Este martes dejaron de existir el famoso Pulpo Paul y el entrañable Walkman. Aunque muchos creíamos que hace al menos diez años que habían dejado de fabricarse, fue hasta hace un par de días que Sony anunció el fin de la producción de todo tipo de piezas y ensamble del pionero de la música portátil.

Yo no tengo iPod. Yo si tuve un walkman. Dormía con él. Pasaba la noche en vela brincando de estación en estación. De AM a FM. Mi pasatiempo era pescar las canciones de moda y grabarlas en un cassette. De hecho, mi papá solía regalarnos de vez en cuando una caja con 10 cassettes vírgenes a cada uno de sus tres hijos. Las pilas AA también se compraban por cajas en Tepito.

Recién iniciaba la década de los 90 y todos soñábamos con uno. Ya había visto durante los ochentas como mis tías y tíos iban y venían con este singular aparato. El que yo tuve me lo trajeron los Reyes Magos. También tenía incluido un micrófono para grabar y unos audífonos que sobrepasaban el tamaño de mi cabeza.

Después vino el discman. Sus años de gloria fueron menos ya que la era digital arrasó con la industria discográfica en una abrir y cerrar de ojos. Los reproductores de mp3 aparecieron en todos los tamaños y colores. Al final, fue Apple quien creó todo un lifestyle con su iPod.

Japón será el primero en erradicar este producto fabricado en China desde el 1 de julio de 1979. En 31 años se vendieron más de 220 millones de ‘Walkman’. La herencia de esta cajita gorda al mundo musical es la palabra que Sony Ericcson retomó para algunos modelos de sus celulares.