Archive for August, 2009

La auditoría a Valentín Meneses; anomalías por 62 millones

Thursday, August 13th, 2009

Arturo Luna Silva

Este jueves un informante me hizo llegar un documento sumamente interesante.

Se trata del pliego de observaciones que el pasado 22 de mayo le envió el auditor general del Órgano de Fiscalización del Congreso del estado, Víctor Manuel Hernández Quintana, a Valentín Jorge Meneses Rojas, titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT).

En dicho oficio, le informan al funcionario marinista que una auditoría practicada a la dependencia a su cargo, del periodo comprendido entre el 17 de marzo y el 31 de diciembre de 2008, halló irregularidades por 62 millones 323 mil 844.12 pesos.

Sí. Le repito la cifra: sesenta y dos millones trescientos veintitrés mil ochocientos cuarenta y cuatro pesos.

Una bicoca, seguramente, si la comparamos con las fortunas que no pocos servidores del gobierno del estado han hecho desde el arranque del sexenio del señor Mario Marín.

No es la primera que surgen evidencias de malos, pésimos manejos en la SCT de Valentín Jorge Meneses Rojas, quien –como se sabe- suspira por convertirse en el sucesor de la alcaldesa Blanca Alcalá.

Hay que recordar que hace apenas unos días la diputada panista Leonor Popócatl denunció que el funcionario-candidato, o candidato-funcionario, quiso aumentar a los poblanos el costo del pasaje en el sistema de transporte público para hacer un “cochinito” que, en su momento, tiempo y circunstancia, soporte su campaña a la alcaldía de Puebla.

El documento que hoy le presento es contundente; de hecho, deja entrever que dicho “cochinito” se ha estado engordando desde hace mucho, pero mucho tiempo, y que ya es capaz de romper cualquier báscula.

¿Qué pensarán ahora en el PAN?

Como dirían en el Rancho “El Girasol”:

Oinc, oinc…

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Para ver el documento completo, haga click en la imagen


gar_pro@hotmail.com

Marín-Alcalá, cumbre en Casa Puebla

Wednesday, August 12th, 2009

Arturo Luna Silva

marinyblanca

Ayer Mario Marín recibió en Casa Puebla a Blanca Alcalá.

El gobernador y la presidenta conversaron durante unas dos horas.

¿El tema?

La sucesión 2010.

¿Los detalles?

Sólo ellos los saben.

Y es que fue un encuentro privado.

Privadísimo.

Cara a cara.

Sin testigos.

De sólo dos.

Lo que sí es seguro es que no debió ser nada terso.

Sobre todo si recordamos el contexto en que se produjo.

Es decir, luego que Alcalá mostró los dientes y envió señales, varias señales, de inconformidad por haber sido excluida por el “Gran Elector” de la carrera, loca carrera a Casa Puebla.

Veamos la cadena de sucesos previos:

En un desayuno con columnistas, el pasado 15 de julio, Mario Marín la subió al carro de la sucesión al mencionarla junto con Javier López Zavala, Alejandro Armenta y Jorge Estefan Chidiac como cuatro de los prospectos con grandes posibilidades.

El 1 de agosto, en una clara contradicción de sus propias palabras, el propio Marín la desinvitó del desayuno que sostuvo, también en Casa Puebla, con cinco de los suspirantes (Zavala, Jesús Morales, Enrique Doger, Víctor Hugo Islas y Alberto Amador) y el dirigente del PRI, Armenta, y la delegada del CEN, Paloma Guillén.

El 3 de ese mismo mes, Armenta salió a dar explicaciones. Dijo que Alcalá no fue convidada al desayuno del 1 de agosto porque no ha dicho abiertamente que sí quiere ser gobernadora.

Días después, Blanca le reviró a Armenta (y en el fondo a Marín) al pronunciar por primera vez la palabra –mágica palabra- “exclusión”. Dijo en tono de reclamo: El PRI no debe excluir a nadie. Y las primeras muecas de desagrado se dibujaron en Casa Puebla.

