El fenómeno de la migración internacional es cada día más visible. Con ello, el clima de inseguridad para las decenas de centroamericanos y mexicanos que buscan llegar al otro lado. Tíos, padres, abuelos, suegros, sobrinos y hermanos se marchan para buscar una mejor vida, con la poca seguridad de llegar sanos y salvos a sus destinos.

En medio de la nube de violencia y de violaciones contra los migrantes, Las Patronas, un grupo de mujeres que desde hace casi 18 años presta ayuda humanitaria y proporciona hospedaje y comida a los migrantes que pasan por Veracruz, recibió esta semana el premio de derechos humanos “Sergio Mendes Arceo”.

Detrás de este reconocimiento está una larga lista de quehaceres, como cocinar todos los días, apartar un poco de la propia comida para la ayuda a migrantes, procurar mantener una guardia de apoyo, donar arroz, frijol y lo que se pueda, para alimentar a los centroamericanos que viajan sobre “La Bestia”.

La tarea de Las Patronas está centrada en dar alimento a los migrantes. Después de cocinar, embolsan toda la comida que tengan a su disposición. La juntan en cubetas y bolsas más grandes y se aproximan al tren. Esperan que pase la locomotora, cargada de personas, para aventarles el sustento. También embotellan agua. Los migrantes son muchos, el alimento y el tiempo que tienen para depositarlo en el tren, muy poco.

Cuando Las Patronas recibieron el reconocimiento en manos del poeta y escritor Javier Sicilia, una de ellas de nombre Julia expresó: “De momento te sientes muy contenta, tantas cosas que hacemos por el migrante, que te den un premio es una emoción que a veces no nos los esperamos”.

Aquí el video en reconocimiento a esta labor. Donde un grupo de mujeres buscar que se respeten los derechos humanos de cientos de migrantes que pasan por México, únicamente para mejorar su condición de vida. Para verlo dale click.

Javier Sicilia terminó su Caravana por el sur del país. El poeta ahora podrá tomar un respiro y vivir como Dios manda el duelo al que obliga toda pérdida. Y seguramente el dolor de enterrar a un hijo debe ser lo peor que a un padre le puede ocurrir, sin embargo, Sicilia decidió postergar los pasos de ese proceso y refugiarse en un movimiento catártico para él y todas las víctimas del daño colateral que ha dejado la sangrienta guerra entre el ejército mexicano y el crimen organizado.

Curiosamente el mensaje de este ideólogo halló eco en los ciudadanos más comunes que corrientes que estamos “hasta la madre” de escuchar un día sí y otro también el saldo que han dejado asesinatos sanguinarios, balaceras y atentados por parte de unos malandros que se creen dueños de la vida de inocentes.

De ser un padre que se desgarró las entrañas tras el asesinato de su hijo, hoy Javier Sicilia ha cobijado a problemáticas que van más allá de los narcotraficantes pues habla de los crímenes impunes de toda índole, desde las mujeres desaparecidas en Ciudad Juárez hasta los migrantes que padecen en su paso por el sureste del país.

Ayer, antes de partir a la ciudad de México para cerrar su caravana, seguida por muchos y criticada por otros tantos, Javier Sicilia pasó por el zócalo de Puebla, donde tras dar su discurso y escabullirse de la prensa, dio un paso en falso que el productor multimedia de Puebla On Line, Martín Cristobal, tituló: “La caída de Javier Sicilia en Puebla”. Para ver el vídeo de 17 segundos, dale play:

Si uno viaja en carretera de Puebla a Acapulco debe pasar inevitablemente por Cuernavaca, otro de los destinos fugaces que nos ha arrebatado el narco.

Dice mi amiga Miriam que la situación se ha vuelto demasiado tensa. “Cuando estás en la oficina y los de seguridad llaman a cada departamento para decir que nadie puede salir y que debemos mantenernos agachados en el suelo es porque ya saben que hay una balacera cerca”, me dijo la última vez que me visitó en Puebla. La misma ocasión que me contó que cada vez es más común circular por las avenidas principales de Cuernavaca y toparse con cabezas colgadas o cadáveres tirados a un costado del asfalto. “Imagínate que íbamos con Sam (su hijastro de 4 años)”, remató.

El lunes recordé ese pasaje cuando me encontraba de paso por la capital de Morelos y leí en Twitter dos noticias, una hacía alusión al plantón que la causa “Estamos hasta la madre” que apoya al poeta Javier Sicilia mantiene en el zócalo de esa ciudad como parte del reclamo que emprendió tras la muerte de su hijo junto a sus amigos a manos del crimen organizado al salir de un antro.

La otra noticia se refería a la familia del suizo Olivier Tschumi, secuestrado en Cuernavaca, que rompió el silencio y pidió ayuda al gobierno de Suiza en medio de su desesperación e impotencia pues a cuatro meses del plagio no saben nada del paradero del extranjero de 49 años y padre de cuatro hijos pequeños.

Tschumi, un horticultor y dedicado al negocio de la relojería, fue secuestrado el pasado 19 de diciembre cuando fue a pasear a sus perros al bosque, lo único que encontraron fueron sus lentes tirados y él no llevaba ningún documento de identidad consigo.

Así las cosas me apaniqué por las historias leídas y evité caminar sola hacia el Palacio de Cortés y preferí esperar a que el resto de la familia me alcanzara al lugar donde escribía esto.

En Twitter los hashtag #NoMásSangre y #MarchaNacional se ubicaron en el trend topic del día. En Facebook miles aceptaron la invitación para asistir a alguna de las réplicas de la marcha de ayer. Sin embargo, la ola de violencia que azota a México no debiera ser sólo un tema de moda, de popularidad y de discursos demagógicos.

Si bien el llamado al que convocó el poeta y periodista Javier Sicilia fue derivado de la sangrienta guerra que el crimen organizado ha desencadenado como un cáncer que tiene en agonía a los mexicanos, los crímenes de toda índole son objeto de repudio.

No hace falta que en Puebla se vean autos con decenas de cadáveres, ni tampoco constatar que todos los días numerosas personas mueren a manos de narcotraficantes por cuestiones de ajustes de cuentas. Para oler el miedo y lograr que a una se le ponga la “piel de gallina” basta con enterarnos del fatal desenlace que encontró una mujer de 56 años que perdió la vida al recibir dos disparos en medio de un asalto.

El hecho de que un par de sujetos la hayan amagado a bordo de su auto tras salir del banco, nos hace pensar mal y desconfiar de todo y, obvio, del personal de las instituciones bancarias.

Circular de día y de noche por la ciudad trazada por los ángeles ya no es seguro. Viajar en carreteras desde Baja California hasta Quintana Roo tampoco ya es garantía. Hemos llegado a un punto en el que la paranoia nos tiene presos, pero lejos de paralizarnos debe empujarnos para hacer que las cosas cambien.

Al paso que vamos me aterra pensar en lo que mis hijos, que aún no nacen, verán en el México del 2020. Mientras en las redes sociales se creó un nuevo hashtag para pasar del #YaBasta y el #Nomássangre al #Estamoshastalamadre, en los foros sobre el tema encontré una propuesta simple que bien podría ser un buen comienzo para restaurar el bien común.

Bajo el seudónimo de Yo Sí Creo en México, una madre de familia propuso en Yahoo las siguientes premisas que bien valdría la pena tomar en cuenta para nuestro día a día:

1.- No hagas cosas incorrectas como ofender al que conduce al lado tuyo o tocarle el claxon.

2.- No endioses el dinero, eso es lo que ha llevado a la sociedad a legitimar acciones como robar, sobornar o pasar por alto valores universales, porque en palabras de muchos ” todo es permitido en pos de tener una mejor casa, coche, estatus, etc.”

3.- Enseña a tus hijos a través del ejemplo, se congruente.

4.- No des mordidas ni dádivas. Recomiendo que traigan los reglamentos de tránsito de sus localidades o el de la SCT, en caso de que salgan a carretera, les aseguro que en cuanto les quieran extorsionar o levantar una infracción los “agente” no tendrán argumentos para infraccionarlos, claro si no has cometido un agravio a la ley.

5.- No le permitamos todo a nuestros hijos, es necesario reprenderlos cuando sea necesario, y por favor no le cumplamos todos sus caprichos, ahí radican muchos de los males que hoy existen, todo por ser padre permisivos.

6.- Ayuda a todo el que puedas, hacer una cadena de favores como en la película, aunque esta ayuda sea pequeña, es increíble las repercusiones positivas que esas acciones pueden tener.

7.- Hay que poner mucha atención a la base de la sociedad….La familia, cuántas cosas estarían mejor si dedicáramos 10 o 15 minutos, para darnos cuenta de que necesitan aquellas personas que están justo al lado de nosotros.

8.- Y básicamente hay que sonreír siempre, ante cualquier circunstancia, podemos hacer felices a las personas que encontramos a nuestro paso.

9.- Si comenzamos a cambiar la mentalidad de la generación de la que hoy somos responsables, estoy segura que el futuro próximo y lejano será mejor.