Las mujeres y la pobreza de tiempo
Lesly Mellado May
Los estudiosos de la pobreza coinciden en que las mujeres padecen más esta condición por estar al final en la lista de prioridades de la familia, las políticas públicas, e incluso la de ellas mismas.
La desigualdad no sólo se da en términos de reparto de dinero, obligaciones y tareas, también en el uso del tiempo.
La Secretaría de Desarrollo Social en su boletín del mes de octubre publicó los resultados de un estudio de “pobreza de tiempo” realizado en Colombia, Ecuador, México y Uruguay.
La “pobreza de tiempo” se refiere a una restricción a la libertad y a las oportunidades de las personas para distribuir su tiempo entre las actividades que valoran. Desde el punto de vista de la literatura especializada, la existencia de estas restricciones repercute negativamente en el bienestar presente y futuro de las personas y sus familias
Aquí parte de los resultados publicados por la Sedesol:
Los investigadores identifican dos factores que propician la “pobreza de tiempo”: una carga excesiva de trabajo remunerado (TR), así como una carga excesiva de trabajo no remunerado (TNR). El exceso de TR, por un lado, repercute en el bienestar de las personas al restringir el tiempo que podría dedicarse al trabajo doméstico o al cuidado de los miembros dependientes del hogar.
El exceso de TNR, por otro lado, tiene un impacto negativo, en la medida en que limita el tiempo que las personas pueden asignar al TR y, por lo tanto, repercute en los ingresos que perciben las familias. Aunado a lo anterior, se ha podido observar que la distribución desigual de TNR en los hogares afecta más a las mujeres, lo que limita sus oportunidades para incorporarse al mercado laboral o a las actividades que ellas valoran, lo cual evidencia una distribución por género del trabajo.
En términos descriptivos, el análisis de las cuatro encuestas arrojó que las mujeres de los países estudiados, en promedio, trabajan más que los hombres: los hombres trabajan 45.9 horas semanales, mientras que las mujeres 52.5 horas. Asimismo, se evidenció que el nivel de TNR de las mujeres es tres veces superior al de los hombres. De igual forma, al analizar los ciclos de vida de los individuos, se encontró que entre los 25 y los 45 años de edad es el periodo en el que las personas trabajan más y es, justamente, cuando las brechas entre hombres y mujeres son más amplias.
Entre las aportaciones más importantes de la investigación destaca el análisis de la distribución de TNR al interior de los hogares, pues se encontró que, en la población total, los hombres contribuyen sólo con 22% del tiempo total de TNR, mientras que las mujeres aportan casi 60% (el remanente se distribuye entre los demás integrantes del hogar). Al analizar los datos por tipo de hogar, se observó que en los hogares biparentales la brecha entre hombres y mujeres es más amplia, ya que las mujeres contribuyen con 64% del TNR del hogar; el único caso en el que los hombres dedican más tiempo al TNR, en relación con las mujeres, ocurre dentro de los hogares monoparentales: 77.7 horas y 73.8, respectivamente.