Resulta que estamos a 3 minutos de la medianoche del fin del mundo. Calma. Que no cunda el pánico, este plazo fatal es el que marca el Reloj del Apocalipsis. El “Doomsday Clock” (en inglés) mantenido por la Universidad de Chicago cambió a las 23:57 horas en su medición de la posibilidad de llegar a la medianoche en que la humanidad podría desaparecer, luego del desastre nuclear de Japón
Después del desastre en Japón el pasado 14 de marzo, el llamado Reloj del Apocalipsis consideró que después del desastre nuclear de la planta de Fukushima, la población del planeta Tierra estaría a punto del exterminio a consecuencia de las radiaciones que especialistas calculan.
Esta es la ocasión en la que las manecillas se han colocado más cerca de la media noche ya que solamente en 1953 cuando Estados Unidos y Rusia hicieron pruebas termonucleares a 9 meses de distancia el reloj escaló a las 23:58 horas.
Este reloj, también llamado del Juicio Final, fue creado en 1947 por el Boletín de Científicos de la Universidad de Chicago, y usa la medianoche como el símbolo de la máxima oscuridad que significaría la destrucción total y catastrófica de la humanidad. Inicialmente el reloj tomaba solamente la amenaza de guerra mundial nuclear para afectar su minutero, pero recientemente incluye factores como el cambio climático y desarrollos científicos como la nanotecnología.
Este reloj ha sido fuente de inspiración en películas de ciencia ficción y en canciones, como la siguiente de Iron Maiden titulada “Two minutes to midnigth”. Dale Play:
Ahora que el cambio climático, el sol, el agua y la luna rigen los temas de conversación, bien vale la pena reparar en los países que podrían desaparecer ante el desastre ecológico que prevalece en la Tierra. Si un tsunami o un huracán han causado estragos y heridas gigantes en países como Japón, Chile o Haití, lo que espera a algunas naciones enteras por catástrofes producto del calentamiento global se antoja escalofriante.
El portal 20minutos.es publicó la lista “Países que podrían desaparecer ante el cambio climático”, en el que el usuario con el seudónimo Russian boy, realizó un recuento que involucra a los habitantes de estados como Bangladesh, las islas Fiji ,Tuvalu, Kiribati, Samoa o Vanuatu, donde año con año ven cómo el océano, lento pero implacable, gana unos cuantos centímetros a sus tierras. Aquí lo reproducimos.
1. Islas Salomón.
“Yo nací en 1992. Ustedes han estado negociando toda mi vida. No pueden decirnos que necesitan más tiempo”. Cristina Ora de las Islas Salomón se quejaba ante los delegados de las conversaciones de Naciones Unidas para afrontar el cambio climático.
Esta parte de su discurso, ofrecido durante una cumbre en Copenhague en el 2009, estaba estampado en las camisetas de los activistas en el último encuentro para negociaciones en México, expresando la exasperación por los pequeños avances para reducir las inundaciones, sequías, olas de calor y el aumento de los niveles del mar debido al calentamiento global.
2. Seychelles
Seychelles, y otras paradisíacas islas Estado desaparecerán bajo el agua este siglo y sus ciudadanos se convertirán en apátridas, a menos que se consiga frenar pronto la subida del nivel del mar, denunció Rolph Payet, presidente de la Fundación contra la Subida del Nivel de los Mares.
3. Islas Maldivas
Esta vez no son bárbaros ni guerreros mongoles los que acechan detrás de la línea de protección, sino agua. Mucha agua. Milímetro a milímetro, de forma inexorable, el océano ha ido ganando terreno a esta tierra y una carrera contrarreloj ha comenzado para salvarla del destino que le vaticinaban esta semana los 2 mil científicos reunidos en el Congreso Internacional sobre Cambio Climático. Si sus previsiones se cumplen, el país quedará sumergido como una Atlántida moderna antes de que acabe el siglo. Y Maldivas desaparecerá.
4. Islas Fiji
En enero de 2009 Fiji sufrió durante más de una semana las inundaciones más graves que han tenido lugar en el país. Llovió durante días y días, sin parar un solo minuto y con una fuerza inusitada, provocando la evacuación de 9 mil personas y la muerte de 19 ciudadanos. Las plantaciones de caña de azúcar y las infraestructuras turísticas sufrieron consecuencias devastadoras que no ayudarán en absoluto a aliviar la crisis política y económica de la nación.
5. Samoa
Las islas volcánicas de Samoa también padecen los efectos del cambio climático con el desvanecimiento de los arrecifes de coral de sus costas, que servían de escudo natural ante la erosión y la invasión de las aguas.
“Quizá seamos las primeras víctimas de este fenómeno, pero vuestro turno llegará más tarde, les tocará a vuestros hijos o a vuestros nietos si no hacemos algo para solucionarlo”, advierte a las economía más desarrolladas la climatóloga samoana Penehuro Lafale en el documental Rising Waters.
6. Tuvalu
Tuvalu, un estado con 11 mil 500 ciudadanos, ya ha comenzado la evacuación de más de un centenar de habitantes. Este archipiélago del Pacífico se hunde bajo las aguas a causa del cambio climático. La comunidad científica ha señalado que esto es solo el comienzo para una gran cantidad de Estados que viven completamente rodeados de agua. El problema del realojo de personas y las evacuaciones serán una tónica habitual en la mitad de este siglo, con todos los problemas políticos y humanitarios que conllevarán.
7. Kiribati
La subida del nivel del Pacífico ya se ha cobrado sus primeras víctimas, de momento sólo tierras deshabitadas como las dos islas del archipiélago de Kiribati que han sido engullidas por las aguas en la última década.
