El Atoyac a bordo del Rainbow Warrior
En este mes de enero que agoniza, el barco Rainbow Warrior navegó por el Pacífico mexicano como una iniciativa de la organización Greenpeace para difundir diversas propuestas para un futuro sustentable. La embarcación arribó a Mazatlán el 7 de enero y ha enclavado en los puertos de Puerto Vallarta y Acapulco. En febrero tocará la costa de Cozumel, Quintana Roo y cerrará su paso en el puerto de Veracruz, ya situado en el Golfo de México.
Aunque Puebla no tiene aguas marinas donde recibir a la tripulación ecologista, sí cuenta con una representación que participó en las ponencias de Guadalajara, dónde a través del Centro Fray Julián Garcés, se expuso una problemática legendario: el río Atoyac.
El afluente que cruza por Puebla, Tlaxcala y Oaxaca no cuenta con una planta de tratamiento para los vertidos industriales. En su reporte, los ambientalistas locales destacaron que se han encontrado en el río sustancias tóxicas como el pentaclorofenol, el cual tiene graves efectos a largo plazo pues se trata de un mutágeno, el cual causa alteraciones en el sistema inmunológico y endocrino, altera las funciones reproductivas y aumenta la susceptibilidad a infecciones.
“Se encontraron metales pesados como cadmio y cromo, así como 51 compuestos orgánicos volátiles, lo que constituye una señal de alarma debido a que muchos de estos compuestos detectados son tóxicos y están clasificados como cancerígenos o probables cancerígenos, según los parámetros de la Agencia Internacional para la Investigación en Cáncer (IARC)”, se indica en el informe presentado.
Entre las actividades que se llevan a cabo están tianguis orgánicos, proyecciones de documentales, conferencias, bicicleteadas, demostraciones del uso de energías renovables para cocinar o para recargar nuestros aparatos electrónicos.
Además de ser sustentable, este barco es muy especial porque fue construido gracias a las donaciones que cientos de personas hicieron alrededor del mundo, a través del sitio: https://dona.greenpeace.org.mx/
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