Horas después, la alcaldesa –que suele ser dejada sola por sus valientes “colaboradores” en los momentos más difíciles- fue secundada por su secretario de Desarrollo Social, Víctor Manuel Giorgana, quien por fin se fajó los pantalones y declaró que el capital político de Alcalá causa nerviosismo pero sobre todo temor en el PRI. Al estilo de sí es mi voz pero no es mi voz, Giorgana no dijo pero sí dijo que Marín, Zavala y compañía “le temen” por su gran aceptación social y privilegiada posición en las encuestas.

Y como colofón, el pasado domingo, ante 5 mil mujeres congregadas en el Auditorio Siglo XXI para recibir una dosis de ácido fólico, la propia presidenta se encargó de avivar aún más las llamas, al pronunciar un mensaje totalmente político (“Es el tiempo de las mujeres”) que quiso pasar por inocente pero que tuvo un claro destinatario: Mario Marín.

¿Cuál otro?

El mismo que –como todo Puebla sabe- ya tiene a un candidato en la persona de Javier López Zavala.

El mismo Marín que no está contento ni con Jesús Morales (por el mitin del domingo anterior), ni con Doger (por la abierta campaña en TV so pretexto “la educación” de los pobres niños de Puebla), ni sobre todo con la propia Blanca Alcalá (por su “indisciplina”, o “falta de capacidad” para entender y aceptar que en el tema de la sucesión, sólo sus chicharrones truenan).

Así que la cumbre de ayer en Casa Puebla, repito, no pudo ser –seguro- un día de campo, ni un encuentro simpático, sobre todo para ella.

Una fuente me aseguró que el pasado viernes, Alcalá le marcó al gobernador y que éste de plano no le contestó.

Fue hasta el pasado martes cuando al teléfono móvil de la alcaldesa entró una llamada de la residencia oficial del Ejecutivo con el mensaje:

Lic. Alcalá: el señor gobernador la espera mañana (miércoles 12 de agosto), a las nueve horas, en Casa Puebla”.

Y el encuentro se dio; de hecho, me fue confirmado por un discreto habitante del recinto de Los Fuertes, que como informante nunca falla.

No se requiere ser mago para saber el tema de la plática.

Aunque eso sí, le repito: sinceramente desconozco los detalles, la columna vertebral pues, de la conversación.

Sólo los saben, insisto, el gobernador y la presidenta.

A partir de ahí sólo puedo practicar el divertido –y a veces muy productivo- deporte de la especulación.

Y es que como seguramente a usted, varias dudas me asaltan:

¿Habrán llegado a algún pacto?

¿De qué tipo?

¿Bajo qué condiciones?

¿La habrán regañado?

¿Y ella se habrá dejado?

¿Qué va a hacer el “Gran Elector” con el capital político de la alcaldesa?

¿Ésta le habrá llevado alguna encuesta en la que aparece en primer lugar, arriba de Zavala, Doger y Jesús Morales; por ejemplo la más reciente de Opina, Consultoría Estratégica?

¿Y ante ello, le habrá dicho que , que puede participar?

¿Que no será excluida?

¿Que se valorará su capital político, su potencial, su perfil, su trabajo, su género…?

¿Que la pelea interna será equitativa y que podrá correr, libre como el viento, sin coscorrones de por medio?

¿La incluirán en las tres encuestas que supuestamente se harán para elegir al candidato (a) de unidad?

¿Ya la van a invitar a los desayunos de huevo con cecina, y cuernitos con café, de Casa Puebla?

¿O más bien la terminaron “de bajar” y resulta que en los siguientes días se sumará, gustosa y feliz, a López Zavala?

¿A cambio de qué?

¿De posiciones en un posible gabinete zavalista?

¿De cuántas, de cuáles?

¿O será que ya no le van a echar a andar al mafioso de Israel Pacheco?

