La vida de Luz Raquel Padilla fue segada en solo cuatro días. El sábado 16 de julio, algunos de sus vecinos decidieron arrojarle gasolina y prenderle fuego porque estaban molestos por los gritos y las patadas que Bruno, su hijo, daba a la pared. El niño tiene 11 años y está diagnosticado con autismo severo.
Por la agresión, Luz Raquel tuvo quemaduras en 90% del cuerpo, permaneció tres días en el hospital y murió este martes.
Luz, como le decían sus amigas, tenía 35 años. Se dedicaba completamente al cuidado de Bruno. Para salir adelante, era apoyada por su madre, con quien vivía en un pequeño departamento de la colonia Arcos de Zapopan, en el municipio del mismo nombre.
Debido a que corrieron a Bruno de un centro para autismo, donde lo consideraron demasiado agresivo, Luz tuvo que acceder a servicios de terapia y medicamentos por la vía privada. Por eso, era frecuente que en casa no alcanzara el dinero.
Parte del esfuerzo de Luz para completar el gasto era elaborar alcancías, junto con Bruno, para luego venderlas por internet o en bazares.
En su trabajo como cuidadora —que requería atención las 24 horas—, solo se permitía ir a su clase de meditación los sábados por la tarde y participar en la colectiva Yo Cuido México, capítulo Jalisco, para impulsar el reconocimiento de las cuidadoras y su derecho a una pensión.
Los ataques y las amenazas ocurrían desde hace tiempo, pero la violencia ejercida por su vecino y la mamá de este fue aumentando, según lo llegó a denunciar la propia Luz.
Al principio, los vecinos le gritaban groserías e insultos hacia su hijo. Luego, colocaron un cancel para que no pudiera subir de piso. Y más tarde, soltaron a un pitbull en el edificio para que la asustara y le impidiera pasar.
Pero eso no fue todo. Después, cada que Luz tenía que salir de casa por la tarde o la noche, a su regreso, los vecinos le esperaban para amenazarla de muerte. Al día siguiente, la mujer observaba en las paredes de la entrada mensajes como “Lus te vas a morir” y “Te voy a quemar”.
“Ella siempre me llamaba a la 1:00, 2:00, 3:00 de la mañana, porque continuamente recibía este tipo de agresiones por parte del vecino y de la mamá”, relató Mily, coordinadora del colectivo Yo Cuido México en Jalisco y amiga de Luz, en una entrevista para W Radio.
EL ATAQUE CONTRA LUZ
La violencia escaló hasta el punto de que, el pasado 16 de mayo, la madre de su vecino le arrojó cloro, ocasionando lesiones en su pecho y tórax. Luz acudió a recibir atención médica, donde le dijeron que tenían que atenderle las quemaduras y hacerle una cirugía en el pecho debido a los daños.
Con el parte médico, acudió a la Comisaría de Zapopan para solicitar un pulso de vida, un dispositivo que permite pedir auxilio a la policía municipal.
Sin embargo, de acuerdo con el Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de las Mujeres (CLADEM), no se le entregó porque “las amenazas que recibía por parte de ‘terceros’ no eran causa suficiente para ser beneficiaria”.
A Luz solo le habían otorgado una medida de protección y esta venció el 9 de junio, pero la violencia continuó.
Para el jueves 14 de julio, Luz tuvo que salir a imprimir materiales de Yo Cuido México y, para cuando regresó, su vecino, la madre y el tío del hombre la amenazaron. Le dijeron que si la encontraban en la calle la iban a matar. Luz reportó la amenaza, pero la policía no hizo nada, denunció Mily.
El sábado 16, Luz acudió a su clase de meditación, pero de camino a casa la atacaron en el parque vecinal. De acuerdo con los testimonios recopilados por la policía municipal, fueron cinco personas —cuatro hombres y una mujer— que se dieron a la huida.
La madre de Luz fue al sitio y su hija le dijo que su vecino fue el autor intelectual. Después, se desmayó y fue llevada a los servicios médicos. Desde entonces y hasta el momento, no hay detenidos por la agresión.
Tres días después, el martes 19, cuando Luz falleció en el hospital, la Fiscalía del Estado acudió al lugar de los hechos para recuperar evidencias.
Fue hasta este miércoles que una persona rindió declaración ministerial como testigo.
Fuente: Animal Político