Regreso y me entero que Ricardo Henaine nos ha expulsado del estadio Cuauhtémoc.
Que Puebla On Line tiene prohibido el acceso a la zona de prensa y demás sitios donde habitualmente realizan su trabajo los representantes de los medios de comunicación durante los partidos y entrenamientos de La Franja.
Que como un Dios excéntrico, el socio mayoritario del equipo poblano nos ha colgado la etiqueta de “indeseables”.
Y que el veto (¿o qué otra cosa es?) durará lo que dure el capricho del caprichoso empresario.
Fue el director de Operaciones del Puebla F.C., Héctor Vera Ramírez –hasta eso: un tipo educado-, quien nos comunicó a mitad de semana que el Puebla vs Pumas del pasado 21 de agosto fue el último partido que pudimos grabar con libertad para editarlo y subirlo a nuestra sección Multimedia y canal de You Tube, pues la entrada al Cuauhtémoc está y estará prohibida para nosotros.
“Fueron órdenes directas del Sr. Henaine”, dijo, y recogió las acreditaciones que la misma directiva nos había proporcionado días antes del inicio del actual torneo de futbol de primera división.
Al parecer, Henaine está molesto -muy pero muy molesto- con el manejo que en este espacio se le ha dado al caso Valle Fantástico (el célebre y enredado litigio que trae con el gobierno de Rafael Moreno Valle por la posesión definitiva del predio de la reserva territorial) y draconianamente, sacó tarjeta roja a Puebla On Line, negándonos por decreto la posibilidad de seguir cumpliendo con nuestra labor informativa.
Al respecto, debo decir siete cosas:
1. El tratamiento periodístico de Puebla On Line sobre Valle Fantástico no ha sido distinto al que le ha dado el resto de los medios de comunicación. Revisando las líneas escritas al respecto no encuentro una ofensa, un adjetivo subido de tono, un exabrupto hacia el empresario. Voy a seguir revisando, lo prometo; debe haber algo, alguna razón oculta por la cual Henaine le esté dando tanta importancia a lo publicado por Puebla On Line. ¿Será que la verdad no duele pero cómo incomoda?
2. No somos los únicos ni seguramente seremos los últimos en ser vetados por Henaine. El caso más reciente que alcanzo a recordar es el del mejor diario deportivo nacional, Récord, a cuyo corresponsal en Puebla, Roberto Espinoza, le pasó algo similar. Recientemente, Henaine (¿quién lo asesora?) se enemistó con la mayoría de las radiodifusoras poblanas por pretender cobrarles 150 mil pesos para poder obtener los derechos de transmisión de los partidos de La Franja como local. Hay que decir que la mayoría de esas radiodifusoras lo mandó a volar. Así que no pasa nada: sólo pasamos a formar parte de ese selecto grupo de medios no gratos para Henaine; todo un orgullo, la verdad.
3. Con decisiones como las anunciadas a Puebla On Line, me queda claro que Henaine sigue confundiendo la gimnasia con la magnesia y que lamentablemente continúa actuando más con el hígado que con el cerebro. De paso, exhibe la liviandad con que maneja sus asuntos y desnuda el grado de su vileza, incapaz además de hacerse dueño de sus emociones porque es rehén de sus berrinches. Como un párvulo; vamos, como un crío de cinco años de edad.
4. Henaine olvida un detalle: nos expulsa de un estadio que no le pertenece, porque es un bien público y, como tal, de todos los poblanos. ¿Pero cómo hacer entender esto que es tan simple a quien siempre ha estado acostumbrado a vivir del presupuesto sin conocer las fronteras entre lo público y lo privado? No hay “negocio” (entre comillas porque honestamente no suele ser muy exitoso en las aventuras que emprende) que haya iniciado Henaine en donde no esté presente el erario que, por serlo, es público, y eso todo Puebla lo sabe. Valle Fantástico es un ejemplo entre muchos.
5. A diferencia de Henaine, Puebla On Line no aplicará ningún tipo de veto a La Franja ni pagará con la misma moneda. Seguiremos informando puntual y rigurosamente de lo concerniente al equipo de fútbol profesional de Puebla, porque no hacerlo sería endosar el veto a nuestros usuarios, los menos culpables de este absurdo. Quiero decir que tal vez desde algún punto de vista, Henaine estará en todo su derecho de vetarnos y de negarnos el acceso al estadio, pero nosotros también de seguir haciendo nuestro trabajo, consiguiendo de algún modo las informaciones e incluso levantando también de algún modo las imágenes de los partidos, nuestro target informativo. Que Henaine se quede con su veto y su vendetta particular; nosotros a nuestra chamba.
6. Vetos, presiones políticas, asfixias económicas, amenazas… De todo esto y más, mucho más, está hecho hoy el ejercicio periodístico. El camino más sencillo es tirarse al piso y darse por vencido. Lo único cierto es que eso, todo eso, es parte sustancial del periodismo y de los periodistas, y con eso hay que lidiar y saber lidiar. En sus múltiples formas y presentaciones, el poder no es terso, como tampoco la realidad lo es, y a eso los medios se deben enfrentar con naturalidad. Con naturalidad pero sin ser ingenuos. O como dirían en mi pueblo, sin ánimo de ofender: con estos bueyes hay que arar, y tratar de arar bien.
7. Hubo un tiempo no muy lejano en que conocí, y conocí de cerca, a un Ricardo Henaine de piel gruesa. La última vez que me habló, y para pedirme un favor por cierto, fue a inicios del actual sexenio. Después lo perdí de vista y sólo lo seguí a la luz de sus pleitos con Moreno Valle y de la traición que sufrió a manos de aquél a quien un día llegó a presumir a voz en cuello que era “más que un hermano”, un hombre llamado Mario y apellidado Marín Torres. Es hasta hoy, a mi regreso, que vuelvo a tener noticias directas (¿o indirectas?) suyas. Y no sabía, precisamente hasta hoy, qué tan delicadito se había vuelto. ¿Dónde quedó el rinoceronte que se jactaba de aguantar todo, lo bueno y lo malo? Ocurre como en aquella subrayada frase de un libro maravilloso (Los Imperfeccionistas, del jovencísimo Tom Rachman) que todo periodista debiese leer y que recién logré terminar gracias a mis vacaciones:
“Siempre he creído que la edad y la experiencia curten a las personas, las hacen más fuertes. Pero no es cierto. Es más bien al contrario”.