Casi Tr3inta
La vida no es la que uno quisiera. Dice mi suegra que Dios no cumple antojos ni endereza jorobados. Este martes no pretendía ir al cine. De repente me hallé haciendo planes para ir a una premiere y terminé en la sala de la película mexicana Casi Tr3inta, que se estrenó hace ocho días en Puebla. Y de eso trata la cinta, de los caminos de esta vida que se tuercen y nos van alejando de nuestros sueños.
No es un peliculón. No descubre el hilo negro. Es una precaria producción que se queda en el intento de abordar la crisis existencial del “tercer piso”. Palomera. Para el rato. Para ver en un miércoles de 2 por 1. Para el ocio, pues.
El filme que tiene como gancho a la espigada Eiza González resulta un remedo chilango – norteño de “American Pie: La Boda” y “¿Qué pasó ayer?”, sólo que éstas dos sí te doblan de risa. Aquí el sonido llegaba a estar hueco y los chistes locales de cinco amigos de la prepa de Guaymas, Sonora, no alcanzan a lograr su objetivo.
Mientras la mayoría de la cinta transcurre en una plana calma, esperando que la introducción termine, la cereza del pastel llega en la recta final, cuando una tragedia quiebra al espectador y logra conmover a los que pasamos de los 30 años. Son los últimos cinco minutos los que valen la pena de toda la película (ah y los cameos de Gabriel Retes y Mario Almeda).
“¿Y a ti qué te detiene?”, es el eslogan de la película dirigida y escrita por Alejandro Sugich, un sonorense que pareciera que quiso exorcizar sus propios demonios. Curiosamente pinta un estado tranquilo y pueblerino donde el narco no asoma las narices y el ambiente es muy relajado. Pareciera que con la historia de “Emilio” (Manuel Balbi) quiso justificar su propia decisión de renunciar a un fructífero trabajo en el que tenía que usar traje y corbata y viajar de un país a otro, para dedicarse a escribir, escribir un guión como el de esta película, aunque termine poniendo de su bolsa.