El Centenario del 5 de Mayo
Lesly Mellado May
El centenario de la Batalla del 5 de Mayo fue usado por el entonces presidente Adolfo López Mateos para difundir e inaugurar obras públicas con las que, según su discurso, llevaba a México a la modernidad del siglo XX.
Cincuenta años después, la fórmula se repite y es ahora el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, el que lanza megaobras para “celebrar” la Batalla del 5 de Mayo.
De acuerdo al recuento hecho por Celia Salazar Exaire y Edgar de Ita Martínez en el libro “150 años de la Batalla del 5 de Mayo en Puebla 1862-2012” editado por el INAH, en 1962 como hoy, la fecha fue aprovechada para la propaganda gubernamental.
Para 1962, el presidente de México era Adolfo López Mateos, quien decidió inaugurar varias obras el 5 de mayo para celebrar el centenario.
Entonces sí hubo un interés del gobierno federal, que en el Distrito Federal amplió la avenida Río Churubusco hasta la cárcel de mujeres y modernizó la calzada México-Puebla que tomó el nombre de Zaragoza.
Tras la inauguración de estas vías el 5 de mayo de 1962, el entonces presidente de la república y su comitiva tomaron la autopista México-Puebla. El gobernador de Puebla, Fausto Ortega, esperó en el kilómetro 28, donde se realizó la ceremonia oficial de apertura.
Al llegar a la caseta de cobro en San Martín Texmelucan, López Mateos bajó del automóvil y pagó el primer peaje. Salazar y de Ita registran que para realce de la apertura se lanzaron ocho globos rojos monumentales de los que se colgaron pendones con nombres de los héroes de la batalla de Puebla.
En Puebla, con motivo del centenario en 1962 se dotó de infraestructura a Los Fuertes de Loreto y Guadalupe:
Se construyó el Centro Cívico de Mayo en la zona de Los Fuertes de Loreto y Guadalupe, que incluía un auditorio, el de La Reforma; una plaza de banderas; una escuela de artesanías, un museo de historia y salón de exposiciones de todos los artículos típicos del estado (hoy edificio ocupado por el INAH).
Además se construyó el monumento a La Victoria que se ubica en el frente del Fuerte de Guadalupe.
“Soberbio conjunto escultórico de figuras simbólicas en bronce con base de cantería escalonada, que termina en hermosa fuente; obra del escultor poblano don Ernesto Tamariz y de los arquitectos Vicente Mendiola y Everardo Morales. Costeado por suscripción pública con el costo de millón y medio de pesos. Fue idea y realización del presidente municipal don Eduardo Cué Merlo”, describe Emma García Palacios en su libro “Monumentos de la Ciudad de Puebla”.