Mi hermanastro y Caifanes
Lunes, Abril 11th, 2011Tengo un hermano mayor. Los pocos gustos rockeros que tengo se los debo a él. En la adolescencia, cuando reprobaba desde Matemáticas hasta Educación Física mis padres le prometieron comprarle su anhelada guitarra eléctrica si se graduaba de la secundaria. Y entonces crecí con su escandalera a toda hora. Hombres G, Enanitos Verdes y, por supuesto, Caifanes, no podían faltar en su repertorio.
La madrugada del domingo, a eso de las dos de la mañana, me llamó al celular y se le escuchaba todo extasiado. “Estuvo de huevos”, me decía. “Hasta ‘la Rosita’ (su mujer) ya me quiere más”. “Te voy a mandar mi crónica para que la publiques”. Y así fue, me envió su versión del regreso de Saúl Hernández, Alejandro Marcovich, Alfonso André, Diego Herrera y Sabo Romo. No es por nada pero para ser veterinario, le quedó chida. Ahí les va:
“ANTES DE QUE NOS OLVIDEN… DECIDIMOS REGRESAR”, así rezaba la playera de una adolescente que deambulaba por el Foro Sol.. con detalle pude observar que se trataba de una de las pocas playeras alusivas al evento que estaba por darse en el escenario principal del Festival Vive Latino 2011.
Tuvieron que pasar más de 15 años, para volver a ver estos grandes del rock nacional. Después de una jornada que inició a las 14:00 horas de este sábado 9 de abril, en punto de las 22:41, la banda Caifanes comandada por Saúl Hernández, entraba a escena. Sonaban los acordes del teclado de Diego Herrera dando inicio a la rola “Será por eso” y después a la emblemática “Mátenme porque me muero”, haciendo que las gradas y el piso del Foro Sol vibrara a más no poder.. al termino Saúl Hernández a manera de reclamo, exigía a Felipe Calderón justicia para nuestros muertos, para tantas mujeres asesinadas, pedía que así como utilizó todo el poder a su favor para esclarecer la muerte de dos agentes estadounidense utilizara el poder para hacer justicia con los nuestros.
Y así prosiguió cantando, en el escenario se podía sentir el resurgimiento de esta banda legendaria, misma que un servidor deseaba tanto verla en vivo. La velada continuó, era increíble ver como existía una comunión tan espiritual entre los espectadores, por momentos la guitarra virtuosa de Marcovich, la armonía de los teclados de Herrera, la incansable batería de Alfonso André y el sublime bajeo de Sabo, abanderados por la enigmática voz de Saúl, figuraban como el medio que permitía ver cómo el festival envolvía en sus brazos al mar de gente ahí reunida. Dicen que setenta mil almas.
Ahí juntos dieron vida a un ente capaz de unir a los mexicanos en un solo ser, ese ente era simplemente Caifanes… sólo los que estuvimos ahí sabemos lo que realmente sucedió, no existen palabras para expresar el sentimiento de unidad, de paz y libertad que reinó por espacio de poco más de dos horas, daba gusto saber que no había más que una sola raza… la nuestra… la mexica.
Así después de interpretar todos juntos “La Célula que explota” y cerrando con “La Negra Tomasa”, Caifanes se despedía del escenario entre las ovaciones de un publico que deseaba todavía más.
Esthetos… testigo.