Por mí, que se acabe el mundo
Viernes, Mayo 20th, 2011Si Harold Camping, pastor del grupo cristiano evangélico Family Radio, tiene razón y, en efecto, en unas horas el Apocalipsis consume al planeta, deberíamos sentirnos aliviados. Sí. Que no cunda el pánico, así como hace siete mil años un diluvio limpió la faz de la Tierra, una sacudida al globo terráqueo no caería mal.
Mientras todo mundo se desahoga en las redes sociales escribiendo qué harían antes del fin del mundo con ideas convencionales que, nunca, nunca, nunca concretan en los hechos, mejor relajémonos y pensemos ¿qué nos perderíamos si después del 21 de mayo la vida humana se extinguiera?
De entrada aquellos diez mil que han pagado entre tres mil y 500 pesos, por ver a Chayanne mover el cuerpo al ritmo de “Provócame”, en el Complejo Cultural Universitario, pues se la perderían después de casi cinco años de espera. Y ya no hablamos de los que cuentan las horas para comprar sus boletos para ver a Shakira “aunque sea de lejitos” para bailar el Waka Waka con la colombiana más cotizada.
El 21 de mayo de 2011 también está antes del verano y todos los estrenos de cine que se avecinan. Linterna Verde, Capitán América y Harry Potter y las Reliquias de la Muerte: Parte II, programadas para el 17 de junio, 15 de julio y 22 de julio, respectivamente simplemente no llegarían a la pantalla grande. Siguiendo con estos peliculones, vayámonos despidiendo no de nuestra familia (a quienes veremos en el Juicio Final) sino de los X-Men: First Class cuyo estreno está previsto para el 3 de junio, el regreso de los “diabólicos” Pitufos o los Los Muppets de antaño que por fin recobrarán vida en julio y noviembre, respectivamente.
Y qué decir del novio de Demi Moore, Ashton Kutcher, cuya aparición en “Two and a Half Man” ya esperamos los seguidores de la serie después de que Charlie Sheen ha sido expulsado de ese paraíso.
Pero no todo es banalidad. Ojalá si se acabará el mundo mañana para ahorrarnos el suplicio de escuchar a los presidenciables que ya se truenan los dedos por iniciar la campaña (oficial) y recitar sus somníferos discursos en pos de ocupar la silla en la que hasta este viernes todavía se sienta Felipe Calderón.