“Imagina que tienes doce años y descubres de repente que eres Jesucristo en su segunda venida. Imagina que puedes convertir el agua en vino, puedes lograr que paralíticos vuelvan a caminar e incluso resucitar a los muertos”. Este es el planteamiento de “El Elegido”, la historieta del guionista norteamericano Mark Millar y dibujada por Peter Gross.

A través de este comic, el autor sugiere la reencarnación del hijo de Dios en pleno siglo XXI bajo la misión de impedir el famoso Apocalipsis y que triunfe el (no menos famoso) Anticristo.

Hablar de religión siempre será peligroso. El tema altera las fibras más sensibles tanto de ateos de grueso calibre como de puritanos de cepa dura. Aprovechando la Semana Santa, vale la pena traer a colación esta obra que desató polémica en 2005, año en que fue publicada la primera edición.

La historia narra la vida de Jodie Christianson, un niño de 12 años que, sin darse cuenta, es la reencarnación de Jesucristo. De hecho, lejos de pensar en un don divino, este chico llega a creer que la capacidad para hacer milagros proviene de algún poder propio de mutantes, como el resto de los súper héroes a quienes los ha picado una araña o un vampiro, o bien, les ha caído un meteorito o alguna sustancia radioactiva.

“El Elegido” consiste en una trilogía denominada American Jesus. Ha sido comparada con las historias que rigen los éxitos taquilleros Harry Potter, Spiderman, El Protegido, e incluso la futurista Matrix. Vaya, de hecho, todos los argumentos que hablan de un ser que salva al mundo llevan al mismo punto, basta recordar también la saga de La Guerra de las Galaxias.

La diferencia entre el resto de los argumentos y el del comic radica en que Jesucristo sí existió y es el cimiento de una religión que profesamos millones de personas en todo el planeta. Sobre la creencia que cada uno profese, es decir, si un día llegará o no el fin del mundo, si habrá juicio final o si sólo los católicos sobrevivirán, me reservo mi comentario y respeto la opinión de cada quien. El hecho es que el ser humano busca en todo momento explicarse su existencia y al final del camino, deposita su fe en un ser, sin importar el nombre de éste y mucho menos la religión que dirija.