Archive for September, 2010

Encuesta: 86% cree que hay otros narcos viviendo en Puebla

Tuesday, September 21st, 2010

Arturo Luna Silva

Percepción es igual a realidad, dicen –y dicen bien- los expertos en comunicación de masas.

De ahí que un frentazo se van a llevar quienes, torpes, soberbios o ambas cosas, han minimizado, frivolizado o de plano ignorado olímpicamente la reacción social de los poblanos, tras los últimos acontecimientos relacionados con las detenciones –o búsquedas- de grandes capos del narcotráfico en fraccionamientos residenciales de la Angelópolis.

Y es que ya hay datos duros para contradecir o contrastar, por ejemplo, el discurso facilón y tragicómico de personajes como el general Mario Ayón, el secretario de Seguridad Pública al cual los operativos de la Marina en territorio poblano sólo le merecen gracejadas y monólogos que, por supuesto, nadie entiende y nadie, menos, le compra.

Un estudio de la empresa Indicadores S.C., del prestigiado investigador Elías Aguilar García, ofrece suficientes elementos para afirmar que el tema va más allá de simples arrebatos seniles: hay una legítima y lógica preocupación ciudadana por la presencia de estos capos en el entorno cotidiano, y más que eso: la seguridad de que aquí no sólo habitan, sino también operan a la luz del día, con o sin pacto mafioso, con o sin el consentimiento de las autoridades locales.

Veamos, y vayamos por partes.

De acuerdo con el estudio –realizado con base en 400 entrevistas, con un margen de error de +/- 3.1% y un nivel de confianza de 95%, entre personas con 18 o más años, residentes en esta capital-, ocho de cada 10 poblanos se enteró de la detención, en una casa del fraccionamiento “Puerta de Hierro”, el pasado 12 de septiembre, de Sergio Enrique Villarreal Barragán, “El Grande”, principal operador de la organización criminal de los Beltrán Leyva.

Y no sólo eso: casi seis de cada 10 creen que los líderes del narco mexicano no sólo viven aquí; dicen que, además de vivir, operan en la ciudad de Puebla.

Indicadores S.C. preguntó textualmente: “¿Considera que Puebla es sólo un lugar de residencia de narcotraficantes o también operan en la ciudad?”.

Y 54% de los entrevistados respondieron que sí, que “también operan en la ciudad de Puebla”.

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Más contundente –y preocupante- es el porcentaje de ciudadanos que considera que actualmente hay otros narcotraficantes en la ciudad de Puebla: 86.4%.

Es decir, casi nueve de cada 10 cree, supone, imagina que no sería extraño que un vecino suyo resultara colega de “El Grande”, “La Barbie”, “El Chapo” u otros distinguidos reyes del imperio de las drogas.

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Sí, percepción es realidad, y la realidad indica que la conciencia pública poblana ya llegó a conclusiones inquietantes.

Lo peor es que, hasta hoy, nadie se ha tomado la molestia de combatir con las armas de la información lo que, a la postre, puede terminar convirtiéndose en otra de las manchas oscuras (¿herencia maldita?) del sexenio que finaliza.

Y nadie, mucho menos, ha respondido con seriedad y responsabilidad a la más importante pregunta de todas las que la sociedad se ha estado haciendo -con miedo- desde hace tiempo:

¿Por qué, por qué Puebla?

gar_pro@hotmail.com

¿Un poblano en la Corte?

Monday, September 20th, 2010


Arturo Luna Silva

La lamentable muerte de José de Jesús Gudiño Pelayo abrió ya, por necesidad, una apasionada puja por ver quién resultará electo como sustituto del ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).

En dicha puja hay que anotar, sin duda, a un poblano destacado, el doctor Ricardo Velásquez Cruz, actual magistrado del Tribunal Superior de Justicia del estado.

¿Por qué hay que meterlo en esta dificilísima carrera de obstáculos?

Porque fuera de la aldea (“pueblo chico, infierno grande”), para nadie es un secreto que Velásquez se mueve como pez en el agua en un círculo político de enorme influencia en la vida del país.

