Todos tenemos una adicción. A lo que sea. A un hombre, a una mujer, al sexo, al celular, videojuegos, a la comida, al trabajo, las compras, al refresco, al alcohol, o ya de plano a la marihuana.
Algunas adicciones son bien vistas por la sociedad, otras cuestionadas por los moralistas y también están las que ni siquiera la ley las consiente. ¿A qué somos adictos los mexicanos?
La respuesta es interesante, pues no somos una patria “pacheca”, como las películas nos dicen que es la sociedad de Estados Unidos. Resulta que los mexicanos “intenseamos” con el trabajo (48%), el café (47%), el refresco (seguramente a la Coca Cola) y después la televisión y el smartphone (32.5%).
Lo anterior lo concluyo Consulta Mitofsky en un sondeo realizado en mil hogares de la República Mexicana durante 2013.
Sobre las drogas legales, el estudio concluyó que del 100 por ciento, el 27 se asume como adicto al cigarro y 11 por ciento al alcohol.
Cuando le di seguimiento al Festival de Cine de Cannes de este año, me llamó la atención que una película mexicana abriera la muestra del séptimo arte en esa ciudad francesa. Después me inquietaron las noticias sobre el hecho de que la violencia retratada en el filme Heli hubiera ocasionado que algunos críticos y cineastas se salieran de la sala de cine. Y al final quede impresionada porque el creador de la cinta, el guanajuatense Amat Escalante, fue reconocido por el jurado encabezado por el afamado Steven Spielberg como el mejor director.
Con tamaño premio y con tal polémica, lo único que me quedo fue esperar a que la película se estrenará en las salas de cine de México. Eso sí… sabía que habría que tener los ojos abiertos porque tales productos siempre llegan con meses de retraso a nuestro país y con una o dos copias que sólo se exhiben por el par de semanas reglamentario y en horarios poco accesibles.
Y así es. Heli está por cumplir dos semanas en la cartelera de Puebla. Con solo dos copias: una en La Noria y otra en la sala VIP de Angelópolis. Con sólo tres proyecciones al día que obligan a un asalariado común a una de tres opciones: volarse la comida, fugarse antes de que concluya la jornada laboral o bien, desvelarse un poco.
Yo elegí la última opción, con todo y que dudaba que las imágenes que pudiera ver en Heli me dejarían un mal sabor de boca que podría extenderse hasta mis sueños o mejor dicho, mis pesadillas.
Quienes asisten al cine sólo por diversión y entretenimiento al fiel y puro estilo de Spielberg dirán que es una “espantosa película”. Sin embargo, resulta genial para quienes intentamos no cerrar los ojos ante la realidad que está consumiendo a México, a quienes nos duele pensar que en el norte y centro del país, los cadáveres colgados, las cabezas en las carreteras y la tortura de familias humildes que viven el “daño colateral” del crimen organizado es ya parte de la rutina.
Heli, es una cinta de ficción situada en una comunidad cercana a León, Guanajuato (donde nació el propio Amat). Parte de la idea romántica de una niña puberta de 12 años que es novia de un cadete militar. Nada alejado de la realidad, a él sólo le interesa el “faje”, mientras que ella lo ve como una ve a los hombres a esa edad, así que no duda en aceptar la propuesta de fugarse a Zacatecas para casarse y por fin completar el acto sexual.
Curiosamente, en la cinta no figura ningún narcotraficante como los vimos en El Infierno o Miss Bala. La violencia, la corrupción y el crimen parte de los propios militares, de las propias autoridades, hecho que aterra porque es nuestra triste realidad.
No voy a contar la película porque es obligado ver cómo las cosas se descomponen y van desencadenando situaciones que se viven en comunidades en medio de la nada de la mayoría de los estados donde gobierna el tráfico de drogas.
La fotografía es excelente y la dirección retrata el silencio que es testigo de lo que está pasando. Más allá de esta historia de ficción, lo que Amat Escalante quiere mostrar al mundo –entre otras cosas - es cómo en los propios hogares se consiente a seres que han perdido el gen de la sensibilidad y que así están educando a nuevas generaciones, además de cómo la condición humana va adecuándose al ambiente para sobrevivir bajo la simple, llana y trillada premisa: la violencia genera más violencia.
Según la primera Encuesta de Usuarios de Drogas Ilegales (EUDI), realizada en la ciudad de México y el Estado de México revela que la familia de los usuarios es tolerante con el consumo de drogas. El reporte publicado en www.consulta.mx muestra cifras interesantes que debemos considerar aun cuando no vivamos en la capital del país, pues sería ingenuo pensar que estamos exentos a dicha realidad; pues así nos pasó con la inseguridad y así nos va…
De acuerdo al estudio 54% de los consumidores tiene una escolaridad de nivel licenciatura terminada o trunca, mientras que casi 28% cuenta con bachillerato. En tanto que casi el 70% de los encuestados trabaja y 43% estudia.
3 de cada 4 usuarios se iniciaron con mariguana y la mitad de estos lo hicieron antes de los 18 años. Las sustancias ilegales más utilizadas como drogas de inicio son: mariguana, inhalables y cocaína.
