ESPN informa que Ter Stegen. Por activa y por pasiva. Mayúsculo y magnífico. Estelar en una primera parte primorosa y perfecto en una segunda sobresaliente. A través suyo se entiende que el Barça más vulgar de la temporada se llevase una victoria de oro en Praga, venciendo por 1-2 a un Slavia que mereció más suerte.
El Barça pidió a gritos la llegada del descanso en la primera mitad y suplicó el final del partido en la segunda. Superado en todos los órdenes, perdido en el campo y arrinconado de mala manera, convirtió el gran partido del último sábado en Eibar en una auténtica calamidad. Incomprensible.
Y eso que comenzó como un ciclón el Barça, presionando hasta el límite, con todas las líneas avanzadas y agobiando a un Slavia que, de pronto, se vio por debajo en el marcador. Messi recuperó un balón en los tres cuartos de campo, combinó, se fue al punto de penalti y allí esperó la asistencia medida de Arthur para darle continuidad al balón con un remate suave y ajustado que acabó en la red.
0-1 a los dos minutos, con un juego desatado, ambicioso y solvente. ¿Qué podía salir mal? Pues algo pasó. Algo inverosímil por cuanto el dominio y mando del Barça se fue diluyendo a base de imprecisiones en el pase y del empuje de un Slavia que pasó de rendido a creyente. Y que a partir del remate cruzado de Zeleny que salvó milagrosamente con los pies Ter Stegen se adueñó del partido.
El campeón checo demostró que el aviso lanzado en la víspera por Valverde era certero. No ganó por auténtica desgracia en Milán, perdió injustamente ante el Borussia Dortmund y se dio el lujo de acabar convirtiendo la primera mitad en un suplicio para el Barça, a quien Ter Stegen salvó hasta en cuatro ocasiones de gol claras.
Inseguro en defensa, el Slavia decidió avanzar sus líneas y atreverse a ir con todo arriba, jugando con una rapidez endiablada ante la que no respondía el centro del campo y hacía sufrir de lo lindo a la zaga del Barça, que apenas respondió con un remate cruzado de De Jong y dos más, sin ningún peligro de Luis Suárez, reñido con el gol de manera trágica para su equipo.
SUSTO Y SUERTE
Pedía a gritos el grupo de Valverde que llegase el descanso sin sospechar lo que le esperaba al regreso de los vestuarios. Si el entrenador exigió a los suyos una reacción, lo que ocurrió fue que el Slavia se presentó en la segunda mitad con más ímpetu y no le dio ocasión ni de respirar al Barça. Hasta que obtuvo el premio que merecía.
Una mala cobertura del centro del campo, otra, permitió a Masopust llegar por la banda izquierda y centrar raso y medido para que Boril rematase cruzado. Ya imposible para el bueno de Ter Stegen evitar un empate que hacía muchos minutos se sospechaba en el estadio. Y recién comenzaba la segunda mitad.
El 1-1 revolucionó al Slavia, más si cabe, y provocó un auténtico cortocircuito en el Barça, aturdido y sin un plan establecido para salir del atolladero. Rozó el 2-1 Soucek con un disparo que se marchó fuera por muy poco y, de pronto, tocado por la fortuna, se encontró el equipo de Valverde con ventaja en el marcador, gracias a un centro al segundo palo que tocó como pudo Suárez... y desvió a la red Olayinka.
No se rindió el Slavia y siguió sufiendo, y de qué manera el Barça, al que ni los cambios ordenados por Valverde salvaron de vivir un desenlace terrible, defendiendo como buenamente pudo esa mínima ventaja que fue suficiente al final. Después de un partido para olvidar salvado por los pelos. Pero que dejó muchas, demasiadas, dudas para confiar en Europa.