Arturo Luna Silva
Vaya cola la que arrastra el nuevo director de Vialidad estatal, Armando Toxqui.
El mismo que sigue ahí, tan campante y tan impune, a pesar de haber sido atrapado en medio de un bonito megafraude con permisos apócrifos de circulación.
Sonado caso del que hay nueva información.
Dichos permisos fueron elaborados en una imprenta ubicada en la 24 Sur, esquina con 31 Oriente; posteriormente, se llamó a una junta a los delegados de Seguridad Vial del Estado para entregárselos previo pago de 100 pesos por cada uno.
Toxqui mandó a imprimir en total 500 permisos, que en su mayoría se vendieron; sin embargo, a raíz de la publicación del diario Intolerancia, hace un par de semanas, Toxqui ordenó a los delegados que ya no los vendieran y que mejor los devolvieran en la Dirección.
Aunque eso sí: se les indicó que lo que habían pagado por ellos ya no se les entregaría.
En la trama corrupta participaron Erick Contreras, director de Delegaciones, y Fernando Estrella Izaguirre, jefe de Circulación.
La autorización la otorgó Armando Toxqui, quien pidió a los delegados que donde aparecía su nombre, firmaran ellos por si las dudas.
Los delitos son: falsificación de documentos oficiales, usurpación de funciones, daño patrimonial, cohecho y hasta asociación delictuosa.
Pero como en la Puebla de Mario Marín no pasa nada, el funcionario sigue tan campante.
Armando Toxqui es, sí, un lastre.
Un lastre, sin embargo, con padrino.
Poderoso padrino.
Jura y perjura que Javier López Zavala lo protege, y que cuando éste llegue a Casa Puebla, él será todavía más intocable.
¿Más?
¿Se puede?
Con esos amigos para qué quiere enemigos el “delfín” marinista.
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