El que continúa haciendo méritos… pero para caer de la gracia del poder en Puebla es el panista Pablo Rodríguez Regordosa.
Y es que el secretario de Competitividad, Trabajo y Desarrollo Económico sigue dando malas cuentas y dejando mucho, pero mucho qué desear como operador del gobernador del estado.
Resulta que a Pablo le encomendaron desde hace varias semanas cuidar el flanco de la Iniciativa Privada en el marco del proceso de elección del nuevo auditor general del Órgano de Fiscalización Superior (OFS) del Congreso de Puebla.
Expresa y literalmente le pidieron que hiciera uso de sus relaciones profesionales, políticas y hasta familiares para arropar a David Villanueva Lomelí, quien –como todo mundo sabe- es el favorito del régimen.
El objetivo final era que algunos o varios organismos del sector privado se sumaran en su momento a la BUAP y las otras instituciones que han postulado al presidente de la Federación Nacional de Colegios de Licenciados en Administración (CONLA).
Así, Rodríguez Regordosa tenía, entre otras, la misión de “planchar” a los integrantes de Actívate por Puebla, la organización empresarial y de la sociedad civil que nació en el proceso electoral de 2010 y que en los hechos canalizó encubiertamente, so pretexto la “participación ciudadana”, diversos apoyos al hoy gobernador para cobrar viejas facturas al marinismo.
En síntesis, le encargaron desactivar la posibilidad de que presentaran a su propio “gallo” para el OFS.
El titular de la Secotrade reportó que ya había hablado con su primo, Francisco Rodríguez Álvarez, el presidente de Coparmex, y con su cuñado, Luis Rodríguez Fernández, el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), y aseguró que no habría ningún problema; que si bien no había la intención de sumarse, por obvias razones, a la opción representada por el yerno del ex gobernador Melquiades Morales, tampoco Actívate por Puebla le llevaría la contra al sistema, lanzando a un candidato alternativo.
Cuál sería la sorpresa en Casa Aguayo cuando el pasado lunes, tras la comparecencia de actores de la BUAP en el Congreso para postular a David Villanueva, también se anunció el registro de Francisco Romero Serrano, con el apoyo expreso ni más ni menos que de la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP), la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), la Cámara de la Industria de la Transformación (Canacintra), el Consejo de Organismos Empresariales (COE), la Cámara de la Industria del Vestido, la Asociación Mexicana de Agentes Inmobiliarios y el Centro Empresarial de Puebla (Coparmex).
Justamente las instituciones educativas u organismos del sector privado que acusan diversos agravios por parte del morenovallismo –del que ahora están distanciados- y que Pablo Rodríguez debía mantener bajo control y que, peor, afirmó haber operado con eficacia.
Cuentan que el regaño no fue enorme, fue lo que se dice mo-nu-men-tal, pues de alguna manera la candidatura del contador Romero Serrano podría representar un golpe a la credibilidad de la cantada elección de David Villanueva como nuevo auditor general del OFS, y que en su desesperación por deslindarse de tamaño yerro, empezó a culpar a otros de sus torpezas, historia que al menos en el morenovallismo nadie le compró.
Hoy, de hecho, hay muchas dudas sobre el futuro político de Pablo Rodríguez Regordosa, el único panista-panista que sobrevive en el gabinete y quien en los últimos meses, víctima de sus propios errores, ha perdido la confianza de su jefe.
Recientemente fue noticia el hecho de que Rafael Moreno Valle prefiriera hacerse acompañar durante una gira oficial por Alemania –para hacer una visita a altos directivos de la Volkswagen- por su secretario de Turismo que por el funcionario supuestamente encargado de la promoción y el desarrollo económico de Puebla.
Se habla de constantes reprimendas y hasta penosas humillaciones públicas por incontables gazapos, y son conocidos los numerosos signos de interrogación que hay en el grupo en el poder sobre la lealtad y el verdadero papel que Pablo desempeña al interior del PAN, pues ha dado suficientes muestras de que entre el morenovallismo y la ultraderecha a la que pertenece, ésta siempre será primero; y ahora, ahora no se ha hecho ningún bien complicando –por omisión o comisión- el arribo de una pieza clave a un sitio estratégico de control político y gobernabilidad, como lo es, ha sido y será el Órgano de Fiscalización Superior.
No, definitivamente no luce fácil ni feliz el resto del año para el eterno aspirante a presidente municipal de Puebla.
¿O será que a pesar de todo todavía sigue soñando con la senaduría?
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Este sábado viene a Puebla el jefe del gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard.
Tiene programadas un par de reuniones con la Fundación Equidad y Progreso, y con las tribus del PRD que lo apoyan: Nueva Izquierda y Foro Nuevo Sol, entre otras.
También se encontrará con un grupo de ciudadanos en el teatro del Complejo Cultural Universitario de la BUAP, pues los sin partido es el sector que más le interesa en estos momentos.
A pesar de lo que se dice en el entorno del Movimiento de Renovación Nacional (Morena) que controla Andrés Manuel López Obrador, Ebrard –quien probablemente vendrá con la hondureña Rosalinda Bueso, su nueva esposa y un gran factor de popularidad para el aspirante a la Presidencia- tiene buena aceptación y presencia en Puebla.
Ebrard es amigo del gobernador Moreno Valle, así como del padre de éste, Rafael Moreno Valle Suárez, y fue uno de los principales impulsores de la coalición “Compromiso por Puebla” –la unión electoral del PAN, PRD, Nueva Alianza y lo que entonces era Convergencia- que llevó a aquél al poder.
La visita de Marcelo es sumamente relevante porque coincide con el levantamiento de las encuestas nacionales que lo medirán con López Obrador para definir al candidato de la izquierda; por eso, el trabajo por tierra y el despliegue mediático que presenta por estos días Ebrard es sencillamente espectacular, y Puebla, por su importancia y peso electoral, no escapa, no puede escapar, a esa lógica.