De su amistad presumen intelectuales como Raffaele De Georgi y Fernando Savater.

No es extraño verlo reunido en el Distrito Federal con el arzobispo Antonio Chedraui, el general Rafael Macedo de la Concha (ex titular de la PGR y primer magistrado del Supremo Tribunal de Justicia Militar), Raúl Salinas de Gortari (el famoso y auténtico “hermano incómodo” de México) y el abogado Juan Velázquez, albacea de José López Portillo, además de defensor de Luis Echeverría Álvarez.

Y comparte intereses profesionales con Pepe Nazar Daw (hijo del célebre Miguel Nazar Haro), Ángel Junquera (director de la Revista del Abogado), José Luis Soberanes (ex presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos), Fernando Gómez Mont (ex secretario de Gobernación), Gabriel Reyes Orona (ex procurador fiscal de la federación), Ricardo Lagos (ex presidente de Chile), Sergio Sarmiento y el embajador Antonio Badini (presidente mundial de la Organización Internacional de Derecho para el Desarrollo de las Naciones Unidas), entre muchos otros.

El doctor Ricardo Velásquez es, además de prudente, un hombre discreto.

Discreción que, sin embargo, no le ha impedido tejer fino en aras de su verdadero objetivo en esta etapa de su vida: mientras aquí se hacen quinielas por adivinar su supuesto interés por encabezar al poder Judicial de Puebla, él tiene la mira puesta en otras cosas.

A nadie, entonces, debería extrañarle que su nombre llegara a manejarse como posible candidato a sustituir a Gudiño Pelayo.

No es poco, por supuesto, lo que está en juego ni son cualquiera los zapatos que se tienen que llenar.

Gudiño Pelayo fue un ministro ejemplar, honorabilísimo y respetado.

Como dijo Víctor Fuentes en “Reforma”: se fue uno de los últimos liberales del Poder Judicial Federal, destacado por tener ideas poco comunes y contrarias a las opiniones de la mayoría de sus colegas, quienes en lo personal lo estimaban por su carácter apacible y poco dado al protagonismo o los rencores.

Gudiño Pelayo, por ejemplo, apoyó la despenalización del aborto y la legalización de las bodas entre homosexuales, y condenó a los responsables de penosos episodios del pasado reciente: desde “El Lydiagate” hasta “El Halconazo” de 1971.

En los próximos días, el presidente Felipe Calderón debe enviar al Senado una terna de candidatos y ya los señores legisladores elegirán al idóneo.

Sería, sí, una ironía que el defensor extra oficio de Mario Marín en el caso Lydia Cacho llegase a ocupar la silla del ministro que condenó al gobernador poblano por el clarísimo abuso de poder contra la escritora de “Los demonios del Edén”.

Sí, sin duda. Pero de peores ironías está hecha la historia, y por eso, por todo eso, no sería extraño ver pronto a un poblano en la Corte, la Suprema Corte.

gar_pro@hotmail.com

¡Qué bonita vecindad!

Sunday, September 19th, 2010


Arturo Luna Silva

Que el más ocupado (y preocupado) con el relevo en la dirigencia municipal del PAN es, sin duda alguna, Eduardo Rivera Pérez.

Y es que si el alcalde electo de Puebla no lograra en octubre próximo mantener el control de esa posición, su trienio se convertiría en un auténtico infierno.

Resulta que los estatutos de Acción Nacional indican que el líder del partido en la capital es el encargado, entre otras cosas, de nombrar al coordinador de los regidores del municipio de Puebla. Su decisión es autónoma e inapelable.

Y tal y como están las cosas entre Rivera Pérez y Humberto “El Tigre” Aguilar Coronado, con influencia en al menos cinco de los futuros regidores panistas, más le vale al próximo edil dejar a uno de los suyos en tan delicada e importante posición.

