Beijing+20
Era el otoño de 1995, iniciaba mi carrera universitaria y devoraba los diarios que en esos días daban cuenta de la Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing.
No recuerdo las cifras exactas que entonces se publicaron, pero sí el espanto que me generaron respecto a la violencia contra las mujeres, los abusos sexuales, la maternidad infantil, las precarias condiciones de salud, la condena de ser las más pobres entre los pobres, las limitaciones que implican las tareas domésticas y la vida laboral.
La Conferencia me dotó de información y marcó mi actividad periodística; de la biblioteca de la universidad desempolvé los libros que daban cuenta de la situación de las mujeres y me involucré con algunos grupos de activistas.
A 20 años de distancia, hay que decir que México ha cumplido en parte con los compromisos contraídos en la Conferencia, y sólo de manera formal, pues las medidas para garantizar a la mujer igualdad de acceso y plena participación en las estructuras de poder y en la adopción de decisiones están incluidas en leyes y políticas públicas pero no han logrado concretarse en la realidad. Todavía hay una gran deuda con las mujeres mexicanas.
En 2015, el Día Internacional de la Mujer, que se conmemora el 8 de marzo en todo el mundo, pondrá de relieve la Declaración y la Plataforma de Acción de Beijing, una hoja de ruta histórica firmada por 189 gobiernos hace 20 años y que estableció la agenda para la materialización de los derechos de las mujeres.
El tema del Día Internacional de la Mujer de este año es el firme llamado de la Campaña Beijing+20 de ONU Mujeres: “Empoderando a las Mujeres, Empoderando a la Humanidad: ¡Imagínalo!”
Por supuesto que lo imaginamos, pero sería mejor vivirlo.