Todos los días la familia de Cecilia Monzón lleva a su hija en la memoria. Hace siete meses que la abogada defensora de los derechos de las mujeres fue asesinada en Cholula, en el Estado de Puebla. Su muerte fue un mazazo no solo para un niño de cuatro años al que le arrebataron a su madre, también fue un golpe devastador para sus padres y su hermana que la amaban profundamente. Después de un feminicidio los familiares se convierten en víctimas indirectas de la violencia que asola el país, una violencia que desgarra la vida de las mujeres y que arrasa con todo un universo de afectos y relaciones.
Juan Andrés Monzón, Cecilia Pérez y Helena Monzón llegan a la cita una tarde de finales de verano en Barcelona dispuestos a contar cómo han sido estos meses de dolor y de duelo. Juan Andrés y Cecilia no suelen hablar con la prensa, han preferido que su hija menor, Helena, que también es abogada, sea la portavoz de la familia en estos momentos tan difíciles. La oportunidad de conocerles ayuda a entender mejor quién era Cecilia Monzón en boca de sus padres: “Ceci desde pequeña siempre defendía a sus compañeros”, dice su madre emocionada. El padre recuerda que su hija y él compartían el carácter. “Yo soy abierto con todo el mundo, igual que Cecilia hija”, dice Juan Andrés Monzón. “Y el niño es igual que ella, saluda a todo el mundo”, agrega la hermana.
La custodia del hijo de Monzón ha abierto otro frente legal porque el padre del niño, el expolítico priista Javier López Zavala, es también el principal sospechoso de su feminicidio. López Zavala fue vinculado a proceso y se encuentra a la espera de que dé comienzo el juicio en su contra. Junto a él también están vinculados su sobrino, Jair ‘N’, el artífice de los disparos Silvestre ‘N’ y el exsecretario del político, Santiago ‘N’. El pasado 21 de mayo Monzón fue asesinada a balazos por dos sujetos que viajaban en moto cuando circulaba en su camioneta. El ataque fue investigado por la Fiscalía de Puebla como un feminicidio.
Aunque los Monzón tengan la custodia provisional del niño, la patria potestad sigue perteneciéndole al padre, algo que la familia está buscando revertir. La abogada ya había denunciado a López Zavala por abandono del menor e impago de la pensión alimenticia. Solo un día antes de su asesinato denunciaba en redes sociales que el político ocultaba sus bienes para no pagar y que las autoridades habían dejado su caso en un cajón por las influencias que López Zavala tenía en la Fiscalía. Las denuncias que había interpuesto Monzón fueron clave para que las autoridades detuvieran al exdiputado el pasado mes de junio.
La violencia creciente en el Estado y las amenazas que recibió la familia cuando llegaron a Puebla fueron determinantes para pedir una medida cautelar en el Tribunal Superior de Justicia de Puebla que permitiera que el niño viajase con su familia y viviera en España. Un día después de la detención de López Zavala, Helena Monzón denunció en redes sociales la persecución del coche en el que viajaba.
“Nos están siguiendo en este momento, intentan probablemente asustarnos aunque probablemente se trate de algo más”, dijo entonces. Hasta ahora no se sabía, pero su madre viajaba en ese momento con ella. “Aquello fue terrible, pasamos mucha angustia”, dice Cecilia Pérez. “¿Cómo es posible que después de todo el dolor de haber perdido a una hija, te hagan todavía más presión? Es de bárbaros”, denuncia la mujer.
Desde entonces la familia se movió rápido y con el máximo sigilo, sin levantar sospechas y con el apoyo diplomático de la Embajada española en México. “De un día para otro tomamos el primer vuelo porque teníamos miedo de que la otra parte apelara”, señala Helena Monzón. “Teníamos que volar directos y no había plazas suficientes”, relata. “Nos fuimos con lo puesto y en vuelos diferentes”, agrega Juan Andrés Monzón.
Toda la familia tiene la doble nacionalidad: española y mexicana, lo mismo que el hijo de Monzón que también tiene pasaporte español. Helena Monzón, Cecilia Pérez y el pequeño volaron juntos a Madrid, mientras que Juan Andrés Monzón y dos de sus cuñadas lo hicieron horas después en otro vuelo a Barcelona. “Nos trajimos hasta la perrita de mi nieto”, dice Cecilia Pérez. “Donde va el niño, va la perrita y se tumba con él. Ella le protege”, dice el abuelo.
“Nuestro mayor miedo era que nos impidieran viajar porque en cualquier momento te pueden meter un pleito de sustracción internacional de menores, aunque nosotros teníamos una medida cautelar ganada en México, no se había puesto en conocimiento de las autoridades españolas. Llevábamos un montón de documentos certificados y el apoyo del consulado hasta el último momento”, explica Helena Monzón. “Pero hasta que no pasas el control de aquí [España] con el niño, realmente no estás tranquila”, responde la abuela. “Yo cuando abrí la puerta de mi casa, dije ‘Dios mío, gracias’. Fue una tortura mental y estuvimos con el corazón en un puño”, comenta el abuelo del niño.
La familia sigue exigiendo tanto a las autoridades como a la opinión pública que no cierren el caso porque los implicados estén en prisión preventiva. Todavía queda un largo recorrido en los tribunales para alcanzar la justicia. “Esto no está cerrado, lo que buscamos son sentencias máximas para los detenidos”, dice la hermana. Por otro lado denuncian que la madre de López Zavala esté reclamando visitas de patria potestad para poder ver al niño. “Pedir unas visitas solo porque tienes la patria potestad y tienes el derecho a pedirlas cuando nunca has ejercido esa paternidad y cuando tu madre ni siquiera conoce al niño, es temeridad procesal”, dice la abogada. “Las visitas de ese señor, siendo generosos solo duraban 15 minutos cada mucho tiempo. Nunca tuvo interés por el niño”, asegura.
Como reacción a la pelea en los tribunales por la custodia del pequeño, un grupo de legisladoras de Puebla propuso una nueva iniciativa para suspender primero la patria potestad a los supuestos feminicidas en el Estado de Puebla y de confirmarse la sentencia, retirársela definitivamente. La medida ha sido bautizada como la Ley Monzón y todavía espera a ser votada en pleno para su aprobación. “Es frustrante que no les quiten la patria potestad a esos hombres, tantas madres que sufren y pasan por esto. Ellos son los verdugos de las mamás de esos niños y es importantísimo que se cuide a los niños”, afirma Cecilia Pérez.
Ella decidió que su primera hija llevara su nombre y ahora, en honor a todo el trabajo que realizó, la familia ha decidido crear una fundación en nombre de Cecilia Monzón para apoyar a las mujeres víctimas de violencia machista en Puebla y en otros Estados de México. “Hemos naturalizado la violencia contra las mujeres y no podemos aceptar que maten a 11 mujeres cada día”, dice la madre. “Detrás de esas muertes se hace daño también a la sociedad porque se daña a sus hijos, a sus padres. Detrás de los feminicidios hay miles de familias deshechas”, dice Cecilia Pérez.
Fuente: El País/Almudena Barragán