebla, o al menos eso presumieron los operadores “de lujo” de Casa Aguayo: Roberto Grajales, Ángel Alonso Díaz Caneja y Genaro Ramírez, así como Sergio Medina de la Secretaría General de Gobierno, pero en la capital nada tuvieron que hacer y en el interior del estado se llevaron un buen susto.
La Operación Despensa funcionó pero no con la contundencia que se preveía. El precandidato, Ernesto Cordero, no ayudó: un tipo gris, sin magia, apocado, que nunca logró conectar con la militancia panista y a quien siempre se le vio como un invento o una imposición del presidente Calderón, terco hasta la médula a pesar de las evidencias.
La elección blanquiazul demostró que se puede operar, se puede tener estructura, se puede tener todo el dinero del mundo, pero sin un buen candidato, poco hay que hacer.
De principio a fin, Cordero fue un aspirante insostenible y con todo y que la elección se corrompió mediante las peores prácticas electorales (acarreos, presiones, amenazas, compra de votos y de conciencias), la militancia dijo no a la imposición y se pronunció a favor de la candidata más competitiva, la que más representa –así sea superficialmente- al panismo auténtico, o lo que de éste queda.
Calderón, quien en su tiempo ganó su propia interna sobreponiéndose a un intento de imposición (la que Fox intentó a favor de Santiago Creel), no entendió que en 2012 el camino tuvo que ser distinto. Hoy paga las consecuencias de su ceguera y de su terquedad. Él es el gran derrotado, el gran perdedor, el solitario de Palacio Nacional. No pudo poner a su hermana como gobernadora de Michoacán y tampoco hacer candidato a Cordero, su “delfín. Su debacle es, ha sido total. Y en el pecado lleva la penitencia…
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Más allá de la incontrolable euforia de algunos de sus allegados, uno de los grandes ganadores de la jornada es sin duda el presidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez.
No sólo fue uno de los panistas tradicionales que se pronunció desde el principio por Josefina, sino que operó y ganó la capital que gobierna para su candidata.
Una victoria en forma y una pequeña gran venganza hacia el morenovallismo que tan mal lo ha tratado a lo largo del trienio.
Eduardo Rivera sale más que fortalecido del proceso interno del PAN y como un personaje cercano a la virtual candidata, con quien incluso se reunió la misma tarde de este domingo para celebrar la victoria.
Hay que seguir de cerca el papel que jugará Lalo Rivera en los meses que vienen al lado de la candidata panista, pues indudablemente es el hombre de Vázquez Mota en el estado de Puebla.
Él, nadie más.
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Por cierto: la ex secretaria de Educación Pública vuelve más atractivo el proceso 2012 rumbo a Los Pinos.
De hecho, Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador ahora deberán replantear muchas de sus estrategias ante un escenario de mayor competencia ante la llegada de la panista Vázquez Mota, cuyo principal activo y atractivo es, justa y sencillamente, el de ser lo que ellos no: una mujer.
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