Genios muertos por sus propios inventos
La ciencia, la tecnologÃa y la comodidad que hoy tenemos gracias al cerebro de hombgre ingeniosos ha tenido su costo. Por ejemplo, la célebre Marie CurÃe terminó por verse afectada por la radioactividad empleada en sus investigaciones durante el siglo XX, asà como un multimillonario llamado Jimi Heselden, quien murió en el norte de Inglaterra en un accidente mientras manejaba uno de los productos que su empresa desarrolló: la famosa patineta eléctrica.
El portal de internet WhatPoll.com recopiló algunas de estas tragedias de la ciencia. Aquà las cinco más curiosas:
1. Thomas Midgley. Fue un quÃmico estadounidense que desarrolló tanto la gasolina como el plomo. Quedó discapacitado, debido a la intoxicación por éste último. Mantuvo su interés por la inventiva, por lo que diseñó un complicado sistema de cuerdas y poleas para instalarlas en la cama y asà poder elevarse cuando fuera necesario. Sin embargo, esta creación fue la causa de su muerte al quedar atrapado entre las cuerdas que terminaron por estrangularlo.
2. Otto Lilienthal. Fue un pionero de la aviación. Realizó más de 2 mil 500 vuelos con éxito, utilizando sus propios inventos durante cinco años consecutivos. Sin embargo, a mediados de 1896, sufrió una caÃda desde una altura de 17 metros. En el impacto se rompió la columna vertebral y un dÃa después, sucumbió a sus heridas. Sus últimas palabras fueron: “Siempre deben hacerse pequeños sacrificios”.
3. William Bullock. Es el inventor de la prensa rotativa, misma que ayudarÃa a imprimir cientos de publicaciones en el siglo XIX. Nació en los Estados Unidos y falleció mientras desarrollaba dicha máquina. Mientras realizaba un ajuste en los engranes de una rotativa del Philadelphia Public Ledger, Bullock se atoró en la prensa, la cual hirió su pierna. La falta de medicamentos y cuidados, hicieron que el hombre se enfermara de gangrena, infección que terminarÃa por matarlo mientras los médicos intentaban amputársela.
4. Donald Campbell. Corredor de autos británico; acumuló varios récords de velocidad a lo largo de su vida. Fue el único sujeto, durante los años cincuenta, en registrar marcas tanto en tierra como en agua. En busca de alcanzar más rapidez, modificó su vehÃculo acuático de nombre Bluebird K7, el cual alcanzaba los 300 kilómetros por hora. Durante una carrera logró llegar a los 330 km/h, pero el vehÃculo se volcó y terminó por matarlo.
5. Alexander Bogdanov. Desarrolló un interés por el rejuvenecimiento humano a través de transfusiones de sangre. Con la esperanza de alcanzar la eterna juventud, realizó 11 transfusiones de sangre en su cuerpo. Murió por la transfusión de sangre de un estudiante que tenÃa tuberculosis y malaria.
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