Posts Tagged ‘cartelera’

Guten Tag Ramón

Jueves, Septiembre 18th, 2014

Silenciosa, escurridiza y sin hacer tanto alarde, la película Guten Tag Ramón se ha logrado colar en la taquilla de cine mexicana por cuatro semanas. Algo importante para las cintas que no son fabricadas en Hollywood y que no cuentan con un aparato mercadológico que les haga el camino más fácil. Mención aparte su manufactura México – Alemania, un protagonista desconocido y un tema cero comercial.

Sin embargo, el trailer nos llamaba a muchos cinéfilos a estar pendiente de su estreno y no perder la oportunidad de ver una historia rosa que se agradece en tiempos en los que queremos creer que las buenas personas sí existen y que no hay barreras imposibles de romper, como en este caso las fronteras y el idioma.

La historia del director Jorge Ramírez Suárez, nos presenta a un noble Ramón en el cuerpo del actor mexicano Kristyan Ferrer, a quien siempre se le “ceba” su intento de cruzar “pal otro lado” en busca del sueño americano. Movido por su amigo “El Güero” decide cambiar la ruta y mirar hacia el otro lado del charco, hacia Alemania, porque allá está la tía de su cuate y cuenta que le va muy bien, no hay “migra” y oportunidades sobran. La cosa se pone interesante cuando toca el timbre de la casa de la susodicha y resulta que ya no vive ahí.

Hace años, yo también me aventé como Ramón a tomar un avión que aterrizó en el Aeropuerto de Frankfurt, mi estancia era corta y el motivo era vacacional. Mi alma descansaba en que mi amiga que residía en Alemania llegaría por mí. La mayoría del tiempo ella me comunicaba con el mundo, cuando estuve sola intentaba hacerme entender en mi inglés lento y creo que lo conseguía un poco, cuando de plano no me fluía recurría a las señas.

Guten Tag Ramón (Buenos Días Ramón) ya suma casi 53 millones de pesos recaudados en taquilla con casi un millón 2 mil 300 boletos vendidos en todo el país. Las aventuras y desventuras de este joven ubicado en una pequeña comunidad de Durango entretienen, no se trata de una cátedra de la realidad en el norte del país, el fenómeno de la migración y las buenas conciencias; más bien es una fábula bien lograda en la que cada quien se queda con lo que quiere: los paisajes y calles alemanes, la calidad de las personas que luchan por cambiar su realidad, la naturaleza humana por sobrevivir en un entorno adverso o la necesidad de compañía en el ocaso de la tercera edad.

Guten Tag Ramón es la opción de fin de semana para quienes gustan de una sala tranquila que no esté repleta de gente que llena las butacas movidos por la moda y que suelen hacer comentarios fuera de lugar que no permiten que uno disfrute la película. De hecho, me atrevo a pensar que serán sus últimos días en cartelera poblana pues en la cadena Cinépolis sólo quedan 10 funciones, repartidas dos en cada complejo: Crystal, Angelópolis, Cruz del Sur, Bulevard y La Noria.

Noé

Martes, Abril 1st, 2014

Comienzan a llegar a la cartelera poblana los estrenos más esperados para 2014. Este fin de semana se estrena la segunda parte de El Capitán América, sin embargo, si se quiere evitar las salas llenas de chamacos, recomendaría esperar al lunes o martes y meterse a ver Noé.

La película de Darren  Aronofsky es un curioso experimento que uno debe observar detenidamente para poder tener tema de conversación, sobre todo en estos tiempos de Cuaresma en los que resulta que todo mundo diserta sobre religión.

Hay que empezar por mencionar quíén es el creador de esta cinta. Darren Aronofsky fue el que nos perturbó con Pi: el orden del caos, Requiem por un sueño y El Cisne Negro. En todas ellas explota las luces y sombras del ser humano, así que no dudó en dejar su sello en el legendario personaje extraído de un pasaje biblíco.

Resulta que desde pequeño, Darren habría querido hacer una película del episodio de la Biblia en que un hombre, famosamente conocido como Noé, fue elegido por Dios para salvar a un par de cada especie ante el exterminio de la humanidad cuyas almas pérdidas tendrían que morir ahogadas por un diluvio que él mandaría. Hasta ahí la profecía del dominio popular.

Cuando uno nace en cuna católica como la mía no suele cuestionar más. Y la paz mundial en parte se debe a que no nos enfrancasmos en discusiones sobre temas religiosos pues nadie sale bien librado de éstas. Sin embargo, la versión de Darren obliga a que uno se pregunte qué va a pasar. Si bien, sabemos que lloverá y todos se ahogarán, durante el trayecto de la cinta, uno se va inquietandose por ¿cómo va a meter a todos los animales?, ¿cuánto va a tardar en construir el arca?, ¿y luego cómo se va a reproducir la humanidad?, ¿cómo es que el mal se cuela hasta nuestros días?, etc, etc.

Y es que se ve la cinta como un relato humanizado y ya no como un pasaje literario o cuento fantástico. Tal vez ese fue mi error, pues al verla con esta perspectiva, el filme me resulta una “pachequez” pues vemos ángeles convertidos en hombres gigantes de piedra con super poderes, yerbas para sedar a todos los animales que solitos llegaron al lugar de la embarcación, entre otras rarezas. Por cierto, para la filmación no se usó ni un solo animal, así que todo es recreación digital. En este sentido, Noé, mezcla efectos visuales a la altura por los que la cinta vale la pena, aunque queda a deber si la ubicamos en la categoría fantástica como Harry Potter (en donde también hay humanos, ángeles y dominios).

