Adiós a los príncipes
Martes, Junio 19th, 2012No fui corriendo a ver el estreno de Blancanieves y El Cazador porque ni me simpatiza “Bella”, o sea Kristen Stewart; ni tampoco muero por la musculatura de “Thor” en el cuerpo de Chris Hemsworth.
Luego entonces, dejé que las salas se desintoxicaran un poco de los adolescentes y pubertos y al final acepté ver la película para poder ampliar mi cultura general y tener tema de conversación con algunos cuantos de los millones de espectadores que han dado a la taquilla millones de dólares.
Como supongo que ya muchos la vieron no hay problema en adelantar algunas conclusiones. Tres cosas hay que destacar de esta versión del cuento que los hermanos Grimm escribieron hace casi 200 años y que hoy Rupert Sanders acopló a la realidad de la mujer del siglo XXI.
En primer lugar, esta princesa no espera a ser rescatada por nadie. Si ya Fiona en Shrek nos había dado cátedra del lado rudo de una heredera del trono, esta muchacha se queda corta, le ahorra el trabajo a los hombres y sola se las arregla para escapar de su prisión, sortear el bosque encantado y acabar con el reinado de la malvada madrastra.
Luego, resulta que como las chicas de este siglo, ya no guarda fidelidad al primer amor pues cuando cae envenenada en lugar de despertar con el beso de amor del príncipe (que en este caso es un duque), revive con el beso que le roba el primer vagabundo que encontró cuando salió de su encierro.
Y para rematar, la escena final es de la fuerte Snow White tomando posesión de su trono como Reina. Los hombres no son necesarios pues sus dos enamorados están dentro del pueblo que asiste a la coronación. Osea este cuento no terminó con el “Y vivieron felices para siempre”.
No me declaro feminista ni tampoco apoyo al machismo, siempre he preferido el término medio. Así que sí me pareció exagerado el mensaje de la Blancanieves que todo lo puede, pues en este mundo cada vez más lleno de desamor, hace falta recordarles a los hombres que los detalles, la conquista y las expresiones de amor hacia nosotras las damas, nunca, nunca tendrían que pasar de moda.