Arturo Luna Silva
Conforme pasan las horas y se conocen nuevos detalles acerca del sensacional remate de fin de sexenio de dos importantes predios de la Reserva Territorial Atlixcáyotl, crece la irritación en Rafael Moreno Valle y su entorno.
Y es que el terreno más atractivo -el de 79 mil 328 metros cuadrados, ubicado frente al centro comercial Angelópolis, junto al hospital Puebla- forma parte de uno de los proyectos sociales más ambiciosos que el gobernador electo pretende echar a andar en su primer año de mandato.
Según los planes, Moreno Valle utilizará dicho predio para construir y habilitar un C.R.I.T., es decir, un Centro de Rehabilitación Infantil Teletón, mismo que él mismo y su esposa, Martha Érika Alonso, han venido negociando personalmente durante los últimos tres meses con algunos de los miembros del Patronato de la Fundación Teletón, como Fernando Landeros Verdugo, Sissi Harp Calderoni, Carlos Slim Domit, Emilio Azcárraga Jean, Sharon Fastlicht de Azcárraga, Alejandro Vargas Guajardo, Francisco Aguirre Gómez y Francisco Ibarra López, entre otros de los hombres más poderosos de México.
Dicho terreno no es, por supuesto, el único ni el último del estado, pero reúne todas las condiciones que exige el Teletón -y que no son pocas- para establecer un centro de rehabilitación infantil como los que ya funcionan con éxito en otras entidades del país.
Así que la pretendida venta (o subasta o remate) del predio no sólo ha puesto en riesgo -como ya se sabe- la (hasta hace poco) tersa transición política y administrativa entre el gobierno que se va y el gobierno que pronto llegará, sino un proyecto que Moreno Valle y la futura primera dama han cuidado con especial esmero para el arranque de la nueva administración estatal.
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Ni interlocutor.
Ni intermediario.
Ni gestor.
Ni representante.
Ni vocero.
Ni corre-ve y dile.
Ni nada de nada.
En ningún momento de su vergonzosa genuflexión privada ante Moreno Valle, éste le pidió a Javier López Zavala que fungiera como “intermediario” entre él y los presidentes municipales y diputados del PRI electos.
Dicha versión fue un invento (otrooo más) del ex candidato priísta a Casa Puebla, quien fuera de timing y foco decidió en el peor momento de su carrera irse a poner a las órdenes de quien lo venció en las urnas: en el cenit de su derrota total y absoluta, es decir, cuando se confirmó lo que ya se sabía: que el titiritero mayor efectivamente lo había bajado de la contienda por la dirigencia del Revolucionario Institucional, una última humillación, su última (desesperada) carta.
Fuentes informadas cuentan que, contrario a lo que ha difundido entre propios y extraños, fue López Zavala quien solicitó con insistencia el encuentro con el gobernador electo (no al revés) y que durante el mismo, Moreno Valle se limitó con educación y paciencia a escuchar sus reiteradas y conmovedoras disculpas por las ofensas y agravios de la campaña (por cierto, aquello de que Moreno Valle aparecerá en un acto público con Zavala para recibir sus propuestas de campaña, es oootra vacilada de éste).
En ningún momento hubo una petición formal o informal para que fungiera como interlocutor de nada ni de nadie, entre otras cosas porque si Moreno Valle tuviese necesidad -que no la tiene- de buscar puentes con el PRI, en el último que pensaría sería en el ex “delfín” marinista.
El mismo que sigue mintiendo, negado para ver la realidad y terco en la nociva practica de simular lo que no es ni será.
Parecía que los engaños de López Zavala habían terminado cuando -cómo olvidarlo- filtró viejas fotografías para fingir una falsa, intacta, patética cercanía con Enrique Peña Nieto.
Pero ya se vio que no.
Ojalá que la mala costumbre se le quite cuando sea senador… de la República imaginaria donde habita.