Por lo que toca a las actuaciones, Russell Crowe cumple bien pero no hace nada más allá de lo que hayamos visto (me quedó con la revelación que ofreció en Los Miserables). En la misma situación está Jennifer Connelly y Anthony Hopkins: buenas actuaciones. Los que hicieron un esfuerzo por librarse de “Hermione Granger” (Harry Potter) y “Percy Jackson” son Emma Watson y Logan Lerman. Ambos convencen como actores secundarios y con sus respectivos trabajos puede que logren que Hollywood los tome en cuenta para películas de adultos.

Hay que aclarar a los fieles católicos que Noé no es un filme tipo Ben Hur o Los Diez Mandamientos, ni otra que se haya limitado a reproducir un pasaje de la Biblia. Se trata de una versión libre escrita por el propio Darren de la mano de Ari Handel. Esto para evitar decepciones o malas impresiones.

Lo interesante de este Noé, es la evolución que va teniendo el personaje, de ser un simple mortal, pasa a ser un hombre bondadoso que rescata a una niña huérfana, luego se asume como el elegido para salvar a la especie, ello lo lleva a ser obediente para con El Creador (como se le menciona en el guión) al grado de tornarse en un fanático religioso que está dispuesto a matar a sus propias nietas, lo que lo convierte en el villano de la familia.

Más allá de cuestiones de religión, el propio Darren ha declarado que con la cinta quiere hacer una analogía de un fin del mundo hipótetico no causado por la perversidad de la condición humana sino por el descuido del hombre hacia el planeta, por aquello del cambio climático y sus consecuencias irreparables.

Dallas Buyers Club

Lunes, Marzo 17th, 2014

La semana pasada tuvimos en cartelera poblana cinco de las nueve nominadas al Oscar como Mejor Película: Gravedad, Philomena, 12 años de esclavitud, Her (Ella) y Dallas Buyers Club. Otras tres ya habían tenido sus semanas de éxito: Capitán Phillips, Escándalo Americano y El Lobo de Wall Street. De esta manera sólo hay una que no ha llegado a México: Nebraska.

Sin embargo, pareciera que los premios, el alarde y el glamour de la Academia de Hollywoood poco importan a los cinefilos poblanos pues mientras las oscarizadas sólo tienen una sala – con apenas dos o tres funciones en horarios poco flexibles - en un par de complejos cinematográficos, las palomeras 300, Need for Speed, La Aventura Lego, Peabody & Sherman o Tarzán, inundan las marquesinas con más de 10 proyecciones diarias cada una por plaza.

Valga mi análisis de cifras alegres como parteaguas para escribir sobre lo genial que me pareció la película Dallas Buyers Club, mal traducida para mi gusto como El Club de los Desahuciados.

Sobre el guión basado en la vida de Ron Woodroof, sobre la precaria producción que va muy acorde a la recta final de la década ochentera, sobre todo eso están dos personas: Matthew McConaughey y Jared Leto, ambos le dieron a la película del director canadiense Jean-Marc Vallée, dos de los tres premios Oscar que cosechó el pasado dos de marzo: Mejor Actor y Mejor Actor de Reparto. El tercero fue el reconocimiento a Maquillaje y Peluquería, cuyo presupuesto sumó apenas 250 dólares.

Después de 15 años de ser uno más de los galanes de cara bonita de Hollywood y una decena de melosas películas de comedia romántica y papeles cliché, un día de 2010 Matthew McConaughey despertó y decidió que quería trascender. Así que después de Los fantasmas de mis ex novias (2009) se sentó en su casa a esperar un guión que le diera a su carrera un vuelco de 180 grados. De entrada tuvo que perder 20 kilos, quedar en los huesos y meterse en el cuerpo de un electricista, vaquero mujeriego y homofóbico, cínico, sin escrúpulos, tramposo, adicto al sexo, el alcohol y las drogas.

Pero si Mattew nos deja con el ojo cuadrado, quien no nos permite parpadear cada que sale a cuadro es Jared Leto. El vocalista de la banda de rock 30 Seconds to Mars contagia de su tristeza escondida debajo del maquillaje, los labios pintados de rosa encendido, las pestañas postizas, el escote y la minifalda. Enfundado en el travesti Rayon (quien será usado por el protagonista para conseguir clientes), Leto conmueve, divierte, conecta con hombres y mujeres por igual sin caer en el patiño común al que obliga casi siempre un personaje amanerado.

La idea de Dallas Buyers Club nació en 1992, meses antes de que el verdadero Ron Woodroof muriera a consecuencia del VIH, siete años después de que se le diagnosticara. Fue Craig Borten quien reunió 25 horas de grabación de una entrevista de tres días al cowboy, lo que se tradujo en un guión de cine.
Después de casi 20 años en busca de un atrevido director, por fin fue Vallée inició la aventura con un corto presupuesto y una producción paupérrima que obligó a filmar sólo en 25 días con una sola cámara.

La cinta no se pierde en la pelea entre un enfermo desahuacido de sida (los médicos le dieron sólo un mes de vida) y el gobierno de Estados Unidos que busca impedir que lucre con el consumo de opciones de cura alternativas, pues en 1985 lo único permitido – y estaba en fase de prueba - para beneplácito de la industria farmacéutica era el AZT, el cual barría con todo y las contadas células sanas que un moribundo podía tener.

La historia se centra pues en la lucha de supervivencia que emprende al consultar a curanderos, laboratorios médicos y científicos de México, China o Alemania. Si bien, Ron Woodroof quería vivir, no quería morir en la pobreza, así que ideó el club en Dallas, a donde por una inscripción mensual, el les “regalaba” medicamento a los enfermos. Una estrategia con la que cumplía su promesa de no lucrar con fármacos que ingresó de manera ilegal por la aduana estadounidense.