Arturo Luna Silva
A través de correos electrónicos, llamadas a personajes clave y reuniones cuasi secretas con cabilderos bien ubicados dentro de las estructuras de poder, la derecha poblana logró tejer en los últimos días una amplia red opositora, que terminó por convertirse en un sólido frente común contra cualquier posibilidad de despenalizar –o legalizar- el aborto en el estado.
De todos, el dato duro que más tiene peso, sobre todo de cara al futuro, es que el principal y más activo oponente a esta iniciativa, promovida por la fracción del PRI en el Congreso local, fue ni más ni menos que el nuevo arzobispo, monseñor Víctor Sánchez Espinosa, quien así dejó en claro el perfil conservador, pero activo, que mantendrá durante su reinado al frente la Arquidiócesis de Puebla.
De hecho, ha sido éste, el del aborto, el primer asunto abordado directamente por el nuevo líder de la grey católica ante las autoridades estatales, así como el primer aviso de que estará más pendiente de la política terrenal; más, al menos, que don Rosendo Huesca Pacheco, quien durante su gestión, especialmente en su última parte, prefirió más “nadar de a muertito” que fijar posiciones ante situaciones conflictivas o que lo comprometieran.
Fuentes privilegiadas cuentan que más tardó Víctor Sánchez Espinosa en ser enterado de la intentona de legalizar el aborto que él, sin intermediarios, en comunicarse con el secretario de Gobernación, Mario Montero Serrano, para darle su opinión –“de la forma más respetuosa”- sobre el espinoso tema y sugerir que éste mejor se dejara de lado, pues podría convertirse en factor de división entre la sociedad poblana, adquirir ribetes políticos y servir hasta de bandera de campaña para las elecciones de julio próximo.
En otras palabras: “Para qué tanto brinco estando el suelo tan parejo”. La reunión de ayer en un café del Centro Histórico, a unas cuadras del Palacio Legislativo, entre Juan José Rodríguez Posada, ex líder del Consejo Coordinador Empresarial, y el dirigente del PAN, Rafael Micalco (ver foto arriba), debe ser ubicada en este contexto.
Se pudo en el D.F., pero no en Puebla, donde las agrupaciones ligadas a la derecha y a la ultraderecha se hicieron sentir donde deben hacerse sentir y provocaron reacciones: el lunes el presidente de la Gran Comisión del Congreso, el priísta José Othón Bailleres, declaró estar en contra de la iniciativa, provocando que la norma muriera antes de nacer. El detalle está en que Othón antes se había manifestado a favor de la misma, tanto que incluso autorizó al vocero del grupo parlamentario, Luis Alberto Arriaga, hablar públicamente del asunto y subirlo a los medios.
Pero no contaban con la astucia de los grupos que, históricamente, han rechazado cualquier modificación, por mínima que sea, al marco legal en la materia y que en Puebla han librado no pocas de las (mal) llamadas “batallas culturales”. Habrá, sí, foros de consulta pública como han anunciado, pero sólo para “taparle el ojo al macho”, pues no pasará la iniciativa de permitir a las poblanas practicarse un aborto antes de las 12 semanas de embarazo, sin que haya sanción alguna para el médico y la interesada.
Habrá, pues, que anotarles un punto a “los soldados de Dios”, que ganaron la contienda casi sin ensuciarse las manos, aunque eso sí: con la ayuda decidida de un ángel poderoso a la vez que nuevo -y politizado- aliado entre ellos: monseñor Víctor Sánchez Espinosa.
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LA NOVENA PREGUNTA
De buena, estupenda fuente, recibí copia de la denuncia 183/2008/DMZN que presentó el empresario Ricardo Henaine Mezher en contra de Francisco Bernat, el émulo de Johnny Hooker, el ambicioso y patético estafador de “El Golpe”, la estupenda cinta de George Roy Hill.
De todo su contenido hay una parte que, me parece, será clave a la hora de que la guillotina de la justicia se accione buscando cercenarle la cabeza.
Se trata de la novena pregunta.
Es decir, la pregunta nueve que la agente del Ministerio Público Cecilia Vargas Zamudio le hace a Álvaro Flores Cid de León, operador financiero y vicepresidente de La Franja, y en cuya respuesta, éste traiciona a los Bernat, sus patrones, señalados de hacer un doble boletaje para quedarse con el grueso de la ganancia por taquilla, evitando reportar ingresos a sus socios, entre otras lindezas.
Dice así:
“Que diga el declarante si sabe el nombre de la persona que administra el ingreso de las taquillas al Estadio Cuauhtémoc en cada uno de los partidos de futbol a partir del momento en que le corresponde al compareciente la administración operativa y funcional del equipo de futbol denominado CLUB DE FUTBOL PUEBLA F.C.”.
A lo que “El Gordo” Flores contestó:
“Se hace una recolección de lo que se recauda, y se entrega a dos de los accionistas de la institución, y ellos ya van viendo qué hacer con eso, independientemente que o que se hace es pagar sueldos, mantenimiento, gastos generales de oficina, medicamentos y del estadio, siendo los accionistas a quie (nes) se les entrega el dinero JORGE y JAIME BERNAT CID, durante el periodo que estuve, recogía el dinero y se lo entregaba a los señores JORGE y JAIME BERNAT CID”.
En otras palabras: para salvar el pellejo, su cómplice les clavó el puñal.
¡Qué bonita familia!