NBA: Equipo LeBron derrotó al Equipo Giannis en el Juego de Estrellas

Por  Staff Puebla On Line | Publicado el 17-02-2020

 

AS dio a conocer que ha funcionado. Maldita sea, el nuevo formato del All Star Game ha funcionado. Y los que lo criticamos o como mínimo nos lo tomamos a broma (ideas enrevesadas para reinventar la pólvora y todo lo demás) tenemos que empezar por ahí: tenías razón, NBA, ha funcionado. Y encantados de hacerlo: en el último cuarto hubo defensa, tiros libres sacados a empujones, protestas a los árbitros, nervios, jugadas tensas, errores inesperados, pases medidos, tiros bien seleccionados, revisión arbitral con el partido en el alambre, challenge en la jugada decisiva… baloncesto. Y excitación de un público que, siempre lo hemos sabido, prefiere un tapón en un cuerpo a cuerpo fuerte, una buena canasta conquistada a base de sudor y talento o una jugada colectiva bien hilvanada que una sucesión de alley oops, triples desde el logo y gags de red social. Que de eso también hubo de sobra, especialmente en el primer tiempo. Porque, en todo caso, de todo tiene que haber en la fiesta del All Star Game. Fiesta… pero no solo circo; también un mínimo de competición, los mejores yendo a por ello en clima de NBA más o menos real.

Además, muy apropiado, esta muy lograda nueva vitalidad competitiva (al menos en el año I) llegó en el All Star por Kobe Bryant. Y en el primero en Chicago desde que en 1988 Michael Jordan pusiera firme al equipo del Este en el descanso con su “I don’t lose in this building”: yo no pierdo en este pabellón. Si entonces él fue MVP, esta vez se llevó el premio, el primero con Kobe Bryant en su nombre, Kawhi Leonard. El alero, en algunas cosas un discípulo obvio del propio Jordan (la intensidad, el estilo defensivo, el martillo desde la media distancia) anotó 30 puntos, cogió 7 rebotes, repartió 4 asistencias, defendió con el cuchillo entre los dientes cuando hizo falta y se quedó a un triple (8/14) de los nueve que son récord en un All Star Game (Paul George, ahora su compañero de equipo, en 2016).

El nuevo formato, recuerdo: los tres primeros cuartos se juegan con el marcador a cero de inicio y tienen un vencedor individual que dona 100.000 dólares a una organización benéfica de la ciudad. Esta vez 53-41 para el Team LeBron, 53-30 para el Team Giannis y 41-41. Para el cuarto se suman los marcadores de los tres parciales anteriores (124-133 para los de Giannis), se coge el más alto (133) y se añaden 24 puntos, cifra elegida por el número de camiseta de Kobe Bryant. De esta forma, 157 acabó siendo el número de puntos que daba la victoria en la primera edición con este sistema. El Team LeBron (todos llevaron el dorsal 2 con el que jugaba Giannia Bryant) llegó nueve puntos por detrás y tenía que meter 33 por los 24 del Team Giannis, cuyos integrantes lucían el 24 de Kobe.

Durante los dos primeros cuartos no vimos nada distinto a los años anteriores, este el tercero con el formato de capitanes y sin la división Este vs Oeste. Pero en el tercer parcial se vio la primera bondad de esta nueva fórmula: un final igualado acercó los últimos segundos a una situación real de partido. Acabó en 41-41 (y los 100.000 dólares sumados a los 200.000 del último parcial para 300.000 de ese premio final) después de un celebrado conato de partido real, con algo de defensa, un triple de Jokic, un mate en alley oop de Gobert y un fallo final de Russell Westbrook. Divertido.

