Caminábamos por la comuna de Providencia, allá en Santiago de Chile, cuando nos topamos con una iglesia. Nos causó extrañeza que aunque era domingo, estaba cerrada. Como buenos turistas y reporteros al fin y al cabo, nos acercamos para curiosear un poco en el inmueble que teníamos en frente.

Una placa enorme situada a un costado de la puerta principal atrajo nuestra mirada. Creímos que tal vez se trataba de información que podía enriquecer nuestra “cultura general”, algo así como fechas, personajes, historia, etc. Lejos de eso, se trataba de una especie de “oración de perdón” (que a mi parecer no tiene nada de oración ni de perdón) dedicada a la “Memoria de los Niños Asesinados Antes de Nacer”.

Estoy convencida de mi formación católica, sin embargo, lo que mi familia y la vida me ha enseñado sobre Dios y su infinita bondad, dista mucho del crudo, agresivo y hasta cierto punto “chantajista”, mensaje que algunos miembros de la iglesia católica escribieron en la placa cuya foto está arriba de este texto, para reprobar la práctica del aborto. Para leer el contenido que se inscribió el 28 de diciembre de 1994 en el marco de la celebración de los Santos Inocentes, acerca la foto colocada al inicio del texto.

Gracias a Google, supimos que ese templo es conocido como la Catedral Castrense de Nuestra Señora del Carmen y es la sede episcopal del Obispado Castrense de Chile. Wikipedia nos informó que tal iglesia está destinada a los servicios religiosos de las Fuerzas Armadas y Carabineros, pero está abierta también al resto de la comunidad.

Ni 24 horas habían pasado de que José Albano Pérez Bautista alarmó a propios y extraños con su espíritu terrorista en España, cuando apareció en Facebook un “fake” de su perfil, es decir, una versión “pirata”, “hechiza” o “parodia” de este personaje que se define como una “figura pública”.

La fan page de este estudiante egresado de la BUAP no ha tenido mucho eco pues en las primeras 12 horas funcionando, apenas siete personas le dieron clic al “Me Gusta” y solamente cuatro usuarios de la red social replicaron con algún comentario.

“Che!!! vos no sos malo!!!! te equivocaste en la formaaa!!!”, escribió Natalia Varik. “¡QUE BOLÚDO! ¿NO ES CIERTO?”, comentó Pablo Ávila.

Una opinión más “fuerte” fue la de Daniel Debo Armenta quien escribió: “Pendejo!!!! no sabes que la iglesia esta llena de lo que atacas, empieza por tu iglesia llena de pederastas, maricones y pecadores… PUTO”.

El único mensaje que subió el impostor de José Albano Pérez Bautista dice: “200 litros de ácido clorhídrico y de unas 50 botellas de bromuro de bencilo con los que poder elaborar “una mezcla asfixiante”. Además, aseguró poder hacerse esa misma noche con “unos cuantos kilos” de gas cloro “para esparcirlo en ampollas de 100 mililitros”.

La información que se presenta concuerda con la biografía de este joven de 24 años que hoy está preso en Madrid para ser procesado bajo el régimen de la legislación antiterrorista. La fecha de nacimiento indica el 17 de abril de 1987, estudiante del Instituto de Química Orgánica General del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y su creencia religiosa es “ultra católico”.

Tan sólo tres días de vida tuvo la cuenta de @SorLaloRivera en Twitter. El perfil creado el 3 de junio sólo llegó a postear 74 tweets bajo el nombre de usuario “Eduardito Riviera G.”

Desde su creación, este tuitero se presentó como el “Presidente NO oficial de Puebla de los Ángeles, Santos y Querubines”, y en ese sentido sus mensajes aludían al supuesto “lado mocho” del edil oficial de la ciudad de Puebla, Eduardo Rivera Pérez.

El perfil incluyó el link http://www.soyunsanto.com (mismo que no va para ningún sitio) y la siguiente foto:

La punta de lanza del perfil fue el viaje que funcionarios poblanos, incluido el primer regidor del cabildo poblano, emprendieron la semana pasada rumbo al Burgo de Osma, España, para ser parte de la historia al acudir a la beatificación de Juan de Palafox y Mendoza.

Los tuits con los que se burlaba de la fe del edil capitalino le hicieron sumar seguidores que le seguían el juego con preguntas sobre qué estaba ocurriendo del otro lado del Océano Atlántico.

“Las calles en Madrid son hermosas y coloridas, a mi regreso a Puebla crearé un programa para pintar #1000 guarniciones en 1000 días” y “Que el #popo saco una fumarola de varios kilómetros #amimevale yo voy muy #feliz rumbo a la #madrepatria #ole #quevivapalafox”, fueron algunos de los mensajes que alegraron la jornada del viernes en Twitter.

Sin embargo, justo en la víspera del Día de la Libertad de Expresión, la cuenta en Twitter fue suspendida, lo cual debió obedecer a que “alguien” se sintió agredido y la reportó como apócrifa o spam (aquello que nadie quiere en el ciberespacio). Osea, el sentido del humor no es lo de hoy en el Charlie Hall.

Los seres humanos necesitamos un “algo” que nos guíe por la vida. No nos conformamos con el Dios que nuestros padres nos heredaron  y le buscamos más pies al gato, siempre y cuando éste no sea negro. Consulta Mitofsky le preguntó a mil mexicanos si creen o no en la suerte. A continuación los resultados más interesantes.

De entrada, en una cultura llena de tradiciones y costumbres, destaca la creencia del pueblo mexicano hacia las supersticiones y el poder que se le atribuye a ciertos objetos o eventos para atraer la buena suerte y ponernos en riesgo de mala fortuna.

Hoy en día la preservación de esta añeja costumbre encuentra su espacio en los puestos de mercado, que ofrecen a quienes los visitan la posibilidad de lograr sus objetivos, mejorar la situación económica, sentimental o de salud en la que se encuentran, a través de la compra y uso de una amplia variedad de productos como: amuletos, cuarzos, imágenes, veladoras, polvos, etc.

De acuerdo con el último estudio de la casa encuestadora de Roy Campos, para el 38% de los mexicanos, existe la convicción de que el suceso de algunos eventos pueden originar la buena o la mala suerte, esta opinión se incrementa entre las mujeres (43%), mostrando que los hombres son más escépticos a este tipo de temas (33%); las personas de mediana edad, en el nivel de escolaridad primaria e ingresos bajo y en la región norte del país es donde se acepta más este tipo de creencias.

Además, los mexicanos tienen una peculiar manera de combinar su dogma religioso y la tradición de atribuir a ciertos sortilegios la capacidad de brindarles fortuna, por una parte encontramos que para el 7% de la población basta “Creer en Dios” para lograr buena suerte, por otra parte el 5% respondió que tener una “pata de conejo”, así como encontrar un “trébol de 4 hojas” (4%) ayudan a conseguirla. Mientras que el 4% declara que “Ser positivo/ Buena actitud” y “Ser trabajador” es lo que se necesita para obtenerla.

En el caso contrario, ¿qué cosas consideramos que pueden traernos la mala fortuna?, el 7% afirmo que “Tirar la sal” y encontrarse con “Un gato negro” podrían ser los causantes de atraer la mala suerte, en tanto el 6% cree que al “romper un espejo” y el 5% se lo atribuye a “pasar debajo de una escalera”.

Finalmente para el 27% de los residentes del país es de buena suerte encontrarse un trébol de 4 hojas, tener “una pata de conejo” lo es para el 25%, en tanto el 24% afirma que “ver una lluvia de estrellas” es una señal de buena fortuna y el 21% cree que el “número 7” es una buena señal signo. Cabe mencionar que el 11% cree que cualquiera de estos objetos son de buena suerte.

FUENTE: Consulta Mitofsky

Es 2 de febrero. Día de la Candelaria. El muñeco de la rosca obligaba a los tamales, habrá quienes cumplieron con la tradición y habrá quienes hicieron como que “la virgen les hablaba”. Para convivir los mexicanos inventamos cualquier pretexto pero lo que hay que ver para creer es la imaginación que se desborda a la hora de explotar el fervor de los católicos.

Son quince figuras del Niño Dios. En esta fecha no lucen el atuendo de San Judas, San Martín o El Señor de las Maravillas. No. Hoy ya también esta efigie puede andar a la moda gracias a un grupo de 15 diseñadores mexicanos que participan en la muestra “Vestir al Niño Dios, Moda Celestial”.

Israel Labastida, es el curador de esta ingeniosa muestra que se expone en el Museo Nacional de Culturas Populares de Ciudad de México. Las vestimentas fueron creadas por diseñadores mexicanos como Julia y Renata Franco, Alexia Ulibarri, Daniel Andrade, Macario Jiménez, Lidia Lavin, Francisco Saldaña y Víctor Hernal, Arturo Ramos, José Luis González, Carla Fernández y las firmas Paulina y Malinalli, Pineda Covalín, Mancandy, TEAMO, Marvin y Quetzal y Trista.

Según los despachos informativos, estos hombres y mujeres que saben de moda, vistieron a los niños con ropajes de “alta costura” que van desde un traje típico de la comunidad indígena chamula, en el estado de Chiapas, hasta genuinos uniformes de algún equipo de fútbol, el ejército mexicano o un ordinario cholo.