Aunque la cultura de dejar el auto y montarse en una bicicleta como medio de transporte aún no ha permeado a niveles de Europa, en nuestra Puebla de los Ángeles ya existe – y va en aumento- la comunidad ciclistas que salen a dar un paseo para ejercitarse o, en el caso de los jóvenes, emplea la bici para ir a la universidad.

Son ellos quienes en este año han organizado varias de las movilizaciones para alzar la voz y exigir sus derechos frente a los atropellos de los automovilistas o la falta de espacios y ciclovias para poder transitar libremente.

Mención aparte merecen todos aquellos que no tienen la voz para manifestarse pero que sí padecen a los microbuseros y cafres que “les echan” la unidad sin el menor tacto. Me refiero a los carteros, mensajeros, obreros y tamaleros que humildemente emplean la bici como un medio no sólo de transporte sino de trabajo.

Basta refrescar la memoria y recordar el caso que levantó polémica en mayo pasado, cuando el subdirector de Vialidad Estatal, un tal Florencio Vázquez Padilla, violó las leyes de tránsito al rebasar a un auto por la derecha, lo que ocasionó que arrollara a un ciclista llamado Santiago Fernández Hernández que circulaba en el cruce de las avenidas Cadete Vicente Suárez y Fidel Velázquez. La historia concluyó con el pago de un millón de pesos por parte del funcionario estatal a quienes los automovilistas tuvieron que detener en su intento por darse a la fuga y con traumatismo craneoencefálico para el ciclista de 40 años, quien incluso pasó unos días en estado de coma.

Alfredo Vela, en su sitio infografiasencastellano.com nos comparte la siguiente imagen que detalla de manera excelente uno a uno de los depredadores de los ciclistas.