Las 105 mil personas que pueblan esta pequeña nación formada por 33 atolones y una isla volcánica tienen asumido que su nación desaparecerá un día, en menos de 50 años si se cumplen las previsiones más pesimistas y el nivel del mar sigue su imparable subida de los últimos años.
El presidente del país, Anote Tong, anunció sin ningún tapujo el año pasado que Kiribati desaparecerá de los mapas tarde o temprano e inició una gira internacional para hallar una nación de adopción para sus conciudadanos.
9. Bangladesh
Más de 15 millones de personas corren el riesgo de convertirse en “refugiados climáticos” en Bangladesh, donde, según el Programa Medioambiental de la ONU, una subida de 1’5 metros en el nivel del mar haría desaparecer el 16 por ciento de su territorio.
9. Nauru
Nauru, es la república más pequeña del planeta y solo tiene 10 mil habitantes es mágica y hermosa pero a causa del calentamiento global está en peligro de desaparecer.
10. Islas Marshall
Las Islas Marshall, cuyo principal territorio, Majuro, ha perdido el 20 por ciento de su superficie de playa. La franja costera se reduce pese a los esfuerzos de los lugareños, que han construido diques para contener el inexorable avance del océano.
Un trabajo que seguramente sea vano porque el Gobierno advierte de que la tierra escasea y mantener en pie esos muros, en parte construidos con basura importada desde Estados Unidos, cuesta más que el presupuesto anual de todo el país.
Guillermo Aparicio Tejeda es uno de los cinco jóvenes estudiantes de la BUAP a quienes el destino los colocó en Japón en tiempos en los que un tsunami devastó la costa de ese país hace una semana.
Contrario a Cristian Flores y Hazael Pérez (ambos estudiantes de la Facultad de Lenguas) y Karina Ocampo (estudiante de Relaciones Internacionales), éste poblano no regresará el fin de semana a México y mucho menos a Puebla ya que, al igual que María José González (quien cursa un posgrado en Lenguas en la nación nipona) decidió quedarse en Okinawa, donde reside.
En el momento de la tragedia, el resto de los estudiantes se encontraba en Nara, una localidad ubicada al sur de Tokio, y su principal afectación es que la mayoría de los habitantes de provincias como Sendai, Fukushima y Tokio están yendo en un éxodo dramático hacia esa región lo que ha derivado en la carestía de agua, alimentos, medicinas y espacios para dormir.
De Guillermo Aparicio Tejeda, apenas se habían tenido noticias hace un par de semanas, cuando logró el cuarto lugar en el Tercer Torneo de Kobudo Original de Okinawa, Japón. Este estudiante de la BUAP compitió en Kata individual con Bo y Kumite con Bo, logrando la cuarta posición en ambas pruebas.
Dicho evento fue organizado por la Federación Estatal de Kobudo de Okinawa y contó con la participación de las cinco escuelas más importantes de la prefectura de Okinawa, además de competidores de Estados Unidos, Alemania y México, representado por Guillermo Aparicio, estudiante de Ciencias de la Computación de la BUAP.
El torneo se llevó a cabo el pasado 13 de febrero de 2011 en el Gimnasio de Haebaru en la Ciudad de Naha en Okinawa, donde Aparicio Tejeda compitió en Kata individual con Bo (bastón), avanzó a la ronda final entre los 6 primeros, quedó finalmente en cuarto lugar. Asimismo en Kumite con Bo, avanzó dos rondas y concluyó en la misma posición.
Cabe mencionar que en la edición anterior de este certamen, celebrada en 2009, el universitario poblano quedó en tercer lugar y obtuvo medalla de bronce.
El pasado domingo 1 de agosto ocurrió un “tsunami solar”. En el Hemisferio Norte de la Tierra se pudo ver una serie de “listones” brillantes que se formaron en el cielo con colores diversos y con una gran duración.
Según los que saben de estos asuntos, lo que ocurrió fue que el sol emitió una llamarada solar cuyo impacto provocó una tormenta geomagnética de 12 horas de duración de la que se advirtieron efectos como interrupciones en la comunicación telefónica y las redes de suministro de energía eléctrica.
De acuerdo con la candidata a Mujer Terra, en la categoría Ciencia, Pamela Arriagada, el fenómeno más allá de un suceso apocalíptico como lo hicieron creer algunos especialistas tiene que ver con un ciclo del sol, el cual dura 11 años y cada 11 años se pone más activo y activo quiere decir que le salen estas manchas solares y comienza a tirar la energía magnética que se ha acumulado. Es entonces cuando salen partículas ionizadas, o un poco de radiación más de lo normal en estas manchas solares.
“De la única forma que afecta es que se ven aureolas boreales más grandes, pero eso es más bonito que feo. En la comunicación telefónica, sí causa problemas, ya que afecta a ondas electromagnéticas que están en ciertas capas de la atmósfera y eso hace que se interrumpan las comunicaciones, pero más allá de eso no. Esto ha pasado siempre, cada 11 años y si tuviera algún efecto real, en la salud o en la vida de la gente, no sé, estaríamos todos muertos. Esa es la mejor prueba de que no por qué preocuparse”, explicó.
Ahora bien, sobre los efectos que se han podido apreciar ya existen videos en la red que más que espantar por aquello de que el mundo pudiera acabarse dejan una sensación de admiración ante lo asombroso que es el universo. Dale Play:
Reportera. Adicta a las historias de vida, el cine, la música y las redes sociales. Orgullosamente universitaria de la Facultad de Ciencias de la Cominicación de la..