Perder la dirigencia del PAN implica perder la coordinación de los regidores, es decir, el control del Cabildo, el máximo órgano de gobierno del municipio; un lujo, desde luego, que Lalo Rivera no se puede dar.

De ahí el enorme interés y la gran disputa entre los grupos panistas (el de Aguilar Coronado, el de Ángel Alonso Díaz Caneja y hasta el de Luis Paredes) por imponer al relevo de Miguel “Mike” Méndez Gutiérrez.

Si alguno de estos grupos se sale con la suya y consigue imponer a su respectivo “gallo” en el Comité Directivo Municipal (CDM), Rivera Pérez corre el riesgo de terminar de rehén de intereses ajenos a su grupo y, en consecuencia, de ceder en temas no prioritarios para su administración (tal y como le ocurrirá, ya se sabe, si no pone desde ahora un alto, con el sedicente dirigente sindical de la comuna, Israel Pacheco Velázquez).

Como bien se ha dicho en otros espacios periodísticos, el todavía diputado Enrique “El Huevo” Guevara Montiel y Adán Domínguez Sánchez, actual secretario particular del futuro edil, son las dos únicas opciones que tiene Lalo Rivera para mantener el control del más que estratégico CDM panista.

¿Podrá?

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El pasado fin de semana, el secretario de Gobernación del gobierno estatal, Valentín Meneses Rojas, confirmó públicamente lo que le adelanté aquí desde el martes 13: la renuncia de Guillermo Deloya Cobián como secretario particular de Mario Marín Torres.

Y aunque Valentín Meneses adujo “motivos personales” como causa de la separación del funcionario, la verdad es que Deloya se marchó por mantener diferencias irreconciliables con su jefe por el deseo de éste de imponer a Javier López Zavala como nuevo “dirigente” estatal del PRI.

De hecho, las malas lenguas cuentan que Memo presentó su renuncia después de haber recibido un fuerte, fuerte regaño por parte del gobernador, quien le habría reclamado por algunas declaraciones realizadas a los medios, declaraciones en las que el entonces secretario particular habló abiertamente del relevo en el PRI y en las que aprovechó para condenar las exclusiones y, sí, las imposiciones.

Por supuesto fue López Zavala quien, como un niño indefenso, un día antes había “calentado” a su papá político, ante quien se apersonó para acusar a Deloya Cobián del “pecado” de decir en voz alta lo que todos los priístas poblanos piensan pero pocos se atreven a plantear, incluso entre líneas: que la imposición de Zavala será el último clavo en el ataúd del PRI.

En otras palabras, el Gran Perdedor del 4 de julio actuó cual Quico con su mamá Doña Florinda; de hecho, nada más le faltó vestirse de marinerito, llorar como bebé y decir: “Chusma, chusma… ¡No me simpatizas!”, así como arremeter con golpecitos en el pecho contra Memo Deloya -como si éste fuese Don Ramón-.

Como diría el clásico: ¡Qué bonita vecindad!

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Que, por cierto, Guillermo Deloya Cobián fue relevado por Iván García Pérez, quien se venía desempeñando como secretario auxiliar del gobernador.

Se trata, para más señas, de un furibundo zavalista, pues durante la malograda campaña a la gubernatura del oriundo de Pijijiapan, Chiapas, García Pérez fue ni más ni menos que coordinador de gestión social.

Como para que no queden dudas de hacia dónde sopla el viento en Casa Aguayo.

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Que Alejandro Armenta Mier cocina un libro de su autoría en el que detallará algunas de las más importantes razones cualitativas que hicieron que el contrastante PRI ganara todo en 2009 y perdiera todo (o casi) en 2010.

Cuentan que no habrá grandes revelaciones, pero sí las suficientes precisiones y argumentaciones como para que no queden dudas sobre aciertos y errores, y causas y efectos.

Los enterados señalan que una de las tesis que desarrollará el todavía dirigente priísta tiene que ver con los candidatos y, más específicamente, con la selección de los mismos: buena en 2009 y mala, pésima en 2010.

¿O alguien lo duda?

gar_pro@hotmail.com