Arturo Luna Silva
Si el consejero presidente del Instituto Electoral del Estado (IEE), Jorge Sánchez Morales, es sirviente del PRI, hasta obvio es que el organismo encargado de los comicios del próximo 4 de julio esté infiltrado por operadores priístas que, disfrazados de ciudadanos neutrales, hacen talacha para su partido.
Hay varios casos y ejemplos, pero por hoy que baste el de Marco Antonio Camela Montiel.
Este sujeto fue contratado como analista jurídico del contralor general del IEE, Paul Rodríguez Barragán, a quien incluso suele acompañar durante las mesas de trabajo del Consejo General.
El detalle está en que Camela Montiel fue representante del PRI ante el Consejo Municipal Electoral de Cuautlancingo en 2007 y que eso lo inhabilitaba –e inhabilita- para ser reclutado por el IEE y/o Rodríguez Barragán, que de contralor tiene lo que Jorge Sánchez Morales de imparcial.
Las redes del PRI están por todos lados al interior del IEE. Su máxima pieza es el citado Sánchez Morales, pero prácticamente toda la estructura administrativa y operativa está para facilitarle las cosas al PRI y a sus candidatos –cosa que se verá con mayor claridad de aquí a la elección-.
En el caso de Camela Montiel se dejó de cumplir lo establecido por el Estatuto del Servicio Profesional Electoral, que prohíbe incorporar a dicho Servicio a quien haya sido “militante, representante o dirigente nacional, estatal o municipal del algún partido político en los tres años anteriores a la designación” (artículo 44).
Y no, no es ignorancia.
Es cinismo.
Sí, el PRI es el amo y señor en el Instituto Electoral del Estado.
Porque el de Camela Montiel no es el único caso.
¿Qué opinarán los panistas?