Pero fue en el último cuarto, el plan exacto de la NBA, cuando se vivieron los mejores momentos de un All Star Game en mucho tiempo. El Team LeBron se puso a defender y fue remontando, punto a punto, hasta que se entró (la inercia fue creando una tensión inevitable y absolutamente saludable) en unos minutos de cargas constantes de los mejores jugadores: LeBron en un lado, con Kawhi Leonard y Anthony Davis cubriéndole las espaldas en defensa, Kemba Walker primero y Joel Embiid después en el otro, con Antetokounmpo entrando en el cuerpo a cuerpo con LeBron ya sin un ápice de broma por parte de ninguno de los dos. El público vivió en pie las últimas jugadas, cada intento de llegar a esos decisivos 157 puntos en un partido que estuvo 156-155 antes de la resolución final, un tiro libre (tras fallar el primero de su serie) de Anthony Davis (nacido en Chicago) por falta de Kyle Lowry que no cambió el challenge de Nick Nurse. El Team LeBron ganó, puso mucho empeño en ello, en ese último parcial (33-22) trabajado punt o a punto, sin cronómetro y con un tiempo real de unos 45 minutos de baloncesto. Fiesta, polvo de estrellas… y baloncesto sin astracanadas. Estupendo.

Esos minutos finales fueron para las grandes estrellas, sin rotaciones y ya sin gestos de cara a la galería. Antes, durante más de dos cuartos, hubo tiempo para todos, también para el debut en un All Star de Luka Doncic, que a diez días de cumplir 21 años arrancó en un quinteto titular con James Harden, LeBron James, Kawhi Leonard y Anthony Davis. Nada menos. El esloveno jugó 18 minutos, se estrenó con un mate remontando la línea de fondo y enlazó dos triples en el segundo cuarto: 8 puntos y 4 asistencias en su primer All Star Game. El primero de muchísimos. Domantas Sabonis se quedó en dos puntos, Trae Young anotó un triple desde el medio campo para cerrar la primera parte y Chris Paul hizo su primer mate en cuatro años para enmarar un excelente partido (23 puntos, 6 asistencias) de un jugador que nunca caduca. Giannis Antetokounmpo acabó con 25 puntos, Embiid con 22 y 10 rebotes, Rudy Gobert con un notable 21+11, Anthony Davis en 20+9 y LeBron, todavía el gran patrón, con 23 puntos, 5 rebotes y 6 asistencias. Sale de Chicago a dos participaciones de Kobe (16 por 18) y tres de Kareem Abdul-Jabbar (19), con el récord de titularidades (las 16) y su tope de puntos un poco más lejos de todos los demás (385).

El tercer All Star Game de Chicago (tras 1973 y 1988), y el primero en el United Center (la era moderna) tampoco decepcionó ni mucho menos en todo lo demás: lo que rodea al partido, lo que el All Star Game tiene (casi todo, en realidad) de evento, aparato y parafernalia. La NBA homenajeándose a sí misma, sacando músculo y posando cuidadosamente para cada todo. Ahí, en el envoltorio, la noche fue un clamoroso éxito. Por ambiente, por organización y por la elegante emoción con la que se recordó a los fallecidos David Stern y Kobe Bryant. En el arranque con palabras de Magic Johnson, que tanto compartió con el segundo y que tanto vivió con el primero, de la explosión de la NBA a su trance con el VIH. Después, y con el recuerdo de Kobe hecho materia en un United Center en carne viva, del vídeo editado por Dr Dre a una actuación maravillosa de Jennifer Hudson. La cantante de Chicago concentró toda la emoción del fin de semana, en realidad de las últimas semanas, y la hizo canción, de punta a punta de un pabellón que se encogió hasta anidar en su garganta.

Después Common, otra estrella local, dirigió un precioso homenaje a Chicago (como eje un vídeo con Isiah Thomas, Dwyane Wade, Candace Parker… y un cameo de Michael Jordan) y presentó a los jugadores a ritmo de hip hop para cerrar, en la antesala de los himnos, 40 minutos en los que la NBA supo entretener y emocionar mientras mostraba lo mejor de sí misma sin un ápice de afectación y con una elegancia sincera. Después vino un partido revitalizante, con un nuevo formato que encajó como un guante en lo que necesitaba una cita cerrada, si se suma una gran noche de sábado con un excepcional concurso de mates, con mucho frío, nota muy alta y un recuerdo inolvidable para Kobe Bryant, leyenda de la NBA y de la mística de un All Star Weekend que deja Chicago con un excelente sabor de boca y pone rumbo a su siguiente parada, el Bankers Life Fieldhouse de Indianápolis. Allí nos vemos.

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