Es pasadas las dos de la madrugada del 22 de agosto cuando Haydee Argüello y su pareja, Wilfredo Amaya, tocaron con fuerza en la puerta de la habitación de la hija de Haydee, de 15 años, en San Bruno, California, y le exigieron que abriera.
La jovencita no estaba sola: le dijo a su novio, un muchacho afroamericano de 17 años, que se escondiera en el clóset. No sirvió de nada. Amaya -el padrastro de la joven- supuestamente sacó al adolescente del armario y comenzó a golpearlo, estrangularlo y sujetarlo con una cuerda; sostuvo un machete en el cuello del adolescente y amenazó con matarlo. Argüello le puso una soga alrededor del cuello, según los fiscales.
Poco después llegó el padre biológico de la joven, Luisandor Suárez, quien se unió al ataque, durante el cual los tres adultos profirieron insultos racistas, de acuerdo con las autoridades.
Finalmente el trío liberó al adolescente, quien huyó a un hospital cercano y recibió tratamiento por lesiones que no eran mortales, de acuerdo con la policía de San Bruno. Horas más tarde el joven acudió a las autoridades a denunciar el asalto como un crimen de odio.
Ahora Argüello y Amaya, ambos de 46 años y Suárez, de 49, todos hispanos, están acusados ??de un delito de odio y otros delitos graves, como secuestro, asalto con un arma mortal y amenazas criminales, según la policía en la ciudad de San Bruno. Los tres fueron encarcelados la semana pasada sin derecho a fianza, según el diario The Washington Post.
El teniente de la policía de San Bruno, Ryan Johansen, dijo en un comunicado que la policía ejecutó una orden de allanamiento en la casa donde ocurrió el presunto asalto y reunió pruebas.
Katherine Gomez, hermana mayor de la niña, aseguró sin embargo al canal local ABC 7 que el joven golpeó a su madre.
"Entonces mi padrastro, por supuesto, no iba a permitir que alguien golpee a su esposa", dijo la joven, quien aseguró que salió de su habitación el jueves en la madrugada después de escuchar el altercado. "Trataron de detenerlo, y él estaba actuando muy violento, así que agarraron una soga para tratar de atarlo y preguntarle por qué estaba en la casa".
Un vecino declaró a esta estación local de televisión que escuchó los gritos de dolor del jovencito.
Aunque las leyes estadounidenses por lo general otorgan amplios poderes a los propietarios para defenderse de intrusos, en este caso la pregunta es si los padres actuaron con miedo genuino a un extraño o si se dieron cuenta de la relación del niño con su hija y a causa de su racismo decidieron darle una lección violenta.
“Si una persona extraña entra a su casa, tiene derecho a la moderación. Tienes derecho a usar la fuerza letal”, dijo al citado diario Ambrosio Rodríguez, abogado de defensa criminal de California. "Pero el problema aquí es...si lo estaban haciendo por razones sádicas".
Los delitos motivados por odio racial han aumentado en Estados Unidos en los últimos años, en particular bajo el gobierno de Donald Trump.
Fuente: Telemundo