Cuidado con las expectativas de La Dictadura Perfecta

28.10.2014

No fue de mi total agrado La Dictadura Perfecta. Yo le pondría un 8. Para mi gusto La Ley de Herodes y El Infierno han estado mejor contadas, son ácidas pero digeribles, plagadas de sarcasmo e ironías que hacen que uno pase de la risa al llanto en una misma escena.

La última cinta de Luis Estrada resulta un cuento de la vida real en el que deja mal parada a la poderosa televisión, en concreto a Televisa. En sus dos primeros fines de semana en cartelera, muchos llegaron a la taquilla corriendo movidos por ese amenazante “veto”. Querían verla antes de que la censurara Emilio Azcárraga o el propio Enrique Peña Nieto. Otros más suponían erróneamente que las escenas estarían plagadas de situaciones chuscas que caricaturizaran a los personajes políticos que mecen la cuna en que duerme la democracia mexicana.

Esas expectativas infladas por la publicidad alternativa – alejada del marketing rosa de Televisa y cobijada en los medios opositores al imperio de Azcárraga – propició que muchos salieramos de la sala de cine con la insípida sensación de que algo faltó para que el guión cuajara.

No obstante, La Dictadura Perfecta, es una película obligada para todos los mexicanos en aras de que se sigan produciendo historias que sean una piedra en el zapato para los políticos y medios de comunicación que se regodean porque el colectivo social no dice ni pío sobre las atrocidades y farsas montadas en la caja chica.

Hay que verla para abrir más los ojos y los oídos a los contenidos que nos ofrecen los periodistas de mayor rating. No espere ir a reirse a carcajadas, porque son pocos tales momentos. Tampoco espere ver al Gober Precioso con sus botellas de cognac. Sí, se habla de momentos de pena ajena que han pasado en el México de la vida real pero no es una comedia, más bien es un drama contado muy lentamente en el que el propio Damián Alcázar no brilla tanto como sí lo hace Alfonso Herrera en su papel de “Carlos” un ingenioso y talentoso productor de televisión que es capaz de olvidar sus escrúpulos y sentido común por lograr jugosos contratos multimillonarios y alcanzar los puntos más altos del rating que indiquen que la audiencia está atrapada y enlelada con el amarillismo y morbo que desplazan a lo verdaderamente importante.

El incidente del perro a la media tarde

22.10.2014

¿Cómo le vamos a decir a Galia que Milah ya no está con Max? ¿Cómo decirle que dejo de respirar en un abrir y cerrar de ojos entre el neumático de un auto y los brazos de su hermano de 11 años?

Pensaba si existirá el cielo de los perros. Lo gogleé. Y encontré que más de uno ruega porque así sea. Yo también.

Nunca he tenido un perro. Ni se me antoja. Pero tuve un hermano que nació con más amor y compasión hacia los animales que a su familia o a los seres humanos en general. Así que - como suele hacer con todas sus responsabilidades -, delegó el cuidado de su última mascota a su hijo mayor.

Milah llegó a acompañar a Max en el cambio de casa. Él decía que era su única amiga en la nueva colonia a la que se mudó con sus abuelos. En cuatro meses, la perrita nunca se halló en otro rincón de la casa que no fuera debajo de la cama de él. Dormían y amanecían juntos. Yo temía que un día se volviera alérgico, pero no hubo tiempo para ello.

La tarde del lunes, como era costumbre, la Schnauzer pimienta salió corriendo para juguetear con su amo. Ambos disfrutaban correr libres bajo la llovizna. Para todos era un alivio que el puberto saliera a caminar con ella y dejara un rato el celular o los videojuegos.

El grito desgarrador de Max se escuchó en todo el fraccionamiento. Me asomé a buscarlo para cerciorarme que estaba jugando pero no lo alcanzaba a ver en el parque. Corrí del otro lado para salir al balcón pero tampoco lo veía, sin embargo escuché que unos hombres preguntaban “¿dónde vives niño?”. Así que baje corriendo para saber qué había pasado.

