“Perú podría seguir la ruta de México”, estas siete palabras despertaron mi curiosidad cuando las leí en el sumario de la nota que aparecía en la portada del diario Peru21 el miércoles 29 de diciembre de 2010.
En la travesía por la riqueza cultural de ese país sudamericano, aprovechamos para empaparnos un poco de sus costumbres, sus creencias y su sistema político. Seguramente Ronald, nuestro guía, podría haber pensado ¿por qué este turista no hace preguntas normales?. Y es que mi novio, periodista de izquierda al fin y al cabo, lo atacaba con preguntas sobre El Sendero Luminoso y otras linduras de los movimientos sociales en ese país.
En todos los sitios nos ofrecieron el famoso “mate de coca”. En Cusco, nos ayudó mucho a revivir después del famoso “mal de altura” que a la mayoría de los turistas suele darnos por aquello de que esta pintoresca ciudad está ubicada más de 4 mil metros sobre el nivel del mar.
La hoja de coca está por todos lados. Es un remedio natural. Es un hierba que incluso los antiguos Inca bebían para conectarse con los Dioses. “Para hacer la droga se necesitan 50 kilos y un procedimiento muy largo”, nos aclaró otro de los guías ante la creencia de que no dejarían pasar en el aeropuerto la caja de te que nos disponíamos a llevar entre los souvenirs.
El Perú, como lo llaman sus nativos, colinda con Colombia pero parece que lo que más le preocupa es encaminar su realidad a la que vive México, en donde los cárteles de la droga se disputan la plaza en medio de una espeluznante guerra de cadáveres.
“Bomba de Tiempo”, se titulaba la nota que Daniel Yovera en los últimos días de 2010 escribió para Peru21. En su contenido, el periodista daba cuenta de que al igual que en 1990, el actual presidente peruano, Alan García, dejará al país como el primer exportador mundial y, quizá, como el primer productor de cocaína.
A continuación el penoso fragmento en que hace referencia a México.
“El presidente Alan García no dejará al país sumergido en una imparable inflación, como en 1990, pero, como ocurrió al final de su primer gobierno, dejaría una bomba de tiempo llamada narcotráfico, amenaza que en los últimos cinco años este gobierno no fue capaz de detener. Ahora, esta bomba podría explotarle en la cara a quien asuma el máximo cargo a partir del 28 de julio próximo. El combate contra las drogas de este gobierno es un tremendo fracaso, es una bomba atómica que va a estallar y que nos podría acercar a México si no se hace nada”, coinciden los estudiosos del tema Rubén Vargas y Jaime Antezana.