¿Ya no la van a castigar por la vía del presupuesto?

¿Ya le van a aprobar su primera cuenta pública, proceso que se ha detenido en el Congreso local por obra y gracia de ya saben quien?

¿Acaso va a ser senadora de la República?

¿Y le van a cumplir?

¿Como a Rafael Moreno Valle?

¿O lideresa del Congreso?…

Sí, ahora que se conozcan los detalles, la cumbre Marín-Alcalá dará mucho, pero mucho de qué hablar y analizar.

Para bien.

Para mal.

Y es que estos no son tiempos de guardar.

Son, simplemente, días, días de sucesión.

***

Por cierto: para aquellos que amablemente escribieron o llamaron para preguntar por el gustado Diario de la Sucesión, les informo que se trata de una caprichosa serie por entregas, como caprichoso es su autor, y que se publicará sin previo aviso, de forma totalmente aleatoria y arbitraria, como informada, arbitraria, subjetiva, parcial y mal, muy mal intencionada es (debe ser) una columna periodística.

gar_pro@hotmail.com

Diario de la sucesión (I)

Tuesday, August 11th, 2009

Arturo Luna Silva

Querido diario: Hace tiempo que no te escribía. ¡Han pasado tantas cosas desde la última vez que lo hice! Aquella vez te hablé de la sagacidad. Te dije que ésa ha sido, es y será la cualidad más desarrollada en Mario Marín. Que su colmillo retorcido, propio de un verdadero animal político, me hacía pensar que el primer priísta sabe que no puede darse el lujo de apostarle a un solo plan. Que necesariamente requiere de tener más de una opción. De hecho: mientras más barajas posea, mejor, mucho mejor. Hasta como cláusula de protección.

Te comentaba –lo recuerdo bien- que dudaba de la teoría del candidato adelantado, o candidato habemus. Me preguntaba: ¿Cuándo se ha visto que el PRI tenga candidato con tanta anticipación? ¿Cuándo que se le arroje tan temprano a las fauces de los leones? ¿Cuándo que se le mande tan prematuramente al desgaste natural de toda lucha por el poder? Y te respondía que nunca. Y nunca es nunca. De ahí que, te señalaba, el tablero de Marín tiene que ser, forzosamente, un tablero de varias piezas, no más de cinco y no menos de tres, pero eso sí: cada una de ellas con funciones específicas.

Te concedía que sí, es cierto: Zavala es sin duda la pieza más importante para él. La deseable. Pero que está –y estará- por verse si también es la posible. Porque, desgraciadamente, no siempre lo deseable es lo posible. “¿Qué rey no quiere dejarle el reino a su heredero?, ¿qué padre no quiere todo para su hijo?”, te preguntaba, pero también te decía que ninguna sucesión se parece a otra, que cada una tiene su propia lógica y dinámica, que las reglas son movibles, que los patrones se modifican de un día para el otro, que quizá varias sorpresas estén por escribirse y que todo, todo parte –y seguirá partiendo- de una pregunta: ¿Quién, quién verdaderamente garantiza el triunfo?

En las últimas semanas, querido diario, han ocurrido acontecimientos verdaderamente importantes. El “Gran Elector”, por ejemplo, no se ha cansado de enviar señales (de tirar “línea”, pues) en torno a su “delfín”. En corto (y en largo y en ancho) sigue apuntando con su poderoso dedo índice derecho hacia Zavala, su vástago político, dueño del cielo y de la tierra y de los mares y de todos quienes habitamos esta Puebla monolítica. El “elegido”, por su parte, continúa en “caballo de hacienda” y en abierta campaña por el estado, con todo, pero todo, el aparato de su lado. Vive su dualidad de candidato-secretario con febril orgullo.