Creo que para todos los que aman a sus mascotas y tienen un lazo que los hace valorarlos como parte de la familia debe ser díficil verlos morir. Así que no imagino el trauma que representa para un niño recoger a su perrita bañada en sangre. Cuando yo iba a media calle, vi a Max que venía ya hacia la casa, tenía las mejillas manchadas de rojo. Respiré aliviada cuando vi que no era suya sino del pobre animal. Al llegar a la veterinaria más cercana, el doctor no tenía nada que hacer, así que todos nos despedimos de Milah.

Él lloraba, mi papá lo abrazaba y también lloraba. Mi esposo le pedía perdón por siempre corretearla para sacarla del cuarto y llevarla al jardín. Yo no encontraba palabras… hasta que pude decirle: “Dale las gracias por haberte acompañado este tiempo… va a estar contenta en el cielo de los perros corriendo a sus anchas”. Amén.

Angelópolis, Galerías Serdán y Sonata: el affair consumista de los poblanos

17.10.2014

No es que Angelópolis tiemble por los nuevos y exclusivos centros comerciales en Puebla. La plaza que hoy acapara el mayor hormiguero de novios, amigos, familias enteras y personas en general los fines de semana ya tiene competencia y muy válida. Obvio, no irá a la quiebra ni pasará de moda.

Hasta ahora, Sonata en Lomas de Angelópolis se mantiene como un paraíso para quienes odiamos las largas filas y conglomeraciones de gente. Tomar un café, degustar pizza, sushi o cortes de carne, así como comer alitas y escuchar rock en McCarthys es una delicia en la zona comercial donde uno se siente como de vacaciones en la playa pero sin el bochorno de la humedad y el agua salada. Ojalá esta paz no se trastoque con su crecimiento y con la apertura la primera semana de noviembre de las salas Platinum de Cinemex que se antojan para cubrir la demanda del Cinépolis VIP que, dicho sea de paso, siempre está lleno y hay que pelear por butacas al centro y más oferta de películas.

La semana pasada conducía de regreso a casa y una mancha de luces me llamó la atención. No atinaba a qué edificación era hasta que el domingo fui a aprovechar los 18 meses sin intereses del nuevo Liverpool en Galerías Serdán. Se ve tan cerca de Cuautlancingo pero es el mismo efecto que la Estrella de Puebla da a los colonos del sur poniente. Contrario a Angelópolis, por fin encontrar un cajón de estacionamiento no nos llevó más de 3 minutos y en los pasillos sí había gente pero no tanta como la que no tiene llenadera en la tienda de Vía Atlixcayotl. Eso sí, todo el tiempo sientes que te mueven el piso pero qué más da si se cae el edificio y mueres entre los cuatro pisos aplastada por artículos que ni toda tu vida te alcanzaría para llevartelos a tu casa.

Llevaba tiempo preguntándome a dónde iban al cine los vecinos de Valle Dorado, Las Fuentes, La Herradura y otros fraccionamientos de ese lado pues me queda claro que no se meterían al Cinemex de Soriana Del Parque (a un costado del Mercado Miguel Hidalgo y contra esquina de la temida Cuchilla), ni tampoco al que Cinépolis puso en San Jerónimo Caleras que nada más no termino de ubicar, suponía que hacían la excursión a Angelópolis. Así que el Cinemex en Mega Comercial Mexicana y Cinépolis en Galerías Serdán cumplen con los requisitos de todo estudio de mercado.

