La muerte del ciudadano afroamericano George Floyd en Mineápolis provocada por un agente de Policía -imputado por asesinato- ha desatado en Estados Unidos una ola de protestas, enfrentamientos y disturbios que se han extendido por todo el país.
Estas protestas han derivado en la muerte de al menos tres personas, la declaracion de toque de queda en una veintena de ciudadades de 16 estados de la Unión Americana -o incluso el “estado de desastre en Texas”-, así como el despligue de la Guardia Nacional.
De acuerdo con reportes, un agente federal murió durante un tiroteo durante las protestas en Oakland, California, en donde además otro policía resultó herido; otro de los fallecidos se trata de un joven de 19 años en Detroit, Michigan; así como de otro joven en la ciudad de Indianápolis, en el estado de Indiana.
Entre las ciudades donde se ha decretado el toque de queda está la capital del país, Washington DC, Minneapolis -ciudad donde ocurrió el abuso policial-, Los Angeles, Denver, Miami, Atlanta, Chicago, Louisville, Rochester, Cleveland, Portland, Filadelfia, Pittsburgh, Charleston, Nasvhille, Salt Lake City, Seattle y Wisconsin.
La Guardia Nacional de Estados Unidos ha movilizado o está a punto de movilizar a más de 5 mil agentes en 15 estados. Una decena de gobernadores –Minesota, Ohio, Georgia, Colorado, Wisconsin, Kentucky, Texas, Utah, Washington y Misuri– han solicitado públicamente su intervención para intentar contener los disturbios.
Incluso el Ejército de Estados Unidos ha planteado abiertamente su intervención en el conflicto.
Sólo en Los Ángeles se han producido más de 500 arrestos en las últimas horas. La ciudad entera está bajo toque de queda hasta las 05:30 de la madrugada, hora local, por orden del alcalde Eric Garcetti y la Guardia Nacional ya está plenamente operativa, mientras la Policía ha cargado en varios puntos de la ciudad contra grupos de manifestantes que han desafiado la restricción.
Otro centenar de personas han sido detenidas en Nueva York, con protestas en Harlem, Brooklyn, Queens y a las puertas de la Trump Tower — el emblema del imperio financiero del presidente de Estados Unidos, Donald Trump – en Manhattan.
Los enfrentamientos más graves se han producido en el barrio de Flatbush (Brooklyn), donde la Policía ha intervenido con porras y aerosoles de pimienta respondidos con botellazos y pedradas.
Agentes del Servicio Secreto llevaron este viernes por la noche al Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a un búnker en la Casa Blanca cuando cientos de manifestantes se reunieron ante la mansión presidencial, algunos de ellos arrojando piedras y agitando las barreras policiales. Trump pasó casi una hora en el búnker, diseñado para su uso en emergencias como ataques terroristas, según un republicano cercano a la Casa Blanca que no estaba autorizado a comentar de forma pública cuestiones privadas, y habló bajo condición de anonimato. Su versión fue confirmada por un funcionario del Gobierno que también habló bajo condición de anonimato.
La repentina decisión de los agentes reflejó el tenso ambiente en la Casa Blanca, donde pudieron oírse los cánticos de los manifestantes en el Parque Lafayette durante todo el fin de semana, mientras agentes de seguridad y del Servicio Secreto trataban de contener a la multitud.
“La Casa Blanca no hace comentarios sobre decisiones y protocolos de seguridad”, indicó el portavoz de la Casa Blanca, Judd Deere. El Servicio Secreto señaló que no comentaba los medios y métodos de sus operaciones de protección. El New York Times informó primero del traslado del Presidente al búnker.