A pintar a su madre
A propósito de las fechas maternales, la revista Algarabía en su número 68 dedica un interesante artículo aquellos artistas que tenían madre y que incluso fueron plasmadas en sus lienzos de una u otra manera.
Una de las historias más curiosas es la del genial Vincent Van Gogh, quien pintó de memoria a Anna Cornelia Carbentus Van Gogh, su progenitora, a quien amaba profundamente, porque, además de extrañarla, aborrecía la fotografía en blanco y negro que tenía de ella.
“Estoy haciendo un retrato de Madre para mí. No soporto la fotografía sin color, y estoy intentando hacer uno con un color armonioso, como la veo en el recuerdo”, escribió el pintor holandés.
Y es que el creador de “La Noche Estrellada” padecía el complejo de Edipo ya que Anna había sido su primera maestra, se sentaba en el piso a pintar con su pequeño Vincent en quien, además, inculcó su propio hábito de la correspondencia.
Además, Anna es una de esas madres típicas abnegadas, no sólo vio partir más de una vez a su hijo y no siempre feliz; también sobrevivió a la muerte de su marido, a la pérdida de una pierna tras un accidente, al suicidio de Vincent y a la temprana muerte de Theo, su segundo hijo e incondicional del primero.
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