Un rubio introduce un reportaje para House of News En Español, un supuesto noticiero en inglés en el que se intenta demostrar que la economía de Venezuela no está “tan destruida”, porque la ocupación hotelera para el próximo asueto de Carnaval ya estaría copada por venezolanos ansiosos por gastar dinero en las playas caribeñas. En otro video, un presentador negro muestra las ganancias que generó la Serie del Caribe, celebrada hace una semana en Caracas: 10 millones de dólares en boletos para ver los partidos de béisbol, siete millones de dólares en comida comprada por los aficionados, datos que sorprenden cuando el Gobierno ni siquiera ha precisado cuánto costó terminar en tiempo récord dos estadios con los recortes financieros que, según repiten constantemente, les han dejado las sanciones internacionales.
Los supuestos periodistas son Noah y Daren, dos avatares creados con inteligencia artificial del catálogo de más de un centenar de rostros multirraciales del software Synthesia. Como Noah y Daren, entre los avatares que ofrece la aplicación hay otros que lucen vestidos como presentadores de televisión, pero también está Dave como médico y de ejecutivo, Carlo con casco de construcción, una mujer con hiyab, una chef y hasta Santa Claus. Hace unos meses, algunos de ellos, también en su faceta de reporteros, fueron usados en una campaña de desinformación a favor de China, denunciaba hace unos días The New York Times.
Los videos de los falsos presentadores que hablan de Venezuela han ganado cientos de miles de vistas en YouTube, se volvieron virales en las redes sociales como Tik Tok y fueron insertados como publicidad pagada en la plataforma. Además, fueron difundidos en la televisora estatal Venezolana de Televisión, el principal megáfono en televisión a favor del Gobierno de Nicolás Maduro.
El chavismo ya ha echado mano de estrategias de bots y tropas de tuiteros pagados para impulsar etiquetas y enrarecer las conversaciones en las redes sociales. Ahora, cuando el mundo todavía está tratando de entender las cuitas y promesas del ChatGPT, el complejo aparato de propaganda que orbita en torno a la crisis venezolana ha incorporado rápidamente la inteligencia artificial a la artillería digital.
Con una suscripción de pocos dólares al mes, el usuario de Synthesia puede introducir un guion escrito para que el software genere el video ultrarrealista con voces disponibles en más de un centenar de idiomas y acentos y la sincronización de los labios del avatar. La empresa fue creada en 2017 por unos emprendedores e investigadores de universidades en Estados Unidos y Europa, según su web. El catálogo de avatares está hecho de “gemelos digitales”, actores que han cedido las imágenes y han recibido un pago por ello, aseguran en su sección de preguntas frecuentes. Promueven los “medios sintéticos”, que califican como “uno de los desarrollos más emocionantes que ha permitido el progreso reciente en el deep learning”, con el que buscan “empoderar a la gente” para la creación de contenidos solo con fines comerciales, pues el “contenido político, sexual, personal o discriminatorio” no es tolerado, dicen. Pero este progreso reciente también ha dado con el deepfake que está detrás de esta tecnología y que abona el terreno a la gran epidemia de la desinformación.
“La inteligencia artificial se está democratizando y se está haciendo accesible. Mucha gente tiene periodos de prueba gratuitos de estos softwares o se dejan abiertos para que el propio público la entrene con la idea de que estos videos sean cada vez más realistas”, explica Héctor Mazarri, de Cazadores de Fake News, la organización que hizo la autopsia a los videos de Noah y Daren hablando de Venezuela para dar con sus orígenes y alertar sobre una nueva campaña de desinformación del chavismo y de la difusión de datos engañosos.
“En este caso lo que estamos viendo es un intento organizado para impulsar ciertas narrativas favorables al Gobierno. Aunque un usuario entrenado puede darse cuenta de los errores, esto está hecho para que nadie esté exento de no creerlo”, agrega el periodista. “La desinformación es un problema global y tiene por objeto hacernos desconfiar de todo y polarizar, por eso necesario crear una comunidad de infociudadanos, que la gente pueda entender cómo funciona esto y ponga mucha de la información que le llega en cuarentena para así contener el impulso de replicarla o creérsela”. Para Mazarri este es apenas el comienzo de lo que viene, que incluye clonación de voces, lo que plantea grandes desafíos en la cacería de bulos a la que se dedica. “El desarrollo y la inversión ha crecido en inteligencia artificial, pero es el público el que ha potenciado ese boom, pues mientras más de usa se hace más fiable y esto genera una gran competencia entre las empresas de tecnología”.
La conquista de la conversación
Desde 2018, el Observatorio ProBox está siguiendo el comportamiento de las tendencias sociopolíticas en redes sociales en Venezuela, Cuba, Nicaragua y El Salvador. El seguimiento a la maquinaria de propaganda del oficialismo venezolano les ha permitido identificar patrones. Cada día, a primera hora del día, desde la cuenta de Twitter del Ministerio de Comunicación e Información de Venezuela se publica la etiqueta que se va a posicionar en el día gracias a un ejército indeterminado de tuiteros reales y cuentas automatizadas -la llamada tropa- que recibirán bonificaciones en dinero a través del Sistema Patria, a través del que se distribuyen pensiones y algunos salarios de la administración pública.
“Esto se hace con una intención de hacer creer en la opinión publica internacional ciertas narrativas como por ejemplo la de la etiqueta de esta semana #LasSancionesMatanSalario, que tiene ya un millón de mensajes, pero que si lo contrastas con medios independientes sabes que no es así. Principalmente se trata de generar propaganda, desviar el foco, cambiar la narrativa”, explica Estefanía Da Silva, coordinadora general de ProBox.
Durante le semana pasada, según el monitoreo que hace el observatorio, se generaron más de 10 millones de mensajes asociados al chavismo. “96,5% son mensajes manipulados que vienen de cuentas automatizadas o posibles bots. Todo se mueve a través de cuentas coordinadas de manera no auténtica”. En otro caso, con la etiqueta #LasSancionesSonContraElPueblo se generaron 1.350.000 mensajes a través de 15.392 usuarios, a los que se suman unos 5.750 posibles bots y cuentas automatizadas. Esto produce un comportamiento artificial de la tendencia. Da Silva agrega que también han registrado la participación de cuentas de Nicaragua y Cuba para posicionar etiquetas específicas, lo que les hace concluir que se trata de acciones coordinadas entre los aparatos de propaganda de esos gobiernos.
En un grupo de Telegram que agrupa a 740 tuiteros se conversaba sobre el monto de la bonificación de esta semana. Estaría entre los 96 y 120 bolívares, entre 3 y 5 dólares, según los comentarios. El Gobierno ha establecido categorías para premiar el trabajo impulsando de forma artificial etiquetas, como si fueran unas olimpiadas: bronce, oro y plata. “Deben tener en cuenta que los tuiteros se convierten en spamers para la red de microbloguin. Es por esto que el trabajo debe ser pausado para que tu cuenta no sea baneada o suspendida”, recomendaba un tutorial compartido varias veces en el grupo llamado Tuiteros Activos.
La estrategia ha convertido Twitter en un campo minado para los venezolanos. ProBox monitorea mensajes en el espectro sociopolítico del oficialismo, pero también de la oposición, la sociedad civil, cuentas anónimas y otros actores. El activismo digital por los derechos humanos o en las semanas recientes por la exigencia de un aumento de salario solo crece por oleadas, cuando la protesta también tiene su correlato en la calle. En general, agrega Da Silva, “el oficialismo conquista las conversaciones”, aunque sean entre bots, tuiteros pagados y ahora con avatares de inteligencia artificial.
Con información de El País