¿A dónde van los ex?
¿Quién no ha cantado esa de “Ojalá que te mueras” en sus momentos más ácidos y oscuros del despecho? El hit del grupo Pesado es de los más recurridos en el karaoke, en fiestas y reuniones. Todos la cantamos a ronco pecho pero… ¿y si se nos cumple? ¿Tú que harías?
Hace unos días se murió la ex de un amigovio mío. Entramos en shock. Yo ni la conocí pero sí me impactó el hecho de que una joven que no llegó a cumplir ni 30 años, que compartió momentos importantes de la vida con alguien muy cercano a mí, hoy simplemente ya no exista. ¡Qué fuerte!
Pues lo mandé al funeral, le aconsejé que llamará a la mamá de la muchacha, o que enviara un mensaje de condolencias, que sé yo. Así que me puse a pensar qué haría yo en su lugar…
Bendito Dios, creo – creo, escribí- todas mis ex suegras me quieren. Creo que les consta que quise a los ojeis de sus hijos y sí al final yo fui la que “no los supo querer” y huí pues fue porque me cansé de rogarles y se me acabó la fuerza de mi mano izquierda. Así que espero que no me corran del funeral.
Cuando una cierra por fin un círculo que se había convertido en espiral y deja de batallar con el tiempo y asumes que será éste el que se encargue de la cicatrización de las heridas de un corazón roto, no crees de verdad que nunca más volverás a ver tu ex. Supones que algún día la casualidad los reencontrará en el mercado, la parada del camión o la cola de las tortillas. Tal vez es porque no frecuento estos lugares, la razón porque no me los he topado.
En fin, hoy, Mark Zuckerberg nos ha dificultado la tarea de poner tierra de por medio o descubrir 10 años más tarde cómo el karma le cobró o le pagó a cada uno las lágrimas y desencantos, los momentos de felicidad o las enseñanzas que aportaron a nuestra existencia. Así que seguro me enteraré si enferman o la pasan mal para ir a verlos y extenderlos mi mano amigable antes de que tenga que desmayarme si algo feo les ocurre. Por lo pronto sé que están todos bien y donde deben estar.
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