Uno no tenía que conocer a Rubén Espinosa para sentir terror al leer la noticia que había sido asesinado junto con cuatro jóvenes en el interior de su departamento en la ciudad de México, a donde había encontrado refugio tras huir el 9 de junio por las amenazas que recibió por parte del gobierno de Javier Duarte en Veracruz.

El caso ha levantado una ola de indignación, de hastío entre periodistas y sociedad. Tras el crimen cientos se han expresado en redes sociales y en las movilizaciones, marchas y protestas para exigir justicia tanto en la capital del país como otros estados.

De acuerdo con el blog Clases de Periodismo, Rubén Espinosa Becerril, corresponsal de Cuartoscuro y de la revista Proceso tenía casi 600 seguidores en su cuenta de Instagram y más de mil 400 fotos. Aquí algunas de sus últimas fotos:

En las últimas horas del martes, Gregorio Jiménez, Veracruz y #HastaquerenuncieDuarte, ocuparon los primeros lugares en las tendencias en Twitter de la región de Puebla. El asesinato del periodista que trabajaba para Notisur y Liberal del sur se suma a la ola de crímenes contra los “obreros de la información”. Y es que ser reportero de nota roja es ya un oficio de alto riesgo.

No es un secreto que en la entidad vecina el crimen organizado gobierna y atemoriza a los habitantes comunes y corrientes. Muchas veces se ha reportado que en esa región, tal como en el norte del país, se impone la ley del más fuerte. Luego entonces, resulta ofensivo que las autoridades veracruzanas pretendan descartar como línea de investigación el trabajo periodístico que Gregorio realizaba y que solía trastocar intereses de personas vinculadas con giros negros y otras actividades ilícitas.

Las manifestaciones para esclarecer este homicidio no se han hecho esperar, la noche del martes quienes desde el pasado 5 de febrero denunciaban la desaparición de Gregorio ya desfilaban por plazuelas para reclamar al gobierno de la entidad al mando del priísta Javier Duarte pues aunque ya hay cuatro detenidos no están dispuestos a aceptar la versión de que su muerte se debió a “problemas personales”.

A continuación un recuento breve del sentir en redes sociales:

Cuando le di seguimiento al Festival de Cine de Cannes de este año, me llamó la atención que una película mexicana abriera la muestra del séptimo arte en esa ciudad francesa. Después me inquietaron las noticias sobre el hecho de que la violencia retratada en el filme Heli hubiera ocasionado que algunos críticos y cineastas se salieran de la sala de cine. Y al final quede impresionada porque el creador de la cinta, el guanajuatense Amat Escalante, fue reconocido por el jurado encabezado por el afamado Steven Spielberg como el mejor director.

Con tamaño premio y con tal polémica, lo único que me quedo fue esperar a que la película se estrenará en las salas de cine de México. Eso sí… sabía que habría que tener los ojos abiertos porque tales productos siempre llegan con meses de retraso a nuestro país y con una o dos copias que sólo se exhiben por el par de semanas reglamentario y en horarios poco accesibles.

Y así es. Heli está por cumplir dos semanas en la cartelera de Puebla. Con solo dos copias: una en La Noria y otra en la sala VIP de Angelópolis. Con sólo tres proyecciones al día que obligan a un asalariado común a una de tres opciones: volarse la comida, fugarse antes de que concluya la jornada laboral o bien, desvelarse un poco.

Yo elegí la última opción, con todo y que dudaba que las imágenes que pudiera ver en Heli me dejarían un mal sabor de boca que podría extenderse hasta mis sueños o mejor dicho, mis pesadillas.

Quienes asisten al cine sólo por diversión y entretenimiento al fiel y puro estilo de Spielberg dirán que es una “espantosa película”. Sin embargo, resulta genial para quienes intentamos no cerrar los ojos ante la realidad que está consumiendo a México, a quienes nos duele pensar que en el norte y centro del país, los cadáveres colgados, las cabezas en las carreteras y la tortura de familias humildes que viven el “daño colateral” del crimen organizado es ya parte de la rutina.

Heli, es una cinta de ficción situada en una comunidad cercana a León, Guanajuato (donde nació el propio Amat). Parte de la idea romántica de una niña puberta de 12 años que es novia de un cadete militar. Nada alejado de la realidad, a él sólo le interesa el “faje”, mientras que ella lo ve como una ve a los hombres a esa edad, así que no duda en aceptar la propuesta de fugarse a Zacatecas para casarse y por fin completar el acto sexual.

Curiosamente, en la cinta no figura ningún narcotraficante como los vimos en El Infierno o Miss Bala. La violencia, la corrupción y el crimen parte de los propios militares, de las propias autoridades, hecho que aterra porque es nuestra triste realidad.

No voy a contar la película porque es obligado ver cómo las cosas se descomponen y van desencadenando situaciones que se viven en comunidades en medio de la nada de la mayoría de los estados donde gobierna el tráfico de drogas.

