Tres meses después de su irrupción en el Salón Tesorería de Palacio Nacional, el espontáneo que interrumpió La Mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador decidió salir del anonimato, pues acusó que no ha recibido ningún tipo de ayuda del gobierno federal, no sin antes aclarar que su aparición no fue ningún montaje.
Aseguró que no es militar, y el día de su aparición burló la seguridad por el estacionamiento y llegó hasta el salón de la conferencia haciéndose pasar por personal de limpieza.
José Luis González Quiñones tiene 32 años y se acepta como adicto a las drogas en rehabilitación, pero aclaró que no es “un delincuente y menos relacionado al narco”. Insistió en que su única petición es tener trabajo y que el gobierno ayude a su madre.
Esta mañana decidió sentarse afuera de Palacio Nacional para buscar que alguien le dé seguimiento a su caso, pero hasta ahora no ha obtenido respuesta y quiere hablar de nuevo con el Presidente, como lo hizo el pasado 1 de marzo en vivo, durante la conferencia mañanera.
Pero esta vez lo quiere hacer “por la buena”, sin meterse a escondidas, porque asegura que lo podría hacer nuevamente sin problemas.
“No soy parte del gobierno, soy un ciudadano normal. Antes me hubiera gustado ser militar, vine porque no le tengo miedo a nada, al que le tengo miedo es al de mero arriba, los demás no me importa. Por resguardar a mi familia nunca he sido militar. Nunca he sido funcionario de gobierno, ni policía, ni estatal ni federal, ni ministerial ni nada”, explicó.
Mientras cuenta su historia, José Luis es rodeado y monitoreado por agentes del gobierno federal, quienes escucharon su historia y le tomaron fotografías. Aún así, contó cómo ingresó a Palacio Nacional:
“El detalle: yo nada más brinqué por el estacionamiento. Pues fue mucho porque tuve que pasar muchos filtros. Pasé la noche ahí. Ya tenía varias fallas, varias entradas.
“Salí por abajo del estacionamiento y agarré los caracoles hasta allá, agarré una escoba, un trapeador y me fui haciendo como que estaba barriendo (hasta el salón Tesorería). Fue en la madrugada, me escondí donde había unas tarimas, ahí me escondí hasta que oí la voz del Presidente”, explicó.
Sostuvo que no tiene miedo y, de ser necesario, volvería a burlar la seguridad de Palacio Nacional para lograr su objetivo, pero no quiere “estar quemando entradas que en realidad puedo usar cuando ya sea el último recurso”.
José Luis contó, mientras presume su cubrebocas con el que apareció en la mayoría de los periódicos del país, que su madre está en Durango, enferma, y la casa en donde vive está en muy mal estado. Hasta ahora, no ha logrado encontrar un trabajo fijo y se gana la vida con contrataciones eventuales de albañilería, carpintería o electricista, porque no lo contratan debido a sus antecedentes que, asegura, “fueron sembrados”.
“Me mandaron con la licenciada, pero nada más me dio puras vueltas, yo lo que le exijo es hablar con él cara a cara, a solucionar mis problemas, nada más, es lo único que le pido. Me mandan con otra gente y nada más me dicen que sí y que sí, tengo escritos en mi casa donde me dicen que se van a comprometer pero no han hecho nada”, demandó.
Fuente: Milenio