Al interior del PRI, empero, no todos están tan convencidos del proyecto. Así como en Star Wars, los focos de rebelión son escasos pero sostenidos. La historia de las galaxias demuestra que los polos tienden a unirse más que a repelerse. Los intereses se cruzan y entrecuzan. Y si por separado son débiles, juntos harán, sin duda, bastante ruido. Y ruido, odioso ruido es lo menos que se quiere en Casa Puebla (qué va a decir el CEN, ¿que no hay control acaso?).

Chucho Morales (el que, diría Monsiváis, “es famoso porque fue famoso”) no tiene mucho qué mostrar, aunque , hay que reconocerlo, los suficientes huevos (que en esto nunca están de más) para salirse del guión e ir –así fuese en apariencia- contra los designios “oficiales”. Enrique Doger, por su parte, sigue en lo suyo: mostrando los dientes y estirando la liga, esperando que no se rompa, pero sin dar su brazo a torcer. Todavía. Y Blanca, Blanca Alcalá ¡por fin! dio una mínima muestra de que sangre, y no atole, corre por sus venas, y de que quiere y puede, aunque siga quedándose corta y con temor a decirlo abiertamente en público y a gritos (¿será que sufre pesadillas y en éstas se le aparece un Darth Vader desafiante, con la espada láser desenvainada, lista tal vez para tumbarle otros árboles del zócalo y anexas?).

Sí, hay una franja rebelde en el corazón del Imperio que aún no cede. Parece que sigue sobrando soberbia y faltando estrategia (es decir: política, política y más política). Parece, insisto, que se minimiza al de enfrente. Que se le quita valor. Que se le castiga con el látigo del desprecio por atreverse a ejercer su sagrado derecho al pataleo. Que se olvida aquella frase tan sabia que decía mi abuelita, la rica: “No hay enemigo pequeño”, y todos necesitamos de todos, sobre todo ante elecciones cada vez más competidas. Cierto que están pidiendo mucho, especialmente Doger. Cierto también que no se les está ofreciendo nada, como si su peso específico en el mercado de la política fuese igual a cero.

Yo sigo (y seguiré) pensando que pese a todo lo que vemos y escuchamos en la Gran Obra de Teatro del Poder, Marín –el director de la película de acción y a veces de ciencia ficción- es un tipo que no come lumbre, que no es suicida y que a final de cuentas no se va a arriesgar. Y menos arriesgarse para perder. Por origen, por formación y también por deformación, el “Gran Elector” no quiere pasar a la historia como el primer priísta en entregar el poder a la oposición. Y si para ello debe sacrificar su apetito particular y su deseo personal, lo hará. Sin titubear.

También, querido diario, creo que mientras continúe sin ofrecerse pruebas palpables y contundentes de que Zavala es efectivamente el mejor posicionado en conocimiento, confianza y sobre todo intención del voto, la sucesión en el PRI seguirá estando viva y activa, y no sólo eso: siendo una historia inconclusa, como inconcluso seguirá, lamentablemente, el candidato habemus.

Es decir, hasta que no se pase de las palabras a los hechos y se muestre una encuesta de empresa seria que refleje la enorme distancia entre el “elegido” y sus rivales, la saga continuará, las épicas batallas intergalácticas serán más cruentas y más sangrientas, y la lucha de los Jedi contra el líder de los Sith, con todo y sus seductores poderes, tendrá que esperar todavía más para tener su duelo, Duelo Final.

Creo, finalmente estimadísimo diario, que la fecha indicada para mostrar el tan esperado sondeo (y callar la boca a todos los antizavalistas) era el 6 de julio pasado. Pero no se hizo. Pese a advertencias en ese sentido, se ignoró el fundamental, estratégico tema. Y hoy el reclamo original entre la clase priísta, ávida de nuevos capítulos de la maravillosa lucha del bien contra el lado oscuro de la fuerza, sigue siendo tan válido y legítimo como desde el principio: “¿Y la encuesta, apá?”. Porque bien decía Santo Tomás: “hasta no ver, no creer”.

Te busco luego, diario querido.

gar_pro@hotmail.com