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Nos quieren propinar tacos placeros

Domingo, 1 de Abril de 2012

Lesly Mellado May

Un “buen” festejo cívico en México tiene como condición la edificación de un monumento y la rehabilitación de los que ya existen en alusión al jolgorio que se llega al medio siglo, al centenario, al bicentenario…

En Puebla, le están cambiando la fachada a la zona de Los Fuerte de Loreto y Guadalupe: nuevas piedras, nuevas láminas, nuevos colores, nuevos chorritos de agua. Todo para celebrar el 150 aniversario de la Batalla de Puebla.

Y si alguien duda que es mera fachada, basta con recorrer las obras. En la explanada del Fuerte de Loreto están colocando cantera, al de Guadalupe le están cambiando el piso a la entrada, al museo Imagina le pusieron nuevo color y al del INAH le colocaron láminas a las paredes exteriores. Eso sí, no podían faltar los chorritos de agua que tanto divierten a la chamacada.

El monumento para el 150 aniversario se construye frente al Fuerte de Loreto, y es diseño de Enrique Norten.
Poco o nada se ha dicho sobre la comercialización de los espacios. Pero alguna pista saltó la semana pasada que anduve por esos lares.

Frente al Museo Imagina, ahora pintado de rojo, me abordó un amable y osado encuestador: ¿le gustan los tacos placeros?

Y es que andan haciendo un estudio de mercado para determinar si en el glorioso cerro donde se derramó la sangre mexicana y al que ahora le invierten millones en nuevas fachadas, es conveniente vender tacos placeros o gorditas de guisado.

Absoluta y mandataria

Jueves, 8 de Marzo de 2012

Lesly Mellado May

Mi abuela Luz era una matriarca implacable y mi madre comenzó a preocuparse cuando le dijo que a mis siete años yo me andaba poniendo muy absoluta. Y es que era la única nieta que no le decía mamá, no tenía por qué si era mi abuela y a las cosas y personas había que llamarles por su nombre.

Al tiempo aprendí que llamar a las cosas por su nombre resulta mucho más caro que echarse encima a la abuela, y más caro cuando eres mujer.

Es el primer 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, que me la he pasado conectada las redes sociales y he leído más felicitaciones que consignas y exigencias.

La peor, tal vez, la del gobierno de San Andrés Cholula que decía algo así: “A las mujeres no hay que comprenderlas, sólo amarlas”.

De ahí, leí una larga lista de felicitaciones de funcionarios y diputados que poco han hecho por cumplir bien con sus deberes, y el colmo son los comentarios de la mayoría de las mujeres que están en la esfera política y pública también lanzando felicitaciones como si fuera el día del médico o del maestro.

Sólo algunas como Rocío García Olmedo y Susana Wuotto han manifestado el rezago que existe en los derechos de las mujeres.

Cómo es posible la lluvia de buenos deseos si apenas ayer los medios de comunicación daban cuenta de que en la Catedral de Tehuacán hallaron un feto, y que una mujer de Puebla fue asesinada por su novio cuando se negó a seguirlo manteniendo.

Cómo, si en este país las mujeres que se atrevieron a alzar la voz contra la violencia, como Susana Chávez, fueron asesinadas, faltaba más.

Cómo, si las juanitas se multiplican y hasta lo hacen con gusto.

Leí un interesante recuento en El País sobre la desigualdad en América Latina, pues aunque existen presidentas en Argentina y Brasil, buena parte de las mujeres siguen padeciendo violencia física, psicológica y patrimonial.

Efectivamente, algunas mujeres, me parece que cada vez más, han logrado ser absolutas como dicen en el pueblo de mi abuela, pero mientras no tengamos garantía de que nuestras hijas y las hijas de nuestras hijas también tengan la opción de serlo, hay todavía una larga lucha que librar.

Yo personalmente tengo especial afecto a los hombres con los que he compartido la vida, jefes, amigos, novios, a mi hermano y a mi padre que han respetado y animado mi libertad de ser y hacer. Y es que en el pueblo de doña Luz dicen que estoy muy mal acostumbrada y de niña absoluta pasé a mujer mandataria.

Hijastras hermosas

Martes, 28 de Febrero de 2012

Lesly Mellado May

Tere y Rosy están encogidas en la larga mesa familiar y no es para menos. Una muy bajita y la otra muy alta, acaban de escuchar que su madre se equivocó de semental, perdón, de padre. Y no están enojadas, las mueve a risa porque las palabras de Imelda han salido con tanta sinceridad y sin ánimo de ofender que no hay más que respirar hondo y carcajearse.

