Escala en Colombia
“El riesgo es que te quieras quedar”, eso dice el slogan publicitario con el que Colombia se promociona como destino turístico. Quería conocer Bogotá por mera curiosidad, para ver las calles que describe Gabriel García Márquez en Vivir para Contarla. La ciudad me venía a la mente al pensar en Shakira y Juanes, pero también en narcotráfico, guerrilla, las FARC y Álvaro Uribe.
Estábamos de paso. Habíamos recorrido en diez días todo Perú y antes de que 2010 se terminara teníamos que regresar a Puebla. Pero antes debíamos esperar casi seis horas el siguiente vuelo que saldría de Bogota con destino a la Ciudad de México.
Cruzamos la aduana y nos aventuramos a hacer una visita express al centro de la capital de Colombia. Debo confesar que el ambiente me desencantó un tanto. Si bien la plaza de armas tiene sus atributos arquitectónicos y el centro histórico impresiona por la historia que los años han escrito sobre cada una de las casonas y plazuelas, el aire que se respira es estresante.
Me sentí en los barrios bajos de la Ciudad de México en los que en una esquina te topas con tres travestís gigantes y a la vuelta tropiezas con un par de indigentes totalmente drogados. El miedo estaba en el aire.
Al final regresamos al aeropuerto. El lugar más seguro de cualquier nación que visites (creo yo). Al llegar a la sala de abordar me extrañó ver a un par de elementos de seguridad con todo y perros así como una máquina para pasar el equipaje de mano. Y así fue como uno a uno de los pasajeros fuimos extremadamente revisados. Los miembros de la Guardia Nacional abrieron cada una de las bolsas, maletas y mochilas que llevábamos en la mano.
Algunos otros, que llevaban laptops tuvieron que esperar a que abrieran sus equipos para verificar que no llevaban droga. Días después de ese estricto control de seguridad leía en internet que detuvieron a un español con kilo y medio de cocaína, que en Lima agarraron a otro hombre originario de Bruselas con cuatro kilos de esta misma droga y así varios casos de “charales” pero nada de peces gordos. Aquí unas fotos de los mexicanos que salíamos de Colombia la noche del año viejo.
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