Hoy se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. De acuerdo con el INEGI, Puebla se ubica en el sexto lugar nacional en cuanto a casos de féminas agredidas de una u otra manera, es decir de manera física, verbal, psicológica o sexual.
Según este instituto especializado en la demografía en suelo poblano una de cada dos mujeres que tienen o han tenido una pareja, han sido agredidas por ella en algún momento de su vida marital.
Lo terrible del caso no es solamente que a estas alturas, hombres y mujeres sigan arreglando sus diferencias como los caníbales machistas o prehistóricos, sino que (con el mundo de información que hoy contamos) más del 69% de las mujeres que padecieron violencia física o sexual por parte de su pareja, no recurrió a ninguna autoridad.
Pero el asunto no para en el maltrato por “amor”, es decir, el que alude al típico “Pégame pero no me dejes”, ya que en 2006, un total de 291 mil mujeres fueron agredidas por algún familiar diferente de su esposo o pareja.
Ahora bien, en este día en que todo mundo andará presumiendo su moñito morado como estandarte de que están del lado de las frágiles féminas a las que no nos deben tocar “ni con el pétalo de una rosa”, también vale la pena recordar a las mujeres valientes que, en medio del caos que impera en ciudades tétricas como Ciudad Juárez han decidido fajarse los pantalones y agarrar el toro por los cuernos.
Se trata de dos amas de casa que semanas atrás fueron elegidas para dirigir las comisarías ejidales de El Vergel y Villa de Luz, cargos que a raíz de la violencia no han querido ser ocupados por hombres.
Estas mujeres, junto con Marisol Valles García, quien ocupa la Secretaría de Seguridad Pública en el municipio chihuahueño de Praxedis G. Guerrero, controlarán la seguridad de zonas conflictivas, donde la pugna entre los cárteles de las drogas está latente.
Olga Herrera Castillo, del comisariado Villa Luz, y Verónica Ríos Ontiveros, de El Vergel, han decidido, pues, poner orden entre mil 500 habitantes de una zona en la que ya no sólo hay que cuidarse de los capos de la mafia sino también de las mujeres sicarias que se han unido al crimen organizado.
Si quieres escuchar lo que llevó a este par de damas a ocupar los puestos de seguridad en tiempos de guerra, dale play al siguiente video.