-Mamá, por qué no me dejaste casar con Mario, mis hijas hubieran salido bien bonitas, asestó Imelda.

En cualquier familia, la frase hubiera generado un profundo y condenatorio silencio; en esta, el compadre chismoso  no dudó: “cuenta, cuenta…”

“Ay compadrito, es que vieras a las hijas de Mario. La verdad mis respetos. La primera, bueno, esa sí salió media trompudita porque se parece a la mamá, pero las otras dos… no, no, no… pero que bonitas”.

La mujer no se conformó con contar y abandonó su silla para actuar. Irguió su bien cuidado cuerpo de medio centenario para seguir describiendo a sus no hijas: “No sólo están bonitas y blancas, tienen cuerpazo y un porte que uno las ve y ni parecen hijas de su mamá. Son muy guapas, la verdad, en todo se parecen a Mario, bueno, menos la más grande que ya les dije que está trompudita”.

“El otro día me las encontré en el centro comercial, bueno era como pasarela de lo guapas que están, y además muy educadas y elegantes, porque además tienen muy buen gusto…”

Las carcajadas no se hicieron esperar. Imelda volteó hacia todos lados y no entendía la comicidad de sus palabras. Tere y Rosy sonreían diciendo con la mirada: déjenla que siga hablando. El compadre metiche las abrazó: “Pero comadre, mira mis ahijaditas son muy guapas, se parecen a mi compadrito David, pero más más a ti”.

“Sí compadre, mis hijas son simpáticas. Pero compadrito, es que no has visto a las otras, no conoces a las hijas de Mario, esas sí que son bonitas…”

Las mil promesas de Eduardo Rivera

Miércoles, 15 de Febrero de 2012

Lesly Mellado May

Bien dicen que prometer no empobrece, y el alcalde de Puebla, Eduardo Rivera, ni por asomo está pobre.

Esto dijo el 14 de febrero de 2011 en su toma de posesión:

Pavimentaremos vialidades en concreto hidráulico con una inversión de 1200 millones de pesos, que representa tan solo en el primer año 292 kilómetros, equivalentes a 1,146 calles, o para darnos una idea la distancia que existe de Puebla al puerto de Veracruz.

“Pero independiente a este esfuerzo conjunto, el ayuntamiento con recursos propios y buscando recursos adicionales, iniciará con una inversión de 319 millones de pesos, cuidará y pavimentará en juntas auxiliares y colonias de la periferia 176 kilómetros, equivalente a 693 calles. Es decir dos veces la distancia de Puebla al Distrito Federal.

(…) Vamos a iniciar el círculo virtuoso pavimentando con concreto hidráulico, pavimentando en zonas marginadas y cumpliendo con creces las mil calles que prometimos en campaña”.

Cual promesa de 14 de febrero, fue flor de un día. Este es el resultado oficial del programa de Mil Calles:

“Eduardo Rivera Pérez entregó la calle número mil en la central de Abasto, con lo que se da cumplimiento al compromiso de emitido en la pasada campaña electoral, de pavimentar Mil nuevas calles en su primer año de gestión, invirtiendo más de 431 millones de pesos, monto histórico para el municipio de Puebla en materia de vialidades”.

Se pavimentaron un total de 681 mil 300 metros cuadrados, el 86 por ciento de esta superficie está ubicada en juntas auxiliares del municipio.

Lo que pasó:

No fueron 1146 calles de concreto hidráulico, en su mayoría las mil vías se pavimentaron con asfalto y algunas con adoquín.

Para justificar que una calle valía por 7 o 20 (y no es broma), el ayuntamiento inventó una sofisticadísima fórmula que nunca alcancé a comprender.

Y sobre la inversión tampoco lograron aclarar los números.

Lo que opino es que Eduardo Rivera no tenía claro el programa de pavimentación, a pesar de que en teoría tuvo medio año para diseñarlo y también para preparar su discurso de toma de posesión.

Ora qué

Domingo, 12 de Febrero de 2012

Lesly Mellado May

En la UPAEP me enseñaron a ser guadalupana, porque así lo eran las protagonistas de telenovela. Pero viendo esta foto del rector de la BUAP, Enrique Agüera, en La Villita, me salió lo lumpen y sólo atine a exclamar: ora qué.