Hasta una ciudad llamada Karlovy Vary llegó esta semana la historia de un par de mujeres de la mixteca poblana que aborda el concepto de la tiricia, esa palabrita que usan las abuelitas para evocar a sus pueblos y definir a la extrema tristeza.

El oaxaqueño Jorge Pérez Solano, ha centrado su obra cinematográfica en retratar la realidad olvidada en la mixteca tanto de su natal Oaxaca como del territorio que colinda con Puebla y Guerrero.

En Zapotitlán Salinas, municipio poblano, rodó su ópera prima llamada Espiral, pero también ahí filmó las escenas de La Tiricia; ésta última película es la que lo llevó a cruzar el globo terráqueo y llegar al Festival de Cine de Karlovy Vary en República Checa, a donde la cinta compite en la sección oficial del certamen.

De acuerdo con con el propio Jorge Pérez Solano, la tiricia es una palabra de la mixteca, usada en los pueblos para decir que el alma se escapa del cuerpo y la gente entra en profunda tristeza. Siendo un mal que invade más a las mujeres. Es por esta razón que escribió la trama en torno a dos singulares féminas:
Cheba y Ángeles, quienes están embarazadas, ambas pasan de la alegría a la tristeza y viceversa.

Ante la prensa internacional, el director destacó que su nuevo filme es la única película latinoamericana en competencia en Karlovy Vary este año. El tema principal es otro problema que afecta a la Mixteca: el abandono de los hijos por sus madres.

El largometraje, que cuenta el abandono de sus bebés por dos madres por circunstancias sociales y el machismo reinante en un entorno de pobreza, es interpretado por Adriana Paz y Gabriela Cartol. Los actores Gustavo Sánchez Parra y Noé Hernández tienen a su cargo los principales papeles masculinos.