y la gente te pregunte

lo que yo he sido en tu vida,

diles que fui importante,

que me has querido bastante

y no estás arrepentida.

No les hables mal de mí,

no te vale ser así,

que no soy un enemigo,

Dios es testigo, ¡cuánto te amé!

No les cuentes mis defectos,

dí que fui casi perfecto,

aunque sepas que es mentira.

Que si no nos entendimos,

así lo quiso el destino,

que son cosas de la vida.

Que si estamos separados,

es que  el amor se ha acabado

pero que es eso nomás”

Se acabaron los tiempos del amor eterno. Hoy las historias de amor no terminan en el altar con el clásico “y vivieron felices para siempre”. En el siglo XXI la apuesta por un matrimonio sólido y duradero es cada vez más esporádica. Los jóvenes se han refugiado en la unión libre, en los frees, los amigos cariñosos, los “amigovios” o cualquier otra forma de convivencia en pareja que los proteja de los eslabones de la vida conyugal.

Basta con mirar alrededor. De acuerdo con cifras oficiales, en Puebla tan sólo en los tres primeros meses de este 2009, la Procuraduría del Ciudadano concluyó 354 casos de divorcio. Es decir, en los primeros 90 días de este año ante esta instancia pública habían acudido tres centenas y media de parejas en busca de la libertad. Haciendo uso del ábaco, podemos concluir que en promedio, cada día se consuman de 3 a 4 divorcios en territorio poblano.

De los 354 procesos civiles, 196 fueron de tipo voluntario, es decir, hombre y mujer estuvieron de acuerdo en dejar las cosas por la paz. Cabe mencionar, que no toda separación se logra de común acuerdo, ni es un marco de miel sobre hojuelas. De hecho, en la mayoría de los casos, la violencia intrafamiliar es la principal antagonista de las historias que nacieron en medio de fantasías rosas.

Además de un penoso y trágico escenario de violencia, otras de las causas principales por las que los poblanos y poblanas rompen todo vínculo matrimonial son: el abandono del hogar conyugal; y no aportar los recursos económicos para la manutención familiar, por aquel sabio dicho que reza “cuando la pobreza entra por la puerta… el amor escapa por la ventana”.

Dicho en las propias palabras del Procurador del Ciudadano, Martín Fuentes Morales, lo que está aconteciendo es que “hoy en día las parejas ya no se casan para siempre, pues la mujer, sobre todo, tanto en las zonas urbanas como en el campo, le han perdido el temor a la denuncia. Ahora, ya no se quedan calladas, saben que hay organismos gubernamentales que las apoyan; y si son víctimas de lesiones derivadas de maltrato físico por parte del esposo, acuden ante el agente del Ministerio Público”.