Arturo Luna Silva
Que el SNTE, y en concreto el líder de su sección 23, Eric Lara Martínez, siempre estuvieron con Rafael Moreno Valle, es una de las más grandes –y burdas- mentiras de lo que va de las campañas.
Tanto en lo personal como en lo político, Lara Martínez tenía todas sus canicas puestas en Mario Marín, en su proyecto y, por tanto, en el hoy candidato del PRI- PVEM a la gubernatura, Javier López Zavala.
Qué mejor prueba que el evento que hace unos meses le organizó al gobernador de Puebla so pretexto un “Encuentro por la Unidad de los Trabajadores de la Educación”, en el Complejo Cultural Universitario.
Aquella ocasión Eric Lara no sólo usó de coartada a su jefe formal, el secretario general del Comité Ejecutivo Nacional del SNTE, Rafael Ochoa Guzmán, sino que se le puso literalmente de tapete a Mario Marín, lo mismo que al titular de la SEP en Puebla, Darío Carmona García –uno de los hombres más cercanos a López Zavala-, y al rector de la BUAP, Enrique Agüera.
Tan servil y lambiscón estuvo Eric Lara que hasta pena ajena dio.
Pero no sólo eso: al terminar el besamanos al Ejecutivo, ordenó una edición especial de la revista Contacto 23, el órgano de información y propaganda de la sección magisterial que encabeza, para dejar patentizado que en su corazón latía fuerte y claro el sentimiento marinista.
Además de ponerse él mismo en la portada de la revista citada junto a su ídolo Marín, hizo que a lo largo de la edición especial se publicaran nada más 12 fotografías, desde diversos ángulos, del mandatario poblano, con quien sin duda buscaba quedar bien.
¿O cómo explicar que de la revista –todo un homenaje al faraón priísta-, mandó a imprimir no mil, no cinco mil, no 10 mil, sino ¡20 mil ejemplares!?
¿O cómo interpretar que los distribuyó como energúmeno en las 19 regiones que conforman la sección 23 del SNTE?
Y es que el candidato de Eric Lara era López Zavala.
Hay que subrayar: era.
¿Qué pasó?
Bueno, que el interés pudo más que el deseo.
Un puñado de billetes y un grito de su patrona Elba Esther Gordillo, consiguieron que, de la noche a la mañana, Eric Lara traicionara los acuerdos que ya traía con el marinismo y que, por consiguiente, chaqueteara.
(Chaquetear: dícese de la acción propia de los convenencieros. Durante la guerra de Independencia los soldados realistas usaban chaquetones rojos, que cambiaron por los chaquetones de color azul de los insurgentes al pasarse a su bando, a los que se les denominó chaqueteros. Cápsula cultural cortesía del bodrio televisivo de “Doña Perpetua”: “Todo mundo cree que sabe… robar de las cuotas de los maestros”
Hoy, por eso, Eric Lara es el más animado porrista y defensor de Rafael Moreno Valle, a quien sin embargo hasta hace poco, en corto –y en largo-, denostaba por considerarlo un “soberbio junior de la política, amparado sólo en el poder de su madrina” (sic).
No es ésta, por supuesto, la primera vez que Eric Lara saca la daga y sin avisar la clava por la espalda.
El sedicente dirigente de la sección 23 del SNTE tiene una larga, larga cola en ese sentido.
Por eso, los operadores de la coalición “Compromiso por Puebla” deben irse con cuidado con él.
Y es que así como traicionó a Marín y al PRI puede traicionar a Moreno Valle y al PAN en cualquier momento.
Yo que ellos hasta le ponía marca personal el próximo domingo 4 de julio.
No vaya a ser que se comprometa a meter 120 mil votos y sí cumpla pero a favor de un candidato diferente a Moreno Valle.
Porque lo suyo, lo suyo es la puñalada trapera.
Está claro.
Es más: si lo ve en la calle, de plano cámbiese de banqueta.