La fotografía es excelente y la dirección retrata el silencio que es testigo de lo que está pasando. Más allá de esta historia de ficción, lo que Amat Escalante quiere mostrar al mundo –entre otras cosas - es cómo en los propios hogares se consiente a seres que han perdido el gen de la sensibilidad y que así están educando a nuevas generaciones, además de cómo la condición humana va adecuándose al ambiente para sobrevivir bajo la simple, llana y trillada premisa: la violencia genera más violencia.

No por su gente, sus tradiciones y hermosas playas. Sino por la desfachatez que caracteriza a su gobernador, el vecino incómodo de Puebla. El mismo que este martes recibió, y anunció con pompones, el reconocimiento por su labor en defensa de la seguridad e integridad de los periodistas de este estado.

Sin mayor empacho, Javier Duarte, recibió el reconocimiento de la Asociación Mexicana de Editores de Periódicos en el municipio de Boca del Río en Veracruz, a pesar de que tan sólo durante su sexenio han sido asesinados nueve comunicadores.

Incluso, tres periodistas están desaparecidos desde hace más de un año, y varios más han tenido que abandonar el suelo veracruzano ante las amenazas a su integridad y familia por parte de las bandas del crimen organizado, y en algunas veces por las autoridades locales.

De acuerdo con la organización Artículo 19, de los nueve asesinatos contra periodistas en el mandato priista, cinco corresponden al año 2012. Entre ellos se encuentra el de la reportera del Semanario Proceso, Regina Martínez Pérez, acontecido el 28 de abril, cuyo caso fue declarado como homicidio por robo.

El resto de los comunicadores fallecidos es: Guillermo Luna Varela, de Veracruz News; Gabriel Huge Córdova, de Notiver; Esteban Rodríguez Rodríguez, de AZ; y Víctor Manuel Báez Chino, de Milenio El Portal.

Al conocer sobre el reconocimiento al mandatario, el director de Artículo19, Darío Ramírez, afirmó para el diario digital Sinemabargo.mx: “Es una evidencia más de lo mal que está el periodismo en México. En ningún lugar del mundo se premia a la autoridad por la labor que debe a hacer. Además la evidencia dice que Veracruz es el lugar más peligroso de América Latina para periodistas. Evidentemente este premio chayotero es una burla a todos los periodistas que han sido asesinados y desaparecidos en el estado”.

Después de que se dio a conocer la triste noticia del asesinato de las periodistas Ana María Marcela Yarce Viveros y Rocío González Trápaga, el servidor de la página de la revista Contralínea se saturó, por lo que debieron ofrecer el servicio informativo a través de su muro en Facebook.

El atroz crimen ocurre en el marco del V Informe de Gobierno del Presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa, lo cual propició que en Twitter el hashtag #JuicioaCalderón desplazará a #VinformedeGobierno.

Una vez confirmado su deceso, en los medios poblanos destacó el nombre de Marcela Yarce Viveros, ya que aparte de ser fundadora y reportera de Contralínea, es originaria de Puebla, estudió en la UPAEP y también formó parte de la generación número 27 del CENHCH.

Entre los comentarios que recibió la revista proliferaron las frases de repudio e indignación por el hecho que se suma a la ola de violencia que priva en México y que incrementa la cifra de feminicidios, mismos no terminan de esclarecerse. Aquí algunos:

“¡Que terrible noticia! ¿Y hasta cuando???????????????? Y el informe del presidentucho sera color de rosa, hecho en el país de las maravillas”.

“QUE ASCO DE TIPEJOS QUE “MANEJAN” ESTE PAÍS”

“Es una noticia que duele profundamente, enviamos un abrazo solidario a todxs lxs familiares desde Monterrey. Justicia!”

“PROFUNDO PESAR Y DOLOR, POR ESTE ACONTECIMIENTO,,,, DOS COMPATRIOTAS MÁS CAÍDAS EN ESTE SEXENIO DE ESTOS CARNICEROS DESPRECIALBLES ENCABEZADOS POR FELIPE CALDERÓN… Y TODO PARA FAVORECES A POTENCIAS EXTRANJERAS….. ¡SOLIDARIDAD Y APOYO A LA REVISTA CONTRALÍNEA!”

“Un fuerte abrazo al equipo de Contralínea. Exijamos que se esclarezcan estos crímenes. Ser periodista en México es tan riesgoso como serlo en Irak”.

“¡No basta con exigir justicia! El gremio necesita esa UNIDAD que tanto carece, así sea sólo aquellos compañeros que actúan y se atreven a evidenciar el poder político de nuestro país. No obstante, va este indignado reclamo y clamor en pos de la organización no sólo del gremio sino de toda nuestra grande comunidad: ¡castigo a los culpables ya!”