Yo no “abueleé” físicamente. No tengo la altura ni los ojos claros de Papá Pepe, tampoco los rasgos finitos de Mamá Tanis y Mamá Fina.

A quien si recuerdo similar a mis labios, los ojos y la nariz es a Papá Tolo, quien viajó al cielo hace unos 24 años.

Ayer que llevaban y traían a los abuelitos pa’ acá y pa’ allá, pensaba en los papás de mis papás y lo que podría tener de ellos, osea lo que podrían haberme heredado.

Como escribía, no abueleé en el sentido físico pero si tengo mucho de ellos en mi forma de ser.

Creo que tengo el corazón de pollo del profesor Eustolio Cruz que heredó a su hijo Carlos, quien a su vez lo impregnó en mi ADN.

De la maestra Juanita tengo la generosidad de ayudar a quien necesite una mano amiga, pues siempre repito su máxima que pronuncia cuando alguien no quiere aceptar su apoyo: “cuando te den, agarra”.

La mamá de mi mamá suele encogerse cuando recibe un abrazo y yo concluyo que los tintes de mi poca capacidad para demostrar o recibir afecto proviene de Doña Jose.

Se cuentan mil historias de Don José pero las que me han tocado ver me indican que lo ocurrente, alegre y su empeño por disfrutar las cosas buenas de la vida, es el mejor legado que me ha podido dejar.

Yo soy de esos raros especímenes que no solía pronunciar ni una sola grosería. Mi hermana me hacía burla cuando mi palabra más fuerte era “tonto”. Fue hasta después de los 24 años, osea ya mayorcita, cuando comencé a usar palabras altisonantes en mi vocabulario. No es que me descosiera, pero si encontré una manera de sacar un poco del estrés, el enojo, la impotencia y la frustración que algunos sucesos del día a día despiertan en cualquiera ser humano.

Leyendo en Twitter los miles de comentarios que desencadenó el video de las famosas “Ladies Polanco”, por cada veinte tuits que criticaban a Azalia (quien por cierto no precisamente ganó el Big Brother por ser una linda y delicada princesa de Disney), sólo uno mostraba simpatía por la manera altanera y prepotente con la que el par de mujeres encaró al policía que la iba a “remitir” por manejar en estado de ebriedad.

No es que celebre el empujón o la rudeza verbal que las muchachas propinaron a los elementos de seguridad pública del Distrito Federal, pero si hay algunos detalles que me impiden compartir la opinión del colectivo. En primer lugar, los tuiteros misóginos salieron del closet y se muerden la lengua al escribir comentarios trillados como “¿Con esa boquita comen?” o “Pinches viejas ebrias”. No puede ser que en pleno siglo XXI aún se siga pensando que sólo los machos pueden monopolizar el vocabulario soez y saludar con un “¡Qué onda cabrón!”, mientras que las “niñas” debemos ser recatadas y modositas.

Luego entonces, están las tuiteras mustias que se espantan porque sus compañeras de género se atrevieron a decirle una sarta de groserías a los policías que, asalariados o no, forman parte de una institución en la que la mayoría de los mexicanos (yo incluida) desconfía por completo.

No es por nada pero ya quisiera yo tener los pantalones de estas chicas para enfrentar a los uniformados que circulan por las calles con aires de grandeza, se pasan los altos, rebasan los límites de velocidad y todos los días tienen el descaro de voltear y acosar con su mirada a las conductoras.

La otra cara de la moneda tiene que ver con la doble moral de los policías que así como le dan su “calentadita” a cualquiera que se atreva a mirarlos de manera altiva, se hacen los indefensos ante un par de borrachas y prefieren dejar pasar la falta en lugar de, de verdad, hacer valer las leyes que se supone rigen a hombres y mujeres por igual.

En fin… si en este país se hiciera caso a lo que decía Don Benito Juárez, “el respeto al derecho ajeno, es la paz”, el panorama sería otro. He dicho.

De origen poblano pero con contenido de todas partes del mundo, la página www.hazmeelchingadofavor.com suele presentar imágenes, situaciones o anécdotas chuscas que en el día a día a uno le hagan expresar precisamente el título de este sitio web. A continuación las últimas joyas que fueron captadas en suelo poblano, lo mismo en la autopista Puebla – México que en las calles de Atlixco, las inmediaciones del Paseo Bravo, el Centro Histórico o en el municipio de San Pedro Cholula.

En este curioso local no se andan con rodeos y más vale que lo tachen de exagerado que de ingenuo por aquello de los atracos. Un total de 21 candados nos recuerdan aquello de que “el miedo no anda en burro”.

A un conocido mercado donde encuentras piratería muy barata y los últimos estrenos mundiales, llegó este poli en su moto sin placas bien bravucón a adquirir la película “El Infierno” entre otras cinco películas para aprovechar la promoción d 6 DVD x $50 pesitos.

Aquellos que salen de misa por el rumbo de El Carmen, suelen encontrarse esta bella obra de ingeniería urbana y ahorro del presupuesto. “Pues vaya que debe estar bien firme la raíz de este arbolito por que darle sostén a ese poste bien vale la pena aplaudirle el esfuerzo diario que ha de realizar, al parecer a los inges de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) se les cuatrapearon las mates y les salió un árbol atravesado en su camino”, escribió el autor de esta foto.

Por las calles de Puebla circula este carro bastante llamativo, pero lo más chistoso es que su conductor es un hombre que tal vez quería impresionar a las mujeres.

Para aquellos que sueñan con la fama, aquí esta una oportunidad.

Un ocioso iba de paso rumbo a Xicotepec de Juárez, se detuvo a comprar víveres en la tienda de autoservicio y al pasar a la sección de licorería encontró que había un programa de apoyo a la economía familiar para todos aquellos que no tenían el presupuesto suficiente.

“Pues como ves a este wey?, iba a 110 km/hr, con rumbo a Puebla. Luego preguntan que porqué chocan o de plano trae la pata con unos champiñonzotes. Lo único seguro es que tiene materia fecal en vez de materia gris”, escribió e paparazzi que tomó esta foto y la subió al portal.

“Navegando en Internet mientras buscaba un hotel económico en la ciudad de Cholula, Puebla, me encontré que ahí abren los autos oficiales con un gancho. ¿Cuáles son las posibilidades que te fotografíen en plena movida?”, fue la descripción de un usuario que recurrió a Google Maps para descubrir a este bribón.

La antitesis del Día del Amor y la Amistad es la desdicha, el dolor, la tristeza y el llanto. Pensando en quienes son “grinch” del 14 de febrero, recordamos cinco escenas trágicas que nadie olvida y que son las favoritas de los masoquistas.

1. Candy Candy
Pocas han sido las mujeres que han logrado superar la muerte de Anthony o el adiós de Terry Grandchester. El melodrama animado creado en 1976 traspasó más de tres generaciones a las que empapó de lágrimas y melcocha, elementos básicos en la vida de la niña rubia huérfana del Hogar de Pony que al final se convierte en enfermera durante la Primera Guerra Mundial.

2. Remi
Otro huérfano. No conforme con ser un pequeño de seis años que hace circo, maroma y teatro en las calles con tal de ganarse un par de pesos para comer, este niño francés derramaba su lágrima un día si, y otro también. La muerte del Señor Vitalis y de su changuito Corazón de León fueron motivo de que más de uno tuviera que acudir al terapeuta.

3. Simba y Mufasa.
El Rey León fue otra de las tantas películas de Disney que recurrió a la muerte de los progenitores para tocar las fibras de los niños justo cuando estaban por acomodarse en su butaca.

4. El adiós a los juguetes.
Toy Story 3 es la última película de Disney en la que la amistad termina en lloradera. Desde que empieza y hasta que termina, quienes vivieron su infancia en la década de los 90 tuvieron el nudo en la garganta al ver a Andy despedirse de sus inseparables Woody y Buzz Lightyear y el resto de la pandilla.

5. Jack y Rose.
No se trata de una caricatura pero sí de un clásico del drama en el séptimo arte. La imagen del cadáver de Jack Dawson en el cuerpo de Leonardo Di Caprio cuando va cayendo al fondo del océano Atlántico tras el naufragio del Titanic puso la piel chinita a las quinceañeras enamoradizas de finales del siglo XX.

Puebla ya tiene su “Gaviota” y su Peña Nieto. Martha Erika Alonso no es precisamente estrella de telenovela (aunque el nombre si lo tiene) y Rafael Moreno Valle no cuenta con los clubs de fans que tiene el gobernador del Estado de México por considerarlo “bien parecido”; sin embargo, ambos se asemejan a la pareja presidencial en cuanto a ser personas de socialité y abolengo.

Los que saben de marketing político coinciden en que la esposa del gobernador del estado, fue y es, pieza clave para la alternancia que está viviendo Puebla. A través de Facebook compartió durante la campaña del ex secretario de Finanzas cada uno de los eventos a los que ella asistió como parte de las actividades proselitistas.

La tarde de este miércoles escribió en su muro a sus 759 contactos: “Amigos y familia, a partir del próximo viernes daré de baja esta cuenta, pero los invito a que sigamos en contacto en el nuevo link Martha Erika A. MorenoValle”. Dicha liga corresponde a un nuevo perfil en el que la rubia se ostenta oficialmente ya como presidenta del Patronato del Sistema Estatal DIF.

En las primeras 24 funcionando, esta página acumuló 109 seguidores. “Agradezco a todos los miembros del Patronato por su apoyo incondicional, así como el respaldo de las damas del Voluntariado porque ¡juntos transformaremos a Puebla!”, fue el primer mensaje que publicó la ya famosa Martha Erika, quien llega al DIF Estatal con un aura blanca a su alrededor, una imagen fresca que irradia seguridad, confianza, sencillez y, principalmente, distinción, esa que da la clase social. Distinción con la que no contaron en su arranque como primeras damas sus dos antecesoras: Socorro Alfaro de Morales y Margarita García de Marín.

Para calentar motores, compartió ya tres álbumes de fotos, el primero corresponde a las imágenes de la toma de protesta del organismo que encabeza, es decir al primer día del morenovallismo; un segundo está dedicado a los momentos que compartió con pequeños del Hospital para el Niño Poblano, a quienes visitó en su segundo día de trabajo; y el tercero sólo contiene dos fotos de perfil.

La primera de estas fotos es una que ya en antaño ocupaba para identificarse cuando era usuaria común y corriente del Facebook, días en los que (al igual que Angélica Rivero con Peña Nieto) mostraba su idilio con Moreno Valle Rosas como cualquier pareja de enamorados.

La segunda foto, misma que corresponde a la carta de presentación de este perfil creado para la dependencia estatal corresponde a una imagen más formal en la que la pareja de Casa Puebla pareciera que quiere transmitir el mensaje de una familia feliz. Y es que aunque no tienen hijos, ambos tienen claro que la nueva tendencia en la clase política mexicana es apostar a ganar la simpatía del inconsciente colectivo a través del morbo que genera una vida de telenovela, en la que el mundo es color de rosa, el dinero sobra y las carencias no asoman ni siquiera la nariz.