8 de cada 9 encuestados refirió haber obtenido de forma gratuita las primeras drogas que consumieron. Más de un tercio de los encuestados afirmaron surtirse en “tienditas”, mientras que 11% lo hizo a través de amigos.
54.3% de los usuarios refiere conocer las sanciones por portar drogas y 35.7% conoce sus derechos como usuario de drogas, mientras que 77.2% de los usuarios concuerda en que las drogas causan daño.
La mayoría de los usuarios se inicia en el uso de drogas siendo menor de edad (los usuarios de mariguana se inician en promedio a los 16.1 años y de inhalables a los 14.7 años).
Entre las conclusiones destaca el hecho de que las drogas legales son la puerta de entrada al uso de drogas, mientras que la mariguana es la principal droga ilegal de inicio, lo que sugiere que los usuarios consumen las drogas a las que tienen mayor exposición.
Anoche muchos mexicanos celebraban el triunfo de Barack Obama en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Muchos quisieron encontrar consuelo en la reelección del primer presidente afroamericano del vecino país como si con ello olvidaran que viven en México y que en el tercer mundo la democracia aplica de otra manera.
Resulta que la jornada electoral de este martes ha sido la más tuiteada, comentada y compartida en las redes sociales en toda la historia. Claro que hay que considerar que hace cuatro años el microblog estaba en pañales en América Latina y sólo era explotado por la nación norteamericana.
En Twitter, algunos criticaron que se celebrara la reelección en Estados Unidos cuando si se tratara de un país de Latinoamérica la reacción por el mismo hecho generaría repudio, crítica y rechazo generalizado porque, de este lado de la frontera, la reelección es la hija menor de la dictadura. Otros tantos bromearon con que Andrés Manuel impugnaría “la imposición” o con la creación de un grupo denominado #Iam132 que “marcharía” por la Gran Manzana o Washington como una especie de parodia con la grilla azteca.
En mi humilde opinión, si a nuestros parientes y paisanos que viven en Estados Unidos les irá bien o mejor con Obama, es algo que ya se verá, así como si los cárteles, la DEA y demás seguirán con sus contubernios que han provocado que el tráfico de armas y drogas entre ambos países se dispare, también dependerá de lo que en Los Pinos decida a partir del 1 de diciembre el nuevo presidente mexicano, Enrique Peña Nieto.
Mientras tanto, aquí el tuit del triunfo que ayer inundó el ciberespacio.
Un mal paso lo tiene hoy en la cama de la Beneficencia Española. Hace 40 años inició (sin querer queriendo) una nueva etapa en la literatura de Latinoamérica. Fue en 1969 cuando público “La Tumba”, una novela “preondera”, descrita así por él mismo. Y es que esta obra dio paso a “La Onda”, movimiento literario que distinguió a los jóvenes inquietos que alzaron la voz, refrescaron el lenguaje literario y revolucionaron a un México que no hacía mucho tiempo se había quitado el yugo de un dictador pero que, paradójicamente, había quedado ahora bajo el dominio de un partido hegemónico.
José Agustín, de origen acapulqueño, es un ícono de la prosa mexicana. Hoy está en Puebla, muchos celebramos su participación en festival de cine documental musical In Edit que organizó el ayuntamiento de Puebla. Muchos estamos apenados porque en plena visita haya terminado, groso modo, con la oreja rota, el cráneo golpeado y seis costillas rotas.
Cursaba la materia de “Literatura Mexicana” en mis años universitarios, cuando me topé con este autor rockero y con su obra célebre. Creo que cada libro siempre nos aporta algo y modifica nuestra visión de las cosas, amplia la gama de colores con que solemos ver la vida.
Entre “echarse un polvo”, whiskey, sexo, dinero y rebeldía propia de la edad, el libro del famoso Gabriel que es abordado por el insistente sonido de “clic”, abordó temas que aunque nadie hasta ese entonces había siquiera intentado escribir con todas sus letras, no significaba que no estuvieran (y sigan) ocurriendo, tales como el vacío, el suicidio, aborto, alcoholismo, drogas y sexo desenfrenado.
Justo en el quinto cuatrimestre de la carrera en Ciencias de la Comunicación, atravesaba por una de mis recurrentes crisis existenciales. Todos las tenemos, unos con mayor frecuencia que otros. Así pues, llegó a mi vida en el momento exacto en que creí que la sensación del vacío sólo existía en mis neuronas.
Con una historia que plasma la realidad de los jóvenes universitarios, no importaba si eran los ‘60 o el nuevo siglo que estaba comenzando, José Agustín me dio una luz en la oscuridad. Entonces comprendí que la condición humana es la misma al paso de las épocas. Los seres de ayer y hoy, sienten, se angustian y se ilusionan, sufren o gozan, se estresan y se calman, se rebelan, se conforman y se inconforman, se resisten o se adaptan.
Suele ocurrir que nos acordamos de la gente cuando pasa algo que causa sorpresa en más de diez. Así que ahora seguramente José Agustín se pondrá de moda. Aprovecha para leer: “Ciudades desiertas”, “De perfil”, “Tragicomedia” y “Cinco de chocolate y de fresa”.
Reportera. Adicta a las historias de vida, el cine, la música y las redes sociales. Orgullosamente universitaria de la Facultad de Ciencias de la Cominicación de la..