En fin, sean bienvenidos ambos polos comerciales: Sonata y Galerías Serdán. Las opciones siempre enriquecen al público en general y se agradecen en aras de nuevas experiencias de consumo en tiempos en que somos presas conscientes del marketing aspiracional, los meses sin intereses, llévelo hoy y paguelo más caro pasadomañana. Las fotomultas, la crisis de los mercados mundiales, el precio de la gasolina que sube, sube y sube, el dólar que humilla al peso mexicano, los impuestos y demás pagos para subsistir… todo eso, es lo de menos; la crisis mundial no se va a resolver por ahorrarnos lo del cine, una blusa y un par de cervezas el fin de semana.

Perdida: el lado psico de toda mujer

16.10.2014

El cineasta estadunidense David Fincher nos tiene acostumbrados al suspenso. Lo hizo en Seven (1995), El Curioso Caso de Benjamin Botton (2008), La Chica del Dragón Tatuado (2011) y La Red Social (2010). Ésta última, en la que relató la creación del fenómeno Facebook, le valió el Globo de Oro y el premio BAFTA como Mejor Director.

Su más reciente trabajo cinematográfico, Perdida, va por su tercer fin de semana en cartelera en Puebla y es una película que uno tiene que ver en el cine, así que sugiero ir antes de que la quiten pues sus proyecciones se han reducido a una o cuatro funciones por sala.

En el thriller Perdida, Fincher dirige a un colega de grueso calibre, pues Ben Affleck obtuvo el año pasado el Oscar por Argo. Así que ambos se entendieron a la perfección a la hora de llevar el best seller Gone Girl del escritor Gillian Flynn a la pantalla grande.

Affleck nos muestra a “Nick Dunne”, un galán de rancho con aspiraciones neoyorkinas que conquista con mucha melcocha y originalidad a la mimada y citadina “Amy” (Rosamund Pike). Pasan cinco años de relación que pasa del idilio al tedio y del amor eterno a la infidelidad en el matrimonio. La actuación de Rosamund Pike es exquisita. Uno termina cuestionando el grado psicótico que toda mujer lleva oculto y/o agazapado a la espera de que un cerillo prenda la mecha.

Durante 149 minutos veremos a “Nick” desesperado por encontrar a su esposa, quien aparentemente desapareció de su casa en un acto violento. Una serie de hechos lo lleva al banquillo de los acusados por el ser el principal sospechoso de la muerte de “Amy”. Uno va haciendo conjeturas durante la trama sin lograr resolver el caso porque cuando uno cree estar cerca de la verdad, la paranoica, obsesiva y controladora “Amy” aparece vivita y coleando con nuevos planes oscuros para regresarnos al punto de partida.

Del #NoBraDay al #Chichispalabanda

13.10.2014

Este lunes nos amanecimos con la novedad de que era el #NoBraDay, una iniciativa para que las mujeres anduviéramos sin sostén durante todo el día como una medida más para concientizar sobre el cáncer de mamá en este octubre pintado de rosa por tal causa.

Yo soy de las tantas que sienten un miniorgasmo cuando llego a casa y libero la presión de andar al menos 10 horas con el resorte, las varillas y los tirantes sosteniendo el busto. Siempre que puedo me pongo cómoda en una camiseta ligera y hay días en que me doy mis mañas para ir al trabajo sin brassier, así que ayer me uní a la causa con gloria y sin pena.

Sin embargo, me llamó la atención de las reacciones en Twitter. Algunas “amigas” le dieron vuelo a la hilacha y en lugar de mostrar una imagen artística o estética de cómo habían formado parte de la campaña, se soltaron el pudor y enseñaron a las “lolas” en tercera dimensión, sobre todo aquellas que pagaron jugosas cantidades por sus silicones. Del otro lado, también estaban los hombres que reclamaban evidencias del #NoBraDay y algunos hasta se molestaron porque se sintieron defraudados de no ver “bubbies” lloviendo en trending topic.

Creo que es una lástima que una causa como el cáncer de mama caiga en el morbo de los varones con el cerebro entre las piernas, así como en el narcisismo de las féminas que ponen todas sus neuronas en el tamaño de sus tetas o en cuanto pedazo de carne puedan presumir más en público.