¿Quién habla?
Hace unos años tomé un taller de creación literaria que se llamaba “Cuentos desde el diván”. Se trataba de escribir desde la perspectiva del psicoanálisis. Y es que, se dice que el psicoanálisis es la cura a través de la palabra. Así que ahí estaba yo con mi carta de amor que parecía más un ejercicio de catarsis en retrospectiva que una historia para best-seller. - ¿A quién le escribes? – me preguntó en ese entonces mi añorada maestra de Literatura. Obvio no a mi amor de estudiante. Tal vez a su fantasma. Lo más seguro es que fuera para mi Yo de 18 años.
¿Quién habla en el diván?. Dicen los psicoanalistas que el “Sujeto de lo Inconsciente”. Aquel que se deja hablar por el llamado “ello”. Pero, ojo, no lo hace todo el tiempo. En su segunda tópica, Freud fundamenta su teoría en tres instancias psíquicas: el Ello, el Yo, el Super Yo.
A través del Ello habla el “Deseo”, que no es precisamente lo que queremos, al contrario, es conflicto, es contradicción, es lo que insiste, angustia e incómoda. Escuchar al “Ello”, es escuchar entre líneas lo que las palabras juegan para expulsar en lenguaje los significantes que nos atraviesan. Por ejemplo, estar recostado en el diván y preguntarse: “¿Cómo puede pagarse una deuda de amor?”. Soportar el silencio del analista. Y al cabo de unos segundos, él mismo pueda responderse: “No-iendome”. Lo que el paciente haga con esa fusión del verbo oír e ir, dependerá de su propia escucha e historia de vida.
El “Yo” es, por decirlo de manera coloquial, nuestra parte consciente, es el que se defiende y usa mecanismos como la negación o la represión para apagar la culpa que el “ello” provoca, para no enloquecer. Es el “Yo” el que se fortalece con repeticiones de mantras diarios, el que se empodera y merece, el que insiste en darse amor propio (aunque conseguir éste sea el oasis en el desierto). En el diván entonces el “Yo” es el que repite: “Pero no me dolió”. Es el ego puro, pues.
El “Super Yo” tiene que ver con nuestro lazo con los otros, con la Ley y todo aquello que nuestros padres nos dijeron que “estaba bien” o “estaba mal”, con la cultura y ese malestar de tener que ser lo más civilizados y políticamente correctos para no ser expulsados, castigados, caer en pecado. El “Super Yo” es el que vigila y castiga al “Yo”, por cortesía del “Ello”.
Entonces… ¿Quién habla en el diván?. A veces nuestro ego herido, a veces nuestros padres y sus cantaletas o creencias que nos heredaron, a veces nuestros más oscuros deseos, a veces la culpa, a veces el miedo, a veces no se pueden articular palabras y entonces el silencio también habla, pero esa es otra historia.
Karina Cruz Ruiz
Psiconanalista
Twitter/@Karycruiz