Sanz, triste y cansado

Karina Cruz Ruiz / Psicoanalista

El cantante español Alejandro Sanz escribió en Twitter: “Estoy triste y cansado. A veces no quiero ni estar”. Palabras más. Bastó un tuit para encender las red flags en redes sociales y el mundo se volcó para externar su solidaridad y dar palabras de aliento al cantautor español. Pero ¿quién no ha tenido un bajón? Y, lo más importante: ¿qué hacemos con eso?. Por qué si la propia Karol G ha hecho un himno con la frase “está bien, no sentirse bien, es normal, no es delito”, prevalece un estigma aún ante este sentimiento de color azul.

De hecho, suele ocurrir que cuando alguien un día despierta y no tiene ánimo para levantarse de la cama, anda con el ánimo caído o simplemente ocurre que estamos agotados de cumplir todos los días con un trabajo, una relación, la casa, el negocio, en fin… vivir simplemente,  la mayoría va y le dice “échale ganas”. Y es que, aunque hoy el mandato capitalista nos dice que tenemos que ser felices y agradecidos con el universo, con la vida y que no tendríamos razones para estar tristes, la posibilidad de la tristeza existe como un ocaso natural al impulso vital ya sea por la pérdida de algo o tan solo porque se borre el horizonte del camino que estamos trazando. Algo así como cuando Neo en “Matrix” llega al final de la carretera y se da cuenta que ese mundo que creía verdadero no es tan real, que es una simulación.

@karinacruzruiz ¿Qué hacemos con el bajón? #psicoanalisis #psicologia #melancolia ♬ Sign of the Times - Harry Styles

Durante muchos siglos la experiencia de una gran tristeza profunda era vista como algo natural y hasta cierto punto que surgía de las entrañas mismas de lo humano, pues corresponde a la billis negra, uno de los cuatro humores que animaban al cuerpo descritos por Hipócrates, el famoso padre de la medicina. Según los griegos, melancólico era aquel en quien predominaba la “melanos choles”, una sustancia húmeda, pesada y fría.

Fue hasta el siglo XIX cuando la psiquiatría comenzó a sistematizar los estados anímicos para alinear un poco a lo humano, para determinar qué era lo normal y qué lo anormal; entonces la melancolía comenzó a esconderse, en un intento de escapar de esta clasificación y evitar que fuera condenada como un estado de locura. Sin embargo, hoy tenemos manuales repletos de tipos de depresión, trastornos, síndromes y demás enfermedades para curar esta tristeza infinita que tal vez lo único que quiere es que la escuchen, para eso está el diván.

Postdata:

“No podemos llegar al final de la vida en un estado perfecto

Tenemos que llegar al final de nuestros días derrapando y medio muertos

Sucios, cansados, gastados, heridos, doloridos, sonriendo

Y cuando nos paremos tú y yo, vida mía, y miremos hacia atrás, mi amor

Digamos los dos juntos:

Que el viaje estuvo bueno

Maldito trato,

Que dura un rato.

(El Trato, Alejandro Sanz)

Twitter @karycruiz