De un tiempo a acá, pareciera que Disney se propone desmitificar la figura del “príncipe azul” y la trillada frase del final “vivieron felices para siempre”. Y es que durante 50 años ambos conceptos dejaron muchos estragos en las damas que crecieron con la idea de encontrar al príncipe de cuento de hadas que le resolvería la vida real. Ahora las protagonistas de las historias rosas inspiradas en novelas de dramaturgos del siglo XIX son valientes, aguerridas e independientes.

Hay que recordar que de origen Los Hermanos Grimm, Hans Christian Andersen y Vïctor Hugo (por mencionar a algunos), escribieron historias más crudas que las que la empresa de Walt Disney presentó en dibujos animados a mediados del siglo pasado con versiones mucho más fantasiosas.

Así, vimos en 2010 a Mia Wasikoska ponerse el vestido azul con blanco de “Alicia en el país de las maravillas”, para enfrentar a la reina roja y al final revelarse delante de toda la sociedad y decir que no se quería casar con el lord que le estaban imponiendo, además de que renunció a ser una elegante y distinguida princesa.

Luego, en 2012, en “Valiente”, Mérida aparece con sus rizos rojos para poner a su padre con los nervios de punta pues quiere elegir su propio destino y no quiere que le arreglen el matrimonio. Con su destreza de arquera boicotea el casting de su futuro esposo, además le gusta la vida campirana y se niega a bordar tal como lo hace su madre.

Apenas en el invierno pasado, Elsa congeló la pantalla grande en “Frozen”. Después de todo un proceso reflexivo y de aceptación en el que nada tiene que ver la figura masculina, la reina de las nieves gobernará sola Arendelle. Mientras que su hermana menor, Ana, demuestra a las niñas de hoy que no deben engancharse con el primer desconocido que encuentran en la calle aún cuando provenga de cuna de oro pues se lleva un fiasco con el duque Weselton. Al final, el “acto de amor verdadero” que descongela el corazón de Ana no es un beso de su segundo enamorado (un vendedor de hielo), sino salvar de la muerte a su hermana.

Llegamos a Maléfica – actualmente en cartelera - en la que Angelina Jolie da vida a la famosa bruja. Lejos de ser una malvada despiadada con sed de venganza, resulta que es un hada herida por el desamor de un plebeyo ambicioso que quería ser rey y le cortó sus majestuosas alas. Sin embargo, al darle el toque humano al personaje, también enseña a las mujeres ardidas de hoy a perdonar y centrar su vida en otra cosa que no sea un hombre. Por lo que toca a Aurora, resulta que tampoco la despierta el beso del apuesto príncipe que conoció unas horas antes, sino el de su “hada madrina” que la ha cuidado desde pequeña.

Mención aparte merece la Blancanieves de Warnes Bross. Proyectada en 2012, en la que Charlize Theron como una seductora bruja hace que los hombres con todo y su reino caigan a sus pies. Mientras que Kristen Stewart termina más encantada con el cazador fornido, sucio y mundano que con el príncipe de rasgos finos que representa su “primer amor”. Después de morder la manzana envenenada, Blancanieves tampoco despierta con el beso del príncipe y al final recibe la corona también sola e independiente.

Aunque sabemos que los príncipes y los cuentos de hadas no existen, las princesas siguen siendo parte de la vida real, sin embargo, el caso de Kaitlyn Terrana es sorprendente. Esta chica originaria de Canadá, es conocida como La Bella Durmiente porque sufre de episodios que la obligan a dormir durante 20 horas al día, durante 10 días seguidos.

De acuerdo con los que saben, se trata de una enfermedad neurológica rara que padecen mil personas en todo el mundo, es el Síndrome de Kleine-Levin, también llamado desorden de la “Bella Durmiente”.

“En el comienzo de sus episodios, ella está muy cansada. Yo puedo darme cuenta, pero ella no habla de eso con nadie. No es muy agradable de contar, pero es como si fuera un zombie caminando, no sabe lo que está pasando a su alrededor. Así que no hay empatía, no hay sentimientos. Está como en una nebulosa”, relató su madre a la prensa internacional.

Según el portal unalechuza.com Kaitlyn tuvo su primer ataque hace dos años, cuando tenía 15. “Básicamente, empecé a sentirme muy rara. Me sentí muy apagada. No podía concentrarme en la escuela. Entonces, de la nada, salí y volví a la normalidad. Básicamente, me sentía como si hubiera estado drogada durante un mes entero. Estaba confundida acerca de un montón de cosas. Miré mis notas y no estaban escritas correctamente”, declaró esta peculiar chica.

El Síndrome de Kleine-Levin se inicia principalmente en la adolescencia, pero puede ocurrir en niños y adultos. Los síntomas incluyen: hipersomnia, hipersomnolencia, agotamiento total de la mente y el cuerpo, conducta alterada, hipersensibilidad, agresión y miedo, dolores de cabeza severos, hipersensibilidad al ruido y a la luz, apetito alterado, confusión mental y desorientación.

Además, las personas que lo padecen presentan incapacidad para distinguir entre el sueño y la realidad, con posibles alucinaciones y episodios de sonambulismo, descontrol de la temperatura del cuerpo, náuseas, diarrea, vómitos y dolor de estómago, y en algunos casos, hipersexualidad.

Y lo peor de todo es que por ahora, no hay una cura para esta rara enfermedad.