Estampa universitaria
Lesly Mellado May
Corrían años en los que Margarita La Diosa de la Cumbia era el hito cultural dictado desde Casa Puebla y Los Mascabrothers daban el espectáculo de recepción oficial a los alumnos de nuevo ingreso en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
Los gustos del ex gobernador Mario Marín y del ex rector Enrique Agüera delineaban la política cultural en el estado y la universidad.
Era 2006 y la BUAP celebraba a la mujer universitaria en el tercer patio del edificio Carolino. En apariencia terminó el acto oficial y los representantes de los medios de comunicación empezaron a marcharse.
Una académica me secreteó: “No te vayas, se va a poner bueno”. Me senté a esperar detrás de una columna que me ocultaba de los empleados de la sala de prensa. Minutos después entró corriendo María Elena Velasco caracterizada como La India María, subió a la tribuna y contó algunos chistes.
Agüera soltaba risas francas, al igual que sus acompañantes en el presídium. Las mujeres universitarias quedaron divididas, unas disfrutaban y otras no ocultaban su desacuerdo con el espectáculo.
Al finalizar su presentación, La India María recibió un reconocimiento de manos del rector Enrique Agüera. Salí entonces con grabadora en mano a preguntar el motivo de la premiación a la actriz, y el titular de la máxima casa de estudios del estado atajó: “Que te responda la vicerrectora…”
La vicerrectora de Extensión y Difusión de la Cultura era Lilia Cedillo, hoy virtual rectora de la BUAP. La científica respondió: “Le damos el premio porque la India María ha ayudado a dignificar la imagen de los indígenas”.
Ante el demoledor argumento apagué la grabadora y me marché. En el camino me encontré a las universitarias feministas (que entonces no eran muchas porque no estaba de moda serlo) que criticaban indignadas el espectáculo que ponía en entredicho la gestión de Cedillo en una actividad emblemática para la universidad pública: la difusión cultural.
El hecho escaló. Paradójicamente, apenas estaba poniendo un pie en la Plaza de la Democracia cuando recibí la llamada telefónica de mi entonces jefe preguntándome qué le había hecho al rector y a la vicerrectora. Mi respuesta fue simple: “Preguntar porque soy reportera”. Resulté regañada. La nota no se publicó en el periódico en el que entonces trabajaba, pero el hecho sí quedó registrado en el diario Intolerancia.
Ahora que Lilia Cedillo será la primera mujer en ocupar la rectoría de la BUAP ha recibido elogios de manera unánime, no sé si por ser mujer o porque sea la mejor para el puesto, pero me parece extraño el beneplácito homogéneo con el que es recibida y la ausencia de crítica. De hecho, debería pasarle la receta a la aún presidenta municipal de Puebla, Claudia Rivera, que unió a todos, pero en su contra.
La gestión de Cedillo como vicerrectora de Extensión y Difusión de la Cultura y directora del Complejo Cultural Universitario dio prioridad a manifestaciones culturales televisivas que en nada requieren de la subvención pública y quedaron al margen creadores que tradicionalmente eran acogidos por la universidad, además mermó la tradición de patrocinar manifestaciones culturales de alto costo a las que los jóvenes sólo podían acceder en este esquema. Ignoro si ella tomó estas decisiones o sólo acató órdenes de la rectoría.
Ya veremos el rumbo que toma la BUAP… que La India María murió, pero dejó sucesora y